No había oído nunca hablar de Hervé Le Tellier. No lo conocía. Me llamó la atención cuando se dio la noticia de que había ganado el Premio Goncourt, el más prestigioso de Francia, con su novela "La anomalía", que tiene un argumento extraño y fantástico, que desafía a la lógica. Soy de los que piensan que más pronto que tarde llegará el turno del género de la ciencia ficción como la vía más eficaz para hablar de los tiempos que estamos viviendo.
El argumento se basa en un hecho insólito. Un avión de Air France aterriza en Nueva York procedente de París en marzo de 2021, después de haber pasado una zona de fuertes turbulencias. Y tres meses más tarde, en junio de 2021, el mismo avión, con el mismo pasaje, vuelve a aterrizar en la misma ciudad. ¿Cómo enfrentarse a semejante locura?
El libro se divide en tres partes. En la primera se nos presenta a los personajes. Capítulos independientes con el único denominador común de que todos terminan con la visita de unos misteriosos agentes del FBI. Los personajes son muy dispares, desde un asesino a sueldo a un excombatiente, pasando por un famoso cantante o un científico enamorado, entre otros. La segunda parte es probablemente la más caótica. Aparece el segundo vuelo, ¿cómo actuar? ¿Qué explicación puede tener un fenómeno de tales características? En esta parte hay capítulos impagables, como la reunión de Premios Nobel, la de representantes de las más importantes religiones, o la protagonizada por el presidente de EE.UU. Y, por último, llegamos a la tercera parte, donde se exploran todas las situaciones y relaciones posibles que podrían darse si, de pronto, descubriéramos que tenemos un doble, una réplica exacta.
Hay que destacar el papel del humor, capaz de convertir una situación angustiosa en un esperpento caricaturesco, con fantásticas reflexiones llevadas hasta las más delirantes consecuencias. Imposible no leerlo con una sonrisa permanente.
Hervé Le Tellier preside el grupo Oulipo, que fue creado por Raymond Queneau y François Le Lionnais, y que concibe la literatura como un juego y un reto permanente. Gran admirador y miembro también de dicho grupo es Pablo Martín Sánchez, que ha traducido esta novela maravillosamente. Quizá en el afán de juego se encuentre el hecho de que los capítulos sean tratados según las reglas de diferentes géneros literarios: novela negra, romántica, comedia, periodístico, epistolar, drama; además de plantear un argumento que podríamos denominar, con toda rotundidad, como imposible. O juegos metaliterarios, como el consistente en que uno de los personajes, Victor Miesel, sea también el autor de un libro titulado precisamente "La anomalía", un libro (el de Miesel) que ejerce una extraña fascinación y se ha convertido en un fenómeno de ventas, influyendo en ello el hecho de que nada más terminarlo, el autor saltara por la ventana. La cita inicial del libro de Le Tellier corresponde precisamente a Miesel.
El célebre principio conocido como La Navaja de Ockham sufre ciertas distorsiones a medida que avanza la trama. "La explicación más sencilla suele se la correcta" (p. 210); "A veces, la peor solución es la más conveniente" (p. 291); y por fin: "Qué se le va a hacer si la teoría más simple es también la más loca" (p. 329); pasando por: "No conozco ningún problema que se resista a una falta de solución" (p. 229).
Y encontramos pasajes delirantes como todo el relacionado con una de las posibles explicaciones al extraño fenómeno, y del que extraigo la siguiente cita: "que no podamos acceder más que a la superficie de lo real, sin esperanza alguna de alcanzar el conocimiento verdadero, pase; pero que encima esa superficie sea una ilusión, ya es para pegarse un tiro".
O perfectos aforismos ensamblados, como de tapadillo, a lo largo del corpus literario. Desde algunos pertenecientes al libro dentro del libro, de autor Miesel ("No pongo fin a mi existencia, doy vida a la inmortalidad"); a otros sorprendentes ("¿y si hubiese una falsa vida después de nuestra falsa muerte?") o irónicos ("¿Acaso los programas paranoicos no son sistemas un poquitín más lúcidos que los demás?") o ingeniosos ("A lo mejor la vida empieza cuando sabemos que no existe"); y, por supuesto, críticos ("la libertad de pensamiento en internet resulta mucho más efectiva desde el momento en que la gente ha dejado de pensar").
O ese parafraseo del principio de "Ana Karenina", que aquí pasa a ser: "Todos los vuelos tranquilos se parecen, pero cada vuelo turbulento lo es a su manera".
Sin duda, "La anomalía" es una de las propuestas más originales e interesantes que se pueden encontrar. Una novela que mantiene el interés, que se lee con la avidez de un bestseller, y que explora nuevas posibilidades argumentales, nuevas combinaciones de diferentes géneros. Una lectura que es toda una gozada.
Y, en su amenidad, plantea más de un dilema que invita a reflexionar al lector. Señalando una cita más: "Mientras la religión da una respuesta doctrinal y falsa, la filosofía ofrece una respuesta abstracta e inexacta"; tal vez procede que añadamos: Quizá la literatura sea, a fin de cuentas, la única capaz de dar con las respuestas.
1 comentario:
Hola, Miguel:
No conocía a Hervé Le Tellier y tampoco, claro, su novela. Me ha gustado mucho lo que comentas sobre ella. Tomo nota de autor y título. Que esté en línea Le Tellier con Raymond Queneau me lleva a querer ver cómo es su escritura.
Un saludo
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