jueves, marzo 03, 2016

Phil Camino - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Una no escribe de repente, o eso creo yo. En mi caso la escritura me acompaña desde niña, desde aquellos primeros tebeos, historietas y poemas con los que creaba un mundo propio. En mi colegio, el Liceo Francés, se fomentaba la escritura, y lo que más me gustaba era redactar aquellas sesudas (lo eran para mí) “disertaciones”, y por supuesto, que otros las leyeran. Creo que ahí está el germen de mi faceta de escritora: querer que otros me lean.
Escribo para poner palabras a lo que siento, a lo que veo. Para ordenar mi cabeza. Para inventar situaciones que nunca serán o para dar salida a mis sueños, a mis frustraciones y a mis ideales. Y para que otros me lean.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

No soy supersticiosa y soy poco maniática en general. Tengo pocas costumbres fijas, quizás porque soy madre de cuatro hijos… Escribo más bien cuando encuentro el tiempo. Durante dos años me entregué por completo a la escritura y acabé dos novelas. Fue estupendo. Pero ahora soy editora y librera y tengo que hacer encaje de bolillos para encontrar tiempo para mí, aunque nunca lo dejo, esto no se deja…
Prefiero escribir por las mañanas porque soy ordenada, pero se me ocurren las mejores ideas y frases por las tardes/noches.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Las personas, las relaciones que se dan entre ellas. Busco siempre el encuentro con el otro, pero detesto las simplificaciones a las que esto puede conducirnos; es la complejidad de ese encuentro con el otro lo que me fascina: quiero comprender mejor las diferencias que nos enriquecen o que nos vuelven miserables; quiero saber qué nos lleva a actuar de maneras tan distintas, incluso cuando estamos cocidos en el mismo caldo cultural, temporal, social o económico.

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Los tres primeros consejos que daría son muy simples pero nos hemos empeñado en volverlos complicados: 1) leer, 2) leer, 3) leer. No soporto esa coletilla tan al uso: «no tengo tiempo para leer». El tiempo es el mismos para todos y solo nosotros (salvo en algunos casos) decidimos en qué lo empleamos. Quien tiene tiempo para ver 3 horas la televisión que tenga la honestidad de decir: «no leo porque no me interesa leer». Yo solo les contestaría: «tú te lo pierdes…». Aunque también intentaría convencerlos de que leyeran… puedo ser muy insistente…
El principio que he aprendido a aplicarme (y en el que aún trabajo) es simple y a la vez difícil: aislarme del qué dirán o qué pensarán sobre lo que escribo aquellos que me conocen. No se puede escribir con honestidad pensando en otras opiniones, con otros ojos mirando al folio o la pantalla. Mi única excepción es: no dañar a mis seres queridos.

5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo tienen todo planificado desde el principio?

Siempre sé sobre qué quiero escribir. El tema, o al menos el tema central, no surge de repente en el proceso de la escritura. Me va ocupando, preocupando, y un día siento que es “eso” sobre lo que quiero escribir. No podría escribir sin tener claro sobre qué voy a hacerlo. Preparo una estructura y eso lleva un tiempo, pero luego la propia narración me sorprende y me hace cambiar ciertas ideas iniciales. Los personajes también van exigiendo. Y me gusta que sea así. Me divierte.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Soy una flaubertiana declarada. El siglo XIX francés y ruso es un enorme referente para mí. Aunque algunos me consideren una loca por decir esto, creo que se puede seguir contando y escribiendo con las “herramientas y la técnica” que nos trajeron esos monstruos. Vargas Llosa es un ejemplo de esto que digo. Por lo demás, soy errática en las lecturas, salto de Góngora a Jamie O´Neill intercalando al último autor “de moda” sin complejos. Leo a autores noveles porque es una parte crucial de mi trabajo editorial y también mucho ensayo para la Colección de Ensayo que publicamos en La Huerta Grande.
Libros de cabecera son los que por alguna mágica razón se quedan más tiempo de lo normal en mi mesilla, ahora están: Los Relatos de Rudyard Kipling, Pájaros en los bolsillos de Javier Expósito Lorenzo, Verde agua de Marisa Madieri, Por las fronteras de Europa de Mercedes Monmany y La politique a-t-elle encore un sens aujourd´hui? de Hannah Arendt; llevan ahí muchos meses pero siempre listos para dejar paso a otros. Los buenos libros son poco envidiosos.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.

Publiqué mi última novela hace ahora dos años. Su título es Rehenes. Son cuatro historias entrelazadas en torno a un secuestro de ETA. No fue fácil escribir este libro que indaga en el miedo, la compasión o el amor por medio de un tema peliagudo en este país como es el del terrorismo. Apenas tuvo repercusión: o porque no gustó o porque es un tema difícil, pero yo escribo sobre lo que es urgente para mí en cada momento. Y eso lo era.
Recientemente he terminado de escribir un librito muy especial sobre la maternidad, ha sido una experiencia muy interesante y enriquecedora, he tratado de bucear a pleno pulmón en mis entrañas para extraer cualquier atisbo de cliché sobre la maternidad que hubiera enraizado en mí. No ha sido fácil porque me ha obligado a escribir y reescribir siempre con un mayor nivel de exigencia emocional; y curiosamente resultó que lo más fácil fue hablar de la muerte de una hija, aquello que en un principio pensé que más costaría. Con este libro he aprendido que una nunca se salva de los clichés, que a veces estos resultan muy útiles para vivir, pero eso sí, siempre que hayan sido pasados por la estricta lupa del análisis personal. El libro está terminado y ahora editora busca editor, me encantan las ironías…
Preparo además una novela que me tomará aún un tiempo largo. Un tío mío muy querido me está ayudando con la parte documental; será una larga narración, la del periplo de un hombre sorprendente a finales del siglo XIX, sucede entre Irlanda, México, Londres y España. Pero aún estoy metida en la fase de investigación y esperando lo más importante: que una voz se me revele, la del narrador.  



Phil Camino (Madrid, 1972).
Se doctoró en Ciencias de la Información (Universidad Complutense, Filología Comparada IV).
Ha publicado dos novelas: Belmanso (Plataforma, 2012) y Rehenes (Bubok Editorial, 2013. Ganadora del VI Premio Bubok de Creación Literaria).
Colabora en El Mundo de Cantabria.
Es editora de la Editorial La Huerta Grande y dueña de la librería madrileña “Los editores”.

De padre español y madre francesa, reside entre Madrid, Nueva York y Cantabria junto a su marido y sus cuatro hijos.

No hay comentarios: