miércoles, noviembre 05, 2008

El hombre

En 1964, Irving Wallace escribió una novela titulada “El hombre”, que trataba sobre la posibilidad de que un hombre negro llegara a ser presidente de los EE. UU. Este era el texto de la contraportada:

¿Puede un negro llegar a ser presidente de los Estados Unidos? ¿Es posible que logre superar las infranqueables barreras - intereses monopolísticos, grupos de presión, racismo, indiferencia, inoperancia del sistema electoral americano - que indudablemente encontrará a su paso? E incluso en el caso de que consiga franquear todos estos escollos, ¿podrá llevar adelante su empeño de transformar el país, de convertirlo en una auténtica democracia?
En EL HOMBRE, el lector hallará la respuesta a esa serie de interrogantes. Como consecuencia de un terrible accidente, y según prevén las normas de la actual Constitución norteamericana, Douglass Dilman se convierte en el primer presidente negro de los Estados Unidos.
Las repercusiones - públicas y privadas - de esta elección son inmediatas. Dilman, que está en el gobierno pero no tiene el poder, intenta llevar adelante su programa tratando de superar con decisión los problemas nacionales y las crisis internacionales, enfrentándose a la pasividad de ciertos sectores, a la incomprensión de otros y a la abierta hostilidad de sus adversarios.
Combinando hábilmente realidad y ficción, Irving Wallace confirma su talla de excepcional novelista y logra darnos un diagnóstico crítico y contundente sobre uno de los más graves problemas que tiene planteados la nación norteamericana.


Hoy recordé la existencia de este libro, está descatalogado, así que lo he pedido por internet a una librería de segunda mano.

Nadie sabe qué pasará en esta legislatura, cómo podrá Obama resolver la difícil situación que se va a encontrar, nadie sabe si podrá hacerlo, si será un buen presidente o no, pero lo que sí es cierto es que hoy se abre una esperanza, la esperanza de que las cosas puedan cambiar a mejor, y eso es algo que nadie puede negar. Es un día histórico.
Acabo de enterarme del fallecimiento del escritor Michael Crichton, a los 66 años de edad, víctima de un cáncer. Murió ayer, el día de las elecciones estadounidenses.

8 comentarios:

JOSÉ ROMERO dijo...

En México hemos seguido con especial interés la elección del nuevo presidente estadounidense, pues como sabes, se dice que si Estados Unidos estornuda, a México le da gripa. Obama tendrá, al parecer, mayoria en el Congreso, lo que quizás le permita gobernar mejor. Si las grandes corporaciones, especialmente las de Guerra lo dejan. Veremos...

Idea dijo...

Miguel, una reflexión que comparto y una esperanza que se impone necesaria.

Elena Casero dijo...

Como bien dices, ha sido un día histórico, un hecho sin precedentes. Confiemos en el buen hacer, por todos, por las esperanzas.

Anabel Rodríguez dijo...

Me parece interesantísima la propuesta que realizas, muy lúcida y adecuada a las históricas circunstancias en que estamos inmersos.
Besos

Petrusdom dijo...

Ya podría ser tan histórico como la caída del muro de Berlín, que no se quedáse en un acontecimiento doméstico y cambie el rumbo de los EE.UU. en el mundo.
Estoy contigo en lo esperanzado.

Nota: hablas de una librería de segunda mano por Internet, estaría muy agradecido si dieras la dirección.

Saludos cordiales.

Miguel Sanfeliu dijo...

Por internet hay varias librerías interesantes. Yo suelo consultar iberlibro (www.iberlibro.com).

Gracias por los comentarios. Ahora nos queda esperar y ver qué pasa. Crucemos los dedos.

Un abrazo.

Clarice Baricco dijo...

Si viviera Wallace, ¿qué diría?
Luis leyó el libro, yo he leído dos del autor pero no el que mencionas.
El tiempo nos dirá quien es el nuevo presidente.


Abrazos.

Graciela

Francisco Ortiz dijo...

Qué oportuna recuperación: el arte sirve para la anticipación. Me temo que esa novela tirará por el best seller, de todas formas, y es también lo que temo de esta victoria de Obama: que el ruido se coma todo lo demás y veamos de nuevo que el poder siempre está lleno de hipotecas, de gente a la que agradecer y contentar. Ojalá me equivoque. PD: Por cierto, ¿ha hablado alguien de la labor de normalización de actores y músicos negros, de su contribución silenciosa y fundamental? Nada llega porque sí.