jueves, octubre 17, 2019

Presentación "La parte recordada"


Fue una tarde memorable. Todo un privilegio poder conversar con el gran Rodrigo Fresán sobre "La parte recordada" y el resto de la trilogía, y sobre su idea de la literatura, sus fetiches, las nuevas tecnologías, los talleres literarios, la lectura, y tantas otras cosas... Después de varias recomendaciones le pedí que nos confesara algún libro que odiara. Y sonrió, y se quedó pensando un momento, hasta que al final confesó algunos títulos. También nos contó lo que pensó cuando vio a la anterior vicepresidenta regalar a las autoridades catalanas un ejemplar de su libro "La parte inventada", algo que también relata en este último volumen.
Muchas gracias a todos los que nos acompañasteis. La librería estuvo llena de gente y es algo que se agradece. La ocasión lo merecía y me alegra que todo el mundo lo disfrutara.




Texto inicial de la presentación:

Rodrigo Fresán es un escritor argentino, afincado en Barcelona, autor de una obra muy personal que le convierte en uno de los nombres más importantes de la literatura actual. Inició su carrera con la publicación de "Historia argentina", que recibió elogiosas críticas por lo arriesgado de su propuesta. Cada libro de Fresán supone un reto para el lector. Su estilo se caracteriza por la mezcla de géneros, por las referencias de la cultura pop, por un estilo digresivo y una reflexión profunda. Entre sus títulos podríamos destacar "La velocidad de las cosas" y "Jardines de Kensington", por citar algunos. No me quiero extender con estos datos, tan sólo recalcar la importancia de Rodrigo Fresán como autor.
Es un lujo que haya venido a presentar este magnífico libro titulado "La parte recordada", tercera entrega de una de las trilogías más ambiciosas e interesantes que se hayan escrito nunca, iniciada con "La parte inventada" y seguida de "La parte soñada".
Estos tres libros son la respuesta de Fresán a la pregunta ¿Por qué escribe usted? Son un análisis desde todos los puntos de vista posibles del acto de escribir, no del oficio de escribir, sino del acto de escribir, de la necesidad de escribir. Porque, oigan, escribir es algo muy jodido. No sólo por el aislamiento que en principio conlleva, sino porque se convierte en una forma de vida, en una necesidad, incluso en una obligación que, si no la cumplimos, nos provoca un doloroso remordimiento.
Escribir significa darle más importancia a nuestra actividad mental que a nuestra actividad física, imaginar vidas posibles, preguntarnos si es más real lo que perciben nuestros sentidos o lo que inventamos, lo que soñamos, o lo que recordamos.

La mente del escritor, su mecanismo interno. Ésos párrafos que empiezan siempre con la misma frase, por ejemplo, o las diferentes alternativas que se ofrecen para la creación de un personaje, o las conversaciones escuchadas en un avión. Y todas las referencias culturales a autores, cantantes, música, películas, directores… Anoche soñé que había vuelto a Monte Karma, con la estrafalaria familia Karma, donde Penélope, la hermana loca del Escritor, o el Excritor, aúlla, mientras cabalga sobre su marido en coma y se queda embarazada, Y todo fluye con normalidad, pese a que se trate de hacer pedazos una trama y examinar sus fragmentos. A fin de cuentas, todas las historias responden a siete tramas básicas, como siete son las etapas del duelo y el protocolo de Buckman para comunicar malas noticias y las siete almas del libro egipcio de los muertos, aunque falte la octava trama, la que se pregunta sobre las otras tramas: la metatrama. Y Penélope salió con su hijo pero regresó sin él. Pero esa es una de tantas. Y el Escritor o Nextcritor o Excritor conserva siempre a Mr. Trip, ese juguete de hojalata que representa a un hombre con una maleta, que funciona a cuerda, aunque funciona al revés, y en vez de ir hacia delante va hacia atrás, como los vuelos de YesterdAir, que siempre viajan en el sentido contrario a las agujas del reloj. El joven IKEA que regresa de entre los muertos, tal vez gracias a haberse comido a su novia. Nabokov diciendo que la realidad está sobrevalorada e intentando cazar mariposas totalmente desnudo. Todo en libretas biji llenas de bosquejos y planes nunca desarrollados. Y la advertencia de que estamos más cerca de “Un mundo feliz” que de “1984”, con móviles que eliminan nuestras neuronas y nos impiden concentrarnos en lecturas largas y profundas, gente que se mueve a golpe de “likes”, cuya memoria es dominada para apropiarse de su futuro, que pretenden mantenernos en un permanente estado de estupidez.
Hipnótico. Y deslumbrante. No se me ocurre otra forma de definirlo. Uno de esos libros en los que todo transcurre dentro de la cabeza de los personajes. Donde se nos recuerda que la memoria reinterpreta el pasado, lo adorna, lo completa, incluso lo embellece. Y añora el que antes se soñase despierto mientras que ahora se insomnia dormido, iluminado por la luz azulada de pantallas LCD. Nos habla de la capacidad de recordar y la capacidad de olvidar, de los post-it, de las reglas mnemotécnicas, de las listas, de todo lo relacionado con la memoria, estableciendo conexiones, referencias, equivalencias, en las que nos reconocemos y, también, nos sobrecogemos.
Literatura en estado puro. La Literatura con mayúscula es el tema de este libro.
Encontramos todas las técnicas, las claves de la composición literaria, parece contener todos los temas de un manual: el punto de vista, la elección de los personajes, el flujo de conciencia, las diferentes historias relacionadas con lo que se está contando, el juego con el tiempo, con la estructura, con la tipografía, los cuadernos de notas, etc., etc.
Tres libros que abordan un mismo tema desde diferentes perspectivas y que tienen una estructura que podríamos denominar jazzística, con temas que se repiten de un tomo a otro, creando reminiscencias en nuestra conciencia, jugando con nuestra memoria, descubriendo todas esas conexiones y líneas que ensamblan la historia. Usando citas que se encuentran en nuestro colectivo cultural, escenas de películas, frases famosas, elementos de la actualidad.
Y escritores: "Matadero cinco", de Vonnegut, "Cumbres borrascosas", de Emily Brönte, "Suave es la noche", de Scott Fitzgerald, "Cosas transparentes", de Nabokov, “Drácula”, de Bram Stoker, “En busca del tiempo perdido”, de Marcel Proust, Saul Bellow, Cheever, Salinger, Enrique Vila-Matas, Ricardo Piglia…
Y música: Bach ("Las variaciones Goldberg"), Pink Floyd ("Wish you were here"),  The Kinks, Bob Dylan, The Beatles, Glenn Gould…
Y cine: “2001. Una odisea del espacio”, “Blade Runner”, “Blade Runner 2049”…
Y la ironía, y esa realidad en la que todo parece posible, una realidad fantástica, si tal cosa puede existir.
En este tercer tomo continúa la indagación literaria. La parte recordada no parece más fiable que la inventada o la soñada. Las tres conforman la realidad del escritor, su realidad mental, y por tanto su verdad más íntima. Nos da la fórmula: Sueño +Recuerdo = Invención.
Este es un proyecto literario de una potencia increíble, de una erudición en absoluto afectada y muy amena y divertida. Un proyecto ambicioso del que el autor sale triunfante y resulta que después de casi dos mil páginas, nos deja con ganas de más.

Luego vino la charla...

jueves, octubre 10, 2019

Presentación de Rodrigo Fresán

El próximo 16 de octubre tendré el enorme privilegio de acompañar a Rodrigo Fresán en la presentación de "La parte recordada", último volumen de su trilogía. La visita de uno de los más importantes escritores contemporáneos es todo un acontecimiento que no deberíais perderos. Será en la Librería Ramon Llull, a las 19:30 h.



Sinopsis:

Con "La parte recordada", Rodrigo Fresán cierra el tríptico cuyo tema son las tres partes que intervienen en la redacción de las vidas ficticias y en la narración de las obras reales. Partes que determinan el modo en que funciona la cabeza de un creador que ya no cree en casi nada salvo en aquellas historias en las que se aconseja tener muy presente al pasado, porque de ello depende el futuro. Esas historias a no olvidar nunca pero acordándose todo el tiempo de que lo que cuentan estará siempre -voluntaria o involuntariamente- modificado por quien las recuerda después de inventar y de soñar, aquí y allá y en todas partes.

Rodrigo Fresán nació en Buenos Aires en 1963 y vive en Barcelona desde 1999. Es autor de los libros Historia argentina, Vidas de santos, Trabajos manuales, Esperanto, La velocidad de las cosas, Mantra (Premio Nuevo Talento Fnac 2002), Jardines de Kensington (Premio Lateral de Narrativa 2004, finalista Premio Fundación José Manuel Lara), El fondo del cielo (Locus Magazine Favorite Speculative Fiction in Translation Novel 2018, USA) y del tríptico La Parte Contada, compuesto por La parte inventada (Best Translated Book Award 2018, USA), La parte soñada y La parte recordada.

El jurado de Best Translated Book Award alabó La parte inventada con la citación: «Fresán es un maestro». En 2017, Fresán recibió en Francia el Prix Roger Caillois a la totalidad de su obra por ser un «escritor atípico, transgresor e ineludible».

martes, octubre 01, 2019

Aroa Moreno - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Escribir me funciona como un amplificador de la vida: pasan más cosas ahí y las entiendo mejor. Además, me lo paso muy bien, incluso cuando escribo sufriendo, me lo paso muy bien.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Cada vez tengo menos manías. A lo que sí me he acostumbrado es a escribir temprano. Muy temprano. Creo que a esa hora todo me funciona mejor. Aunque con esas horas no basta, ese silencio me sirve muy bien para releer y señalar lo que sí y lo que no. Nunca escribo de noche. No soy nada nocturna.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Sí siento que hay algo que subyace a todo, escriba de lo que escriba, y es la interacción de lo grande con lo pequeño, de la Historia con las historias, de la política con la vida privada. Dentro de eso, que es un gran espacio, caben muchos temas.

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

No tener miedo.

5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo tienen todo planificado desde el principio?

Planificado todo desde el principio, no. Qué angustia. Pero necesito saber bastantes cosas y espacios. Dentro de esa trama, libertad. Para escribir La hija del comunista tuve que llevar las riendas muy sujetas. En el tono y en el estilo de la novela fue donde me di alas.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Esta pregunta es imposible para mí. Los libros de cabecera van cambiando. Prefiero decirte lo que hay ahora mismo sobre mi mesilla (soy muy optimista con lo de leer en la cama): Las pequeñas virtudes, de Natalia Ginzburg; Maniobras de evasión, de Pedro Mairal; El colgajo, de Phillipe Lancon y la poesía de Piedad Bonett. No los leo siempre todos a la vez, pero me gusta verlos ahí preparados.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.


Mi último libro publicado es La hija del comunista, una novela sobre la vida de una mujer, Katia, que es hija de exiliados españoles en el Berlín oriental. Es una novela sobre el desarraigo, donde la Guerra Fría apuntala el camino que sigue la protagonista. Es un libro que me ha dado muchísimas alegrías. Ahora me encuentro en plena escritura de otra novela que me gustaría acabar este año. 



Aroa Moreno Durán (Madrid en 1981) estudió Periodismo en la Universidad Complutense, especialista en Información Internacional y Países del Sur. Es autora de La hija del comunista (Caballo de Troya, 2017), novela por la que obtuvo el Premio El Ojo Crítico de Narrativa. Ha publicado los libros de poemas Veinte años sin lápices nuevos (Alumbre, 2009) y Jet lag (Baile del Sol, 2016). Es autora de las biografías de Frida Kahlo, Viva la vida, y de Federico García Lorca, La valiente alegría (ambas en Difusión, 2011). Publica una columna semanal en el periódico digital infoLibre y colabora con varios medios. 

martes, septiembre 24, 2019

Hay Festival Segovia 2019

Tampoco este año falté a la cita con el Hay Festival de Segovia, pese a que el desgaste que llevo tiempo observando va haciendo mella. Sólo acudí a cuatro eventos. Las entradas se mantienen al precio del año pasado, 7 euros. La nómina de escritores no me pareció demasiado extensa para un evento de este tipo: María Dueñas, Elisabet Benavent, Muñoz Molina, Elvira Lindo, Soledad Puértolas, Vicente Molina Foix… Resulta muy diferente a aquella primera edición de 2006.

Llegué el viernes, con amenaza de lluvia que finalmente no se cumplió. Fui directamente al Teatro Juan Bravo para asistir a la charla de la escritora mexicana Valeria Luiselli y Javier del Pino, moderados por Aurelio Martín. El teatro estaba lleno. La charla, que giró en torno al último libro de Luiselli, "Desierto sonoro", del que leyó un impactante pasaje, se centró en el ambiente de xenofobia que se respira actualmente en EE.UU. Valeria Luiselli contó que este verano su hija tuvo una enfermedad y la llevó al médico. Le dijeron que tenía que contestar primero una pequeña encuesta que se centraba casi exclusivamente en sus orígenes: ¿qué lengua hablan en casa?, ¿se identifica como hispana?, etc. Existe un temor a que los hispanoamericanos amenacen lo que consideran la esencia norteamericana.



El siguiente acto al que pensaba acudir era la charla de Vicente Molina Foix con Renato Cisneros. Acudí a la biblioteca municipal, donde estaba ubicada la sede del festival, y allí me aclararon que el acto tenía lugar en la biblioteca pública, que se encontraba a dos kilómetros de distancia, por lo que me aconsejaron pedir un taxi. Me quedé helado. Siempre había resultado posible desplazarse andando de un acto a otro. Conseguí que me cambiaran la entrada para otro evento del día siguiente y me marché.

El sábado fui por la tarde, con tiempo porque la primera charla contaba con la presencia de Charlotte Casiraghi, que firmaba junto a Robert Maggiori un libro titulado "Archipiélago de pasiones", y suponía que habría mucha gente. Yo quería colocarme en un buen sitio para poder hacer fotos del evento. Conseguí mi objetivo, aunque al parecer no querían que se hicieran fotos. No obstante, la gente  usaba sus móviles para inmortalizar el momento. Si a partir de este momento se va a prohibir hacer fotos, creo que es algo que deberían advertir en la página web del Festival.
La charla la dirigió principalmente Robert Maggiori. Charlotte Casiraghi, aunque contestó a un par de cuestiones, se mantuvo en general bastante distante, mirando al suelo con el rostro muy serio. "La filosofía es un ejercicio de paciencia, ante todo plantea la cuestión de la muerte y por tanto la relación con el tiempo no es la relación de lo inmediato", dijo ella. Maggiori criticó la actitud de Salvini respecto a la inmigración y provocó aplausos.




El tercer acto fue una charla entre Fernando Savater y Maite Pagazaurtundúa. No recuerdo ahora el nombre del moderador, pero el caso es que las preguntas se planteaban en inglés y la charla en español, por extraño que parezca. El asunto giró en torno a la comunidad europea y el problema del brexit. Fue muy interesante. Savater dijo que las comunidades son siempre egoístas, sólo los individuos pueden ser altruistas. Respecto al populismo y el nacionalismo recordó una frase de un humorista americano que afirmaba que para cada problema siempre hay una solución simple, sencilla y equivocada. Decía Umberto Eco que no hay más imbéciles que antes, pero ahora se les escucha más. Las redes sociales permiten que cualquiera pueda decir cualquier cosa y se difunda en igualdad de condiciones con pensamientos fundados y meditados. Se habló de la aparición de un libro escrito por David Cameron en el que afirma que no se arrepiente de haber convocado el referéndum sobre la Unión Europea, al parecer sufrió tantas presiones que está convencido de que si no lo hubiera hecho él, lo habría hecho otro. 




Por último, llegó el que para mí era el plato fuerte de esta edición, la causa real de que no me hubiera quedado definitivamente en casa: James Ellroy. Conversó con Guillermo Altares sobre su trayectoria literaria en general y su último libro en particular, "Esta tormenta". Habló de su fascinación por el Los Ángeles de los años 40, de su afición por el cine negro, de la grandeza de Hammet, criticó a Chandler y a Orson Wells, alabó la última película de Tarantino, dijo que su padre, cuando él tenía once años, le contó que se había follado a Rita Hayworth y que él no lo creyó, aunque con el tiempo ha llegado a la conclusión de que pudo ser cierto, dijo que escribía a mano y luego una secretaria pasaba el texto a máquina y él lo volvía a revisar, que cuida mucho el estilo, que si quieren que no escriba más que le obliguen a leer el realismo mágico y García Márquez, que odia las adaptaciones al cine de sus novelas de las que sólo le gusta el dinero que le pagaron por ello, que no se adaptarán más libros suyos al cine… Y todo lo dijo con histrionismo, levantando la voz, lanzando algún que otro grito. En el turno de preguntas pidió que nadie le preguntara sobre la realidad de EE.UU. en la actualidad, dijo que no entendía nada de política y que no tenía ninguna opinión al respecto.
Debo lamentar en este caso la poca calidad de la traducción simultánea, una lástima, ya que siempre suele ser muy acertada. 






Y ya veremos qué pasa el años que viene.

martes, septiembre 17, 2019

Carmen Peire - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

No lo sé a ciencia cierta, por necesidad, por placer, por ahorrarme el psiquiatra. Quizá esto último.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Mi costumbre: primero escribir a mano, en un cuaderno grande, bonito y nuevo, a pluma. Luego, pasarlo al ordenador y a partir de ahí puedo seguir directamente sobre el teclado.
No tengo una preferencia clara o definida. En horario, antes por la noche, ahora por la mañana o por la tarde, pero no mucho tiempo cada día.
La manía puede ser la de escribir con pluma, cada vez detesto más los bolis. Me encanta mancharme el corazón (dedo) de tinta. Me rodeo de los libros que me hayan inspirado en el último tiempo y suelo tener una foto de la habitación donde escribía Chéjov y un retrato de Kafka. Pero si no lo tengo me da igual. Un gran vaso de agua y de vez en cuando té.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Creo que la que más me afecta es la de la identidad y el lugar en el mundo, tirando a lo transfronterizo, quizá por mi propia historia.

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Escribir con el corazón y corregir con la cabeza. Pero ante todo, ser honrada conmigo misma, no engañarme ni usar fuegos de artificio, independientemente del resultado o de la aceptación. Soy ya mayor para engañarme a mí misma.

5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo tienen todo planificado desde el principio?

La historia me lleva. Yo no quiero, pero los personajes sí. Planifico una cosa y luego me llevan por otro lado, porque los personajes son unos liantes, ¿sabes? Se empeñan en crecer, en salirse de lo establecido. Son los seres más rebeldes que conozco.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

¡Es tan difícil! Si digo unos, me parece que traiciono a otros, porque he tenido mis favoritos a lo largo de los años, etapas de rusos, etapas de Albert Camus, etapas Max Aub, etapas de mitos griegos… pero bueno, en cuento, quizá los que más me influyen son Chejov, Kafka Alice Munro y Poe. También algunos cuentos de Cortázar. Y Flannery O’Connor. A lo mejor en ese orden, pero si al año que viene me preguntas digo otros. En novela, lo primero que se me viene a la cabeza, con diferencia, es el Quijote (no quiero ser petulante). ¿Y qué me dices de Galdós? Y los rusos y… pero el de cabecera, el de acompañarme por las noches, el de la mesita, el Quijote. Me lo paso bomba.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.


Lo último fue un libro de cuentos, Cuestión de tiempo, en Menoscuarto (2017). Ahora estoy con una novela, por aquello de alternar.



Carmen Peire (Caracas, Venezuela), reside desde hace años en Madrid.  Fue gestora cultural y promotora de conciertos, trabajó en el Ayuntamiento en la etapa Tierno y durante años combinó su actividad literaria con la gestión cultural y la promoción de conciertos de cantantes como  Luis Pastor, Pablo Guerrero,  Sisa, Javier Ruibal o J.A. Labordeta. Imparte talleres de escritura creativa a jóvenes. También imparte talleres de literatura africana o de género  y es presidenta de AMEIS (Asociación de Mujeres Escritoras e Ilustradoras). Tiene publicados tres libros de cuentos: Principio de incertidumbre, Horizonte de sucesos (ambos en Cuadernos del Vigía) y Cuestión de tiempo (Menoscuarto). Tiene publicada la novela titulada En el año de Electra (Evohé ediciones). Ha llevado a cabo diversas ediciones de la obra de Max Aub: Juego de Cartas, Manuscrito Cuervo,  Luis Buñuel, novela. Ha realizado también la edición de la antología Esas que también soy yo (Ménades editorial).


martes, septiembre 10, 2019

Miguel A. Molina - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

En mi caso ha sido una vocación tardía, pero sigo con ella porque me divierte y relaja. Es un buen método para escapar del estrés en el que casi siempre vivo y para mostrar cuál es mi punto de vista sobre lo que me rodea.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Soy incapaz de sentarme ante una hoja en blanco y esperar a que llegue la inspiración. En mi caso es una pérdida de tiempo. Para sentarme a escribir necesito partir de una idea previa y una vez surge me da igual donde esté. Con tener a mano una servilleta, el móvil o un trozo de papel tengo suficiente. Una manía a destacar es que todos mis microrrelatos siempre están escritos en 99 palabras.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Lo que más me gusta contar son relatos de gente corriente. Las situaciones del día a día son las historias que menos me cuesta escribir. Mi mujer dice que siempre me inclino por historias tristes, relatos en los que los protagonistas suelen acabar mal.

4.- ¿Algún principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Cuando empecé a escribir, un crítico literario me dijo que disfrutara con la escritura y olvidara esa tontería de las 99 palabras. Sé que era un buen consejo, pero hasta ahora no le he hecho caso.
Creo que para escribir algo medio decente lo mejor que se puede hacer es leer mucho y después intentarlo. En muchos casos, sobre todo al principio, lo que acaba saliendo es bastante peor de lo que esperabas, pero yo soy de los que nunca desecho historias. Siempre las guardo en el ordenador por si en un futuro puedo darle otra vuelta y sacar algo decente de ellas.

5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?

Para ponerme a escribir necesito tener un punto de partida y una idea sobre cuál puede ser el final. Hay veces en las que según escribo la historia evoluciona de forma distinta a lo planeado y el final no tiene nada que ver con la idea original. Esas son las que más me gustan.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Lo que más leo es novela y microrrelatos, hay veces que incluso complemento ambos géneros. Quizás con lo que más disfruto es con todo lo relacionado con la guerra civil. Sé que es un episodio del que se ha escrito ya mucho, pero creo que sobre ellos aún hay mucho por escribir y aprender. No tengo ningún autor fetiche, pero en el caso de la novela disfruto leyendo a Almudena Grandes y en microrrelato uno de mis autores de referencia es Manu Espada.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.

En abril de este año he publicado mi último libro de microrrelatos. Se titula Diluvio personal y ha sido publicado por la Kermesse Heroica. En él aparecen 140 historias y todas ellas están escritas en 99 palabras.

Aparte de este diluvio de microrrelatos, y aprovechando que en verano suelo tener más tiempo libre del habitual, estoy empezando a escribir una novela breve. No sé si al final seré capaz de darle fin, porque veo que me falta soltura para proyectos de este tipo, pero por ahora estoy bastante ilusionado con ello.



Miguel Ángel Molina López. Madrid (1969). Es licenciado en Química y se dedica a la enseñanza. Desde hace casi diez años escribe microrrelatos, con la peculiaridad de que siempre tienen 99 palabras. Durante este tiempo algunos de sus textos han aparecido en revistas literarias y en diferentes antologías colectivas entre las que destacan De antología, la logia del microrrelato (Talentura, 2013) e Historias de camiseta”(Micrópolis, 2019).
En 2010 autopublicó su primer libro En 99 palabras y en 2016 la editorial Baile del Sol publicó el segundo 99x99, microrrelatos a medida. En abril de 2019 ha publicado con La Kermesse Heroica su tercer libro: Diluvio personal.

martes, septiembre 03, 2019

Marina L. Riudoms - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Porque desde pequeña me ha gustado leer y, al final, he desarrollado mi propia voz.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Al trabajar a primera hora de la mañana, tengo la creencia que los textos son más lúcidos estilísticamente. Al trabajar por la noche, tengo la creencia que adquieren mayor creatividad en ideas y contenido. Al final todo queda en trabajar los textos cada día sea cuando sea sí o sí.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Las rarezas de la psicología humana en la interacción con los otros o en situaciones de conflicto. Nuestra época actual con su sistema opresor acomodado en la cotidianidad y sus movimientos socioculturales, reivindicaciones y cambios. Las inquietudes y el fracaso de expectativas.  

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Escribir, sea lo que sea. Luego, si no es bueno, ya lo descartarás o reescribirás.

5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo tienen todo planificado desde el principio?

Planificado, aunque conozco más matices sobre la historia y sus personajes al desarrollarlos por extenso.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

No son los mismos los que me han impulsado a escribir (Ann Beattie, Richard Yates o autores de la ALT-LIT como Tao Lin o Noah Ciceró) a los que han afectado mi modo de ser y mis temas (Dostoyevski, Nabokov, Lessing, Bolaño, Foster Wallace, Mary Shelley, Danielewski o Vonnegut)

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo. 

Había una fiesta es mi primera novela y último libro publicado. Es una exploración del trauma originado por distintos sustratos machistas establecidos como cotidianos; capas y capas de pensamiento asentado que llevan al drama de algo mucho más violento. Es también la historia de aquello que redime el trauma patriarcal: la amistad entre mujeres. Todo ello en un marco falsamente festivo y vacacional de adolescencia millennial. 

Actualmente trabajo en mi segunda novela, algo más ambiciosa, que tratará la confrontación en el mundo cultural cuando divergen las percepciones sobre qué es ser exitoso.





Marina L. Riudoms (Barcelona, 1983) ha pasado su vida entre libros, ya sea desde el sector editorial —ha trabajado para Génat, Jose Juan Olañeta y Penguin Random House— como desde el periodismo —escribiendo para Revista Lateral, La tribu o PlayGround, y editando en NOIR Magazine—. Aunque también se ha dedicado a la escritura literaria desde que tiene uso de razón, no es hasta ahora que se ha atrevido a dar el gran salto: Había una fiesta es su primera novela.


viernes, agosto 09, 2019

Españoles en Mauthausen

Sí, me despedí hasta septiembre, pero necesito dejar constancia aquí de una noticia que me ha impactado. 
Mi abuelo materno desapareció durante la Guerra Civil. Mi abuela lo estuvo buscando hasta que le dijeron que había huido a Francia y que una vez allí lo llevaron al campo de concentración de Mauthausen y murió en la cámara de gas. Así nos lo contó. Y todo sonaba tan terrible, pero también tan lejano.
Hoy me entero de que el gobierno ha publicado este viernes, en el BOE, los 4.427 nombres españoles contra la barbarie nazi en Mathausen.

148 valencianos murieron en Mauthausen.
Entre ellos está mi abuelo.
La lista viene ordenada por el nombre de pila. No hace falta ir muy lejos, en la segunda página:  Amadeo Brell Manzano, nacido en Valencia, murió el 30 de Noviembre de 1941, a la edad de 28 años en el campo de Gusen.
Y quedé impactado al ver su nombre. 
Pensé que debía hacer mucho frío en Noviembre de 1941.


El 5 de mayo de 1945 se liberó el campo de Mauthausen. Esta foto, que ilustra la noticia aparecida en el periódico El País, fue tomada ese día.
Mi abuelo ya llevaba casi cuatro años muerto.

En el BOE los nombres están ordenados por el apellido. Mi abuelo aparece en la página 17.
https://www.boe.es/boe_n/dias/2019/08/09/not.php?id=BOE-N-2019-544589

Busco en Wikipedia el campo de Gusen.

"Aunque la eliminación de los presos tenía lugar en todo el conjunto de subcampos dependientes de Mauthausen, en Gusen se dio un altísimo porcentaje de los asesinatos del conjunto de ellos. Como ejemplo, de los republicanos españoles llegados a Mauthausen en 1940-1945 dos tercios murieron (un 65%), es decir, casi 5000 de los 7200 españoles. Para cerca del 80% de esos 5000 españoles que perdieron la vida, Gusen fue el escenario del asesinato".

Y encuentro el siguiente cuadro:


En 1941, 500 españoles fueron gaseados en Hartheim.

En una página llamada "Medicina y holocausto", encuentro un texto sobre el castillo de Hartheim.

"Entre los asesinados en Hartheim hubo 436 españoles procedentes del cercano campo de Mauthausen. Su asesinato se llevó a cabo dentro de la conocida como operación 14f13. En ella los médicos nazis se desplazaban a los campos, identificaban a los prisioneros en peor estado de salud y los conducían a los centros de exterminio de la T4. Así se asesinó a 10000 personas más".


Esta es la imagen del castillo de Hartheim
Amadeo Brell Manzano

jueves, agosto 01, 2019

Luis Rodríguez - 8.38




Empiezo a leer 8.38, de Luis Rodríguez, y me sumerjo en un texto que me atrapa con sus escenas concatenadas, como si estuviera en un sueño sin reglas, pasando de un tiempo a otro, de un personaje a otro, recordando el placer de escuchar una buena historia. Pero lo que ocurre es que no parece haber una sola historia. Un momento, llevo treinta páginas y no soy capaz de contar de qué trata lo que estoy leyendo. Me enfrento a un narrador que se ha vuelto loco, a un hiperactivo de la palabra, a un escritor incapaz de contener el torrente literario que le viene a la cabeza, sin descanso. Y el caso es que no puedo detenerme, me dejo llevar, y me encanta, por la magia de la letra impresa, por la ensoñación de ese mundo paralelo y sin reglas que sólo es capaz de crear la literatura.

Literatura. De eso es de lo que trata 8.38. Un libro que contiene la esencia de lo que entendemos como literatura, que nos va dando valiosas claves. El inicio de Ada o el ardor, tan farragoso, o la primera escena de El espejo, de Tarkovski, con la sombra inadmisible de un micrófono, pueden ser tentaciones para abandonar una obra, pero si seguimos adelante es posible que nos encontremos con esa marca húmeda que va borrándose poco a poco, pero que nos confirma que ha ocurrido algo maravilloso. Si en una lista de nombres tachas uno, ése es el que todo el mundo intentará leer. Y un poco es lo que ocurre con este libro, intentamos averiguar qué es lo que se esconde detrás de su compleja estructura, de su verborrea hipnótica.  

"La novela es… muchas cosas, y arquitectura. Una novela es un armazón complejo con una entraña sofisticada (sean cuales sean su extensión y sencillez) y leyes propias. La arquitectura de una novela, su equilibrio y compensación, es fundamental", leemos en 8.38, comprendiendo que estamos ante un texto metaliterario, literatura que reflexiona sobre la propia literatura. Y lo hace por acumulación. Lucía Berlin, los autores que aparecieron en el mítico espacio de televisión Estudio 1, Borges y Menard, el autor del Quijote, Ludivina, la lectora de manuscritos de ochenta y tres años, los metros cuadrados de planeta que le corresponden a cada habitante, el suicidio de un caballo, Christina Olson, cómo influyen en nosotros los libros que no hemos leído, paradojas y acertijos, curiosidades reales o falsas, historias verdaderas o inventadas. ¿Puede la literatura contener la realidad, abarcarla completamente, o ésta se escurrirá todo el rato, indomable?

La novela sobre la incapacidad de escribir una novela. Luis Rodríguez escritor que se convierte en personaje para luego desaparecer y ser recordado. Luis Rodríguez que afirma una cosa y su contraria, que nos lleva por donde quiere, que explora los límites de lo verosímil, de la lógica. Que demuestra que la literatura es la mejor manera de explicar la realidad, sólo que la realidad no tiene ningún sentido.
"Todos reescribimos nuestro pasado la primera vez que lo recordamos; y las sucesivas no suponen más que pequeñas correcciones encaminadas a ensalzarlo. ¿Qué es sino escribir?"

Tres partes, tres personajes. Pablo, escritor dispuesto a escribir la novela sobre una novela no escrita por Luis Rodríguez. Jacinta, la niña de doce años nos habla de la obra de Luis Rodríguez y de su suicidio. Claudio, por último, nos habla de su vida alejada de la literatura pero inmersa en los desafíos de la cotidianidad, en los riesgos de lo cotidiano. En un momento dado, Claudio dice, hablando de una mujer: "Sara es como es. Es mil cosas, pero tú y yo solo vemos setenta, no más. Se nos escapa, por eso nos atrae". Y eso pienso yo de este libro, que se escapa y nos reta a que lo apresemos. Un libro que podríamos leer muchas veces y siempre encontraríamos algo nuevo, un detalle fundamental en el que no habíamos reparado.

Luis Rodríguez es un escritor peculiar, con un mundo propio, alejado de cualquier moda o corriente o escuela o generación. Luis Rodríguez es único. Hasta el momento ha publicado La soledad del cometa, novienvre, La herida se mueve y El relato del no. Ahora se suma este quinto libro, 8.38, la hora en que murió Dostoyevski. Cada una de sus novelas, o nivolas, plantea un reto, te sumerge en sus juegos mentales, te enfrenta a la imaginación y a su capacidad para burlarse de la realidad, de lo establecido. Luis Rodríguez es uno de los escritores mejores y más originales que he tenido la suerte de conocer. Háganse un favor: síganle la pista.


Y con esta recomendación, me despido hasta septiembre.

lunes, julio 29, 2019

Cristina Morales - Lectura fácil



Nos encontramos en un momento en que los premios literarios no ofrecen ninguna garantía. Resulta más seguro confiar en la carrera literaria de un autor, y en este sentido, Cristina Morales tiene una trayectoria digna de ser destacada. Es autora del libro de relatos "La merienda de las niñas" (Cuadernos del Vigía, 2008), y de las novelas "Los combatientes" (Caballo de Troya, 2013), "Malas palabras" (Lumen, 2015) y "Terroristas modernos" (Candaya, 2017). Anagrama publica ahora su último libro, "Lectura fácil", Premio Herralde 2018, una novela sorprendente y compleja, desvergonzada y combativa, que me atrapó desde el principio.

Las protagonistas son cuatro mujeres con discapacidad intelectual que comparten un piso tutelado en Barcelona. Sus voces se intercalan y cada una enfoca las cosas de manera diferente, componiendo una narración coral en la que se habla de opresión, de fascismo, de heteropatriarcado, de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, de los movimientos okupa, de feminismo, de integración, de rebeldía (sobre todo de rebeldía), de anarquismo, de opresión, de sexo, de sistemas y antisistemas, y se grita, se folla, se lucha, se saltan las normas, le plantan cara a la sociedad que pretende integrarlas y cuestionan sus principios alienantes. Todo el libro es un grito de libertad, un grito animal traducido en un torrente de ideas, una verborrea inacabable que incomoda y divierte a la vez. Un texto que cuestiona el concepto de normalidad y se plantea qué significa ser un inadaptado. ¿Acaso no lo somos todos en uno u otro momento, ante una u otra circunstancia?

Las cuatro protagonistas son:
Nati, 32 años, 70% de discapacidad, pensión de 1.118 euros, aquejada del síndrome de las compuertas. Es radical y combativa. Sus discursos contra el sistema son una verborrea casi histérica contra todo orden establecido. Cuando se le cierran las compuertas, como ella dice, se descontrola totalmente y pasa a lo que llama "acción directa", que básicamente consiste en soltar por la boca todas las barbaridades que le cruzan la cabeza.
Ángels, 43 años, 40% de discapacidad, 189 euros de pensión, escribe su historia con el método de Lectura Fácil, que consiste en frases cortas, sin matices ni metáforas. Sus reflexiones son de una simpleza que funciona como una especie de reducción al absurdo. Todo lo desmenuza hasta dejar al descubierto su punto de ridiculez, como cuando nos dice que no se debe decir "puta", que se debe decir "prostituta", así que unas páginas más adelante leemos: "Es lo más fuerte que me ha pasado / en la prostituta vida".  
Patricia, 33 años, 52% de discapacidad, 324 euros de pensión. La escuchamos en su declaración ante el juzgado encargado de resolver una demanda presentada por la Generalitat. A la jueza igual la llama "excelencia" que "ilustrísima", en un discurso desternillante sobre la convivencia de las cuatro mujeres. "Yo seré discapacitada al 52% y subiendo, excelencia, pero lo que no soy es tonta".
Marga, 37 años, 66% de discapacidad, pensión de 438 euros, deprimida, se masturba compulsivamente, le encanta el sexo, es lo único que le calma, por eso la Generalitat ha solicitado su esterilización. Es la única que no presenta un discurso propio, la vemos sobre todo a través de las actas de la asamblea del grupo de okupación al que pertenece.

Esta novela ofrece una experiencia literaria brutal. Resulta demoledora en muchos aspectos y, a la vez, muy divertida. Su mensaje de rebeldía, de oposición a todo lo convencional, te obliga a replantearte algunas cosas, te agita las tripas. Pero, sobre todo, es un reto estilístico del que la autora sale triunfante. Cada parte de la novela dedicada a una de las protagonistas está narrada de un modo diferente: los capítulos de Nati, en primera persona, y en perpetua indignación; los de Ángels, narrados con el sistema "lectura fácil", explicando hasta la exasperación cada concepto, para luego jugar con ellos; los de Patricia, como las transcripciones de las actas de un tribunal, una declaración de mujer colaboradora que espera recibir algo a cambio de mostrar su buena voluntad; y los de Marga, como la transcripción de la asamblea de okupas, que funciona muy bien como lectura dramatizada, con voces que se interpelan y se pierden hasta el ridículo en lo políticamente correcto. Por si esto fuera poco, en la parte central del libro se inserta un fanzine, con formato de fotocopia y recortes de revistas. Estamos pues ante una estructura muy complicada que, sin embargo, funciona perfectamente como un todo unitario, como la historia de cuatro mujeres con discapacidad intelectual, de cuatro inadaptadas ante una sociedad hostil que pretende esterilizar a una de ellas en nombre del bien social. Y el artefacto se mantiene y se lee con agrado, de forma compulsiva, sorprendiéndote de los hallazgos, de las paranoias, de los discursos que parecen enredarse para volver al mismo sitio, y siempre con un gran sentido del humor.

"Lectura fácil" me ha parecido un libro sorprendente, con una trama delirante que derrocha inteligencia, muy bien escrito, con mucha gracia y no pocos temas de reflexión. Yo he aceptado el texto como una sátira, como una crítica a las diatribas desaforadas que surgen por cualquier cosa, aunque me pregunto si era esa la intención de la autora. O tal vez para ella es un libro combativo y comparte esos discursos. Y el motivo de esta pregunta supongo que está en el fanzine. Ese fanzine en el que aparecen personas reales y críticas a planteamientos reales y que es lo único que no me ha convencido del libro. En cualquier caso, el texto ya no le pertenece. Y debo decir que mi lectura me ha fascinado.

martes, julio 23, 2019

Diego Maenza - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?
Siempre me he formulado esta pregunta, en más de una ocasión, y siempre me quedo con una respuesta a medias. Quizá no tenga una contestación precisa, pero podría aventurar una. Escribir me hace sentir libre. En mi literatura no me censuro por nada ni por nadie, ni por estilos, ni estructuras, ni temáticas, ni ideologías. Para mi literatura no hay pensamientos impuros, para mi literatura no hay temas prohibidos de tratar. Escribo para sentirme libre, quizá lo hayan dicho otros de mejor manera, pero en mi caso es la respuesta más honesta.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?
Siempre escribo de noche, cuando me desocupo de las tareas del hogar. El silencio debe ser un componente esencial a la hora de escribir. Escribo en el ordenador y corrijo a mano las hojas impresas. En las ocasiones más felices me tardo dos o tres horas en llenar apenas una página con la que me siento de momento conforme, y no me detengo a revisarla porque sé que si lo hago me pasaré toda la madrugada escarbando los desperfectos y no avanzaré. La corrección la dejo para después. Para corregir permito que pase mucho tiempo, por lo general semanas, a veces meses, en ocasiones años, y cuando regreso al texto siempre me embarga el asombro de no creer que he sido yo quien ha concebido esos párrafos, ya sea por lo decepcionante de mi escritura o porque los considero aceptables. Lo demás es corregir hasta la extenuación.
La noche tiene cierto misticismo, pero en mi contexto es más por necesidad que por superstición, puesto que si tuviera tiempo para escribir durante el día no dudaría en aprovecharlo.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Creo que ya es un tópico afirmar que el escritor debe trabajar sobre el mal como una materia maleable y aprovechar los recursos que este provee. Intento trabajar sobre el mal, desde sus diferentes variantes.
También me interesa el asalto a los géneros, el abordaje de los géneros, en todas sus acepciones, tanto en sus formalismos adosados al ensayo o la poesía, como en sus propuestas estéticas de ficción.
Como temáticas transversales me interesan las diversas formas de sexualidad, donde se guardan muchos tabús, creo que estas aparentes prohibiciones son un campo fértil para la ficción. Mi próxima novela tiene que ver mucho con esto.

4.- ¿Algún principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?
No escribir para nadie, ni siquiera para mí, sino para la historia que estoy creando. Es un principio tomado de Horacio Quiroga, pero del que me he apropiado a mi manera y lo utilizo como un axioma irrefutable. No escribir para mis lectores ya ganados, ni para captar la atención del lector del momento. Incluso pensar que puedo ser un incomprendido y que escribo para un hipotético lector futuro más hábil, no es garantía de nada. Escribo para nadie, que es una forma de decir que trato de escribir como nadie. Aclaro algo, es mi principio, y no creo que lo daría como consejo. A la escritura se llega por sendas misteriosas y cada autora o escritor debe aprender su propio errar.

5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?
Me gusta armar una estructura sólida antes de iniciar cualquier libro. Y saber de antemano los aspectos más importantes de mis personajes y de sus historias. De lo contrario me sentiría desconcertado y no sabría dirigir la narración. Lo hice con Bestiario americano, un poemario que me ha dado muchas alegrías y que recientemente ha sido traducido al italiano; lo hice con Estructura de la plegaria, una novela que aborda temas sensibles como la pederastia dentro del clero católico, así como las historias de las novicias embarazadas. En esta novela construí cada parte con un esquema en base a la liturgia católica y los pecados capitales. No obstante, el buen narrar siempre debe escapar a estos encasillamientos, y someter la literatura a una celda estructural tampoco nos conduciría a nada. Mi lucha ha sido mantener una coherencia formal al tiempo que intento evitar la fijación esquemática. No sé si lo he conseguido, pero puedo asegurar que lo he intentado, y que dejé todo de mí en la escritura de mis primeros libros.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Joyce me marcó. Ulises fue una lectura que padecí en mi juventud y que me enseñó mucho. Es una de las grandes construcciones de la literatura universal. Pero hay escritores que también me han enseñado que el armazón no lo es todo (aunque sería insulso de mi parte insinuar que Ulises es tan solo armazón, Joyce es mucho más que eso, pero espero que se entienda el punto). Son escritores que se sintieron incómodos con la rigidez de las normas establecidas y que optaron por la rebeldía, o que en apariencia son más despreocupados en su estilo y que por lo mismo desbordan en sabiduría. Ahí está Kafka, abanderando la horda de desadaptados que escogieron por estandarte el sueño y la extrañeza, al igual que Bruno Schulz o Borges. Pero también escritores de tendencia más realista como Katherine Mansfield, José Saramago o Max Frisch.
Tuve un periodo Kafka. Semanas enteras absorbido a tiempo completo por El castillo, El proceso y El desaparecido. Días completos casi sin comer y sin bañarme, sin cambiarme de ropa. Puedo decir que fue una de las etapas más bonitas de mi vida como lector.
De la literatura contemporánea aventuro dos nombres: Leonardo Valencia, con obras como La escalera de Bramante y El libro flotante por sobre todas, a mi opinión su mejor novela a la fecha; y Mike Wilson con Leñador, que es una obra que escapa a la definición de novela y por la que me siento muy influenciado debido a la pureza de su literatura.
Son a los que de una y otra forma siempre regreso, Mansfield, Saramago, Schulz, Joyce, Kafka, Borges, Valencia, Wilson.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Mi último libro se titula Identidades y busco jugar con los géneros. No son cuentos de género pero utilizan ciertas de sus premisas para establecer un diálogo más amplio con los lectores modernos.
En Identidades podemos encontrar un relato de terror seguido de una sátira y luego un relato policiaco, un cuento de ciencia ficción, uno fantástico, uno erótico y microrrelatos.
No es que intente poner la literatura al servicio de los géneros, sino al revés. Mi pretensión es llevar los géneros al servicio de la literatura, y que lectores de la llamada literatura de género se empiecen a acercar a otras propuestas más sólidas. En este sentido, trabajo a la manera de Lars von Trier, otro de mis grandes maestros.
Tengo culminado el manuscrito de una novela, que ya he enviado a editoriales, planteando la propuesta de publicación. Veré qué acogida recibe. Adelanto que tiene que ver con el tema de la violación sexual; y me encuentro trabajando (un año ya) en mi siguiente novela que aborda desde diferentes ángulos el mundo homosexual, la filosofía queer, pero que también explora el ámbito psicológico, artístico e histórico. Es una novela que está ideada para ser una novela total (ya comenté que no arranco nada sin saber desde el principio a dónde quiero llegar), y que me llevará, por lo visto, algunos años más de trabajo. Soy paciente, porque no quiero que en esta novela algo quede al azar, necesito que sea una construcción precisa.

Por el momento, mientras la escribo, quiero seguir disfrutando de la acogida que ha tenido Identidades. Y continuar escribiendo. No parar de escribir, que es para lo que siento que he nacido.


Diego Maenza (Ecuador, 1987). Escritor. Es autor de la novela Estructura de la plegaria (Casa de la Cultura Ecuatoriana 2018) que aborda temas sensibles como la pederastia y el aborto. Su libro de poesía Bestiario americano (Libros Duendes 2017, Tektime 2019) condensa mitos urbanos y leyendas de todo el continente, y ha sido traducido al italiano por el escritor Francesco Basso. Su más reciente obra es el libro de relatos Identidades (Ediciones Alféizar 2019).

Su hogar electrónico es www.diegomaenza.com donde mantiene un blog activo con permanentes entrevistas a escritores independientes.