Acaban las vacaciones y, como siempre, parecen más cortas de lo que en realidad son.
Prácticamente un mes desconectado de la vida normal. Fuera de casa. Entre Asturias y la Sierra de Madrid. Salí huyendo del calor y lo he conseguido. He agradecido la semana de frío que pasé, con el jersey a cuestas.
Pero ya se acaba. Y la rutina la tengo a la vuelta de la esquina. Me quedan unos pocos días para volver al trabajo.
Con el fin del verano llega también la revista Clarín, que en su número 70 incluye un artículo mío titulado “Sobre ideas y cuadernos”.
El final de las vacaciones se ha presentado de un modo trágico. No sólo porque en Agosto se cumplen los aniversarios de la muerte de gente como Lenny Bruce, Elvis Presley, Groucho Marx o Lady Di, sino también por la muerte casi en directo del jugador del Sevilla Antonio Puerta, porque nos dejó la actriz Emma Penella, y porque también se fueron Grace Pailey y Francisco Umbral.
Hasta José Luís de Vilallonga se ha marchado a finales de Agosto.
También habría que añadir el goteo de muertos en las carreteras, del cual hemos sido puntualmente informados con paneles electrónicos.
Sobre Umbral se han lanzado tópicos a los cuatro vientos y hemos podido ver repetidas veces el divertido episodio del programa de televisión al que acudió a hablar de su libro. La verdad es que como homenaje me ha parecido un poco triste y casi burlón. Más significativas las ausencias que las presencias.
En uno de sus textos dice, refiriéndose a Baroja, que “a uno le gustaba más el personaje que el escritor”. Pues a mí con Umbral me pasa lo contrario, me gusta más el escritor que el personaje, debo admitirlo. Su personaje siempre me resultó antipático. Sin embargo, su calidad literaria creo que está fuera de dudas (pese a algunos títulos prescindibles), y por eso mismo hubiera merecido un homenaje un poco más serio.
Dicen que murió intentando dictar un artículo, y por este motivo sus últimas palabras han quedado fuera de contexto, cargadas de misterio: “Uvas doradas”. En cualquier caso, una bella imagen.
Prácticamente un mes desconectado de la vida normal. Fuera de casa. Entre Asturias y la Sierra de Madrid. Salí huyendo del calor y lo he conseguido. He agradecido la semana de frío que pasé, con el jersey a cuestas.
Pero ya se acaba. Y la rutina la tengo a la vuelta de la esquina. Me quedan unos pocos días para volver al trabajo.
Con el fin del verano llega también la revista Clarín, que en su número 70 incluye un artículo mío titulado “Sobre ideas y cuadernos”.
El final de las vacaciones se ha presentado de un modo trágico. No sólo porque en Agosto se cumplen los aniversarios de la muerte de gente como Lenny Bruce, Elvis Presley, Groucho Marx o Lady Di, sino también por la muerte casi en directo del jugador del Sevilla Antonio Puerta, porque nos dejó la actriz Emma Penella, y porque también se fueron Grace Pailey y Francisco Umbral.
Hasta José Luís de Vilallonga se ha marchado a finales de Agosto.
También habría que añadir el goteo de muertos en las carreteras, del cual hemos sido puntualmente informados con paneles electrónicos.
Sobre Umbral se han lanzado tópicos a los cuatro vientos y hemos podido ver repetidas veces el divertido episodio del programa de televisión al que acudió a hablar de su libro. La verdad es que como homenaje me ha parecido un poco triste y casi burlón. Más significativas las ausencias que las presencias.
En uno de sus textos dice, refiriéndose a Baroja, que “a uno le gustaba más el personaje que el escritor”. Pues a mí con Umbral me pasa lo contrario, me gusta más el escritor que el personaje, debo admitirlo. Su personaje siempre me resultó antipático. Sin embargo, su calidad literaria creo que está fuera de dudas (pese a algunos títulos prescindibles), y por eso mismo hubiera merecido un homenaje un poco más serio.
Dicen que murió intentando dictar un artículo, y por este motivo sus últimas palabras han quedado fuera de contexto, cargadas de misterio: “Uvas doradas”. En cualquier caso, una bella imagen.
12 comentarios:
Bienvenido, Miguel.
Espero que te hayan tratado bien por mi tierra.
Un abrazo.
Encantada de verte de vuelta, Miguel. Es cierto que ha sido un mes de agosto triste, sobre todo los últimos días, presagiando el gris del otoño que está por llegar.
Coincido contigo en relación a Umbral. De hecho no he leído ninguno de sus libros, porque me cuesta separar el escritor de la persona. Escriptorum54 hizo una reflexión sobre este tema en su blog hace poco. Quizás te interese echarle un vistazo.
Un abrazo y bienvenido otra vez.
Uvas doradas, quizá Dama Muerte haya comenzado su comenzado su vendimia con antelación.
Estoy de acuerdo contigo, de Umbral me quedo con las letras.
Saludos.
Hola Miguel.Coincido con lo que dices de Umbral.Yo también le he didicado todo un post a éste gran escritor.
Un abrazo.
Felicidades por la publicación de ese artículo, Miguel. Me llena de sincera alegría. Un abrazo.
Las vacaciones te regalan más vida y de vuelta, te reciben en casa con la publicación en Clarìn. Maravilloso!
Bienvenida tus nuevas letras.
Abrazos
Pues ya somos dos los que estamos de vuelta.
Lo de Umbral es cierto, era una de esas personas, de las que había que separar su prosa de su persona-personaje, para no ser injustos. Y es lamentable que por un momento concreto de la absurda televisión se haya disipado gran parte de su trabajo.
Un abrazo
Migue querido
no sabes es que no tienes idea lo feliz que me siento cadavez que te veo de visita en mi casa-blog. Hoy me entero de tu columna en Clarín y sabes que, me siento tan orgullosa, tanto tanto que se me hincha el corazón porque se que es absolutamente merecido el vuelo y la expansión de tus letras, tus puntos de vista, tu increible capacidad y talento.
Te leo querido Migue y traes a mi esa imagen, ese fragmento de la realidad, ese universo infinito que busco y logro apreciar en aquellas uvas doradas...tan de mi tierra...tan de Ceres... nuestra madre tierra, la pachamama que nos regresa al útero y nos trasnforma en abono misterioso.
abrazos!
te aprecio y admiro muchísimo
Dr, debo decir que por tu tierra siempre me tratan bien, por descontado. Nosotros nos referimos siempre a Asturias como "El paraíso".
Elena, creo que ya estás mejor del brazo, lo cual me alegra. Esto de separar al autor de la obra es algo muy subjetivo y difícil. Ocurre continuamente. Umbral era un personaje arrollador que parecía disfrutar haciendo alarde de la grosería y la mala educación. Pero era un gran escritor.
Isb, la Dama Muerte no descansa ni un sólo día. Un saludo y bienvenida.
Francisco Machuca, bienvenido. He visitado tu blog y he visto el post que mencionas. Un buen homenaje.
Francisco Ortiz, muchas gracias. En este número de Clarín aparece también un artículo muy interesante firmado por ”Jorge Ordaz”. Y una entrevista a Eduardo Lago.
Clarice, sí ha sido un buen recibimiento.
Mónica, creo que el poder de la televisión para desviar nuestra atención es el pan nuestro de cada día. Y conste que la muerte del jugador del Sevilla me ha parecido muy trágica.
Pamela, ya sabes que el aprecio y admiración son mutuos. Tus fotografías son magníficas.
Un abrazo y gracias por los comentarios.
Bienvenido de nuevo, Miguel. Me has dejado helado con lo de Grace Paley. Tengo sus cuentos sobre la mesa pero no me había enterado de su muerte. Callada y esquiva, como sólo un cuentista sabe.
Un abrazo.
Miguel, no puedo dejar de felicitarte por tu publicación en el Clarín. Estoy segura de que esto es el comienzo.
Mi sueño es poder tener un libro tuyo en mis manos.
Por otra parte, una pésima noticia lo de Umbral. Fíjate que falleció el mismo día en que murió la madre de una gran amiga mía.
¿Qué habrá querido decir con lo de uvas doradas? ¿Acaso significan algo o tan sólo dijo lo primero que se le ocurrió para dejarnos intrigados?
Bueno, como dices, independientemente de que signifiquen algo o no, no deja de ser una bella imagen.
Miguel Ángel, sí, yo también me enteré a destiempo gracias al bolg de Alejandro Gándara.
¿Te has fijado que por poco no ha entrado Pavarotti en mi lista?
Rosa, ojalá tu sueño se haga realidad, jeje.
Respecto a Umbral, probablemente esas palabras serían una parte, me atrevo a especular que poco importante, de la columna que intentaba dictar. Pero se quedaron como las últimas palabras.
Un abrazo y gracias por los comentarios.
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