Me he deshecho de muchas cintas VHS. Pero aún conservo unas cuantas. Sí, he dicho cintas VHS. Películas que no encuentro en DVD y antiguos programas grabados. Incluso tengo una que grabé el día de los atentados del 11S. Cuatro horas de telediario en las que se intentaba saber qué estaba ocurriendo.
Conservaba un combo DVD-VHS grabador-reproductor con el que en su día pasé a DVD todas las cintas familiares (menos mal). Ahora el aparato se estropeó y lo llevé a la casa oficial con la intención de que lo arreglaran, aunque el coste fuera elevado, pero me dijeron que ya no tenían piezas. Así que lo llevo en el coche, en el maletero, moviéndolo de un lado a otro cada vez que vamos a hacer la compra al supermercado. Mantengo la esperanza de encontrar algún rincón perdido en el que exista un "manitas" que pueda volverlo a hacer funcionar. En internet he encontrado alguna oferta de segunda mano por más de 400 euros, pero no me inspira mucha confianza.
En fin, una de esas cosas que se alargan en el tiempo, provocando una situación difícil de aceptar: que tengo un montón de cintas de VHS que no puedo ver y un aparato que no funciona en el maletero del coche. De vez en cuando, alguien lo ve y pregunta qué es eso. Y yo respondo, por supuesto, como si fuera lo más normal del mundo.
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