viernes, abril 04, 2014

Rita Gardellini - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

¿Escribir? Es la posibilidad de que yo cree el vicio que generaron los escritores en mí, la sola idea me deja a puro futuro, a puro placer. Señalar que siempre escribí puede no significar nada, tener una mente plagada de diálogos, de historias. Encontrar el descubrimiento de que tanta imaginación no es algo cotidiano, ¿puede ser importante? Ubicándome  fuera del ombligo que suele pulirse sin mérito: soy escritora en la medida que lo determinen los lectores, cuando ellos se apropien de mis letras y las hagan suyas; hasta que ese momento perfecto no se produce son sólo palabras en un papel como hay tantas.
He creado historias inverosímiles y me han preguntado si son vivencias, ¿te imaginás qué satisfacción siento? Imposible mejor elogio: logro actuar mis letras; como un actor interpreta un personaje, yo cincelo personajes  en diferentes historias. Así resulte en un asesino serial, o una chica atolondrada comparecen reales; es la idea de compartir mis juguetes con otros, esos juguetes a los que los niños pequeños al jugar le otorgan diálogos, los míos han crecido y madurado y están listos para ser prestados. Es embriagante escuchar comentarios de un personaje que uno inventó.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

No tengo hábitos, me siento y escribo; poesías a mano, y la narrativa en el ordenador porque necesito rapidez. Lo ideal es estar sola y que nadie me interrumpa, pero a veces se logra y otras no.
No dispongo de casa en la playa ni de tiempos herméticos de soledad, ni de ninguna de las bellas arquitecturas que uno contempla que poseen los escritores en las películas. Soy simplemente una persona con muchas actividades en su vida diaria como directora, además de madre de familia, esposa e hija; por lo cual todo se debe a un gran exceso de imaginación, he tenido siempre historias y diálogos en mi cabeza como quien tiene la habilidad para encestar. Creo que una de las cosas que demoré en descubrir es que no todas las personas tenían sus mentes repletas de historias como me ocurría a mí; llevarlas o no a un escrito es independiente.
Disfruto escribiendo porque es la sensación de pensar que alguien pueda sentir con mis letras, lo que yo siento al leer esos libros que me han enamorado y me enamoran; es la idea de compartir mis juguetes con otros, esos juguetes a los que los niños pequeños le otorgan diálogos al jugar, los míos han crecido y madurado y están listos para ser prestados. Es embriagante escuchar comentarios de un personaje que uno inventó.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Actúa directo mi sensibilidad, es el tamiz que reflexiona. ¿Me explico? Al escribir para adultos: no hay reglas, y eso es un descanso ante tanto mundo exigido. Es un recreo de patio libre, no hay responsable cuidándote.
Cuando escribo para niños o para un tema educativo, es diferente; es similar a cuando cocino la comida preferida de los otros, la realizo pensando en cómo van a disfrutarla y siguiendo la analogía de la escritura, en si va a ser saludable; me importa mucho que los niños lean historias con un cuidado vocabulario, y que no los perjudique ni los dañe; aborrezco que los consideren objetos de consumo.  Cuando escribo para niños pienso en lo que les agrada, en lo que quieren, en lo que sueñan,  y fundamentalmente: en lo que les hace bien –sin dudas, acá está la educadora y la mamá-. Quiero que lean y quieran seguir leyendo, y que la historia los enamore como me ocurría a mí de niña y quería protagonizarla.
Cuando escribo literatura para adultos disfruto yo, no estoy pensando en quién va a leerlo o si va a gustarle; eso viene después, y lo cierto es que me encanta cuando alguien lo lee y se lo apodera. La primera vez que me hablaron sobre los personajes fue  una sensación muy curiosa porque empezaron a resultar reales para otro, el lector les había dado vida.
En lo educativo es muy alentador cuando me dicen que pude volcar en palabras precisamente lo que querían expresar, o les provoco reflexionar sobre situaciones que no habían advertido.

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

No.  Es un todo que se involucra con lo que estoy escribiendo.

5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo tienen todo planificado desde el principio?

Ocurren ambas situaciones, la historia se abre al escribirla y asimismo, es como si ya estuviera contada. Cuando comencé los relatos que me publicaron Después de comer perdices o por qué las mujeres son boludas e insisten en enamorarse estaba escribiendo las novelas: Permiso a la muerte, El día inicia de noche y Mujer fuerte: Josefa, la gallega de Vilalba; sin embargo: Después de comer perdices… fue finalizada antes, y dos de las que te mencioné aún no están escritas, señalo "escritas" y no "terminadas" porque es cuestión de sentarme y escribirlas, ya sé las historias. Salvo una de ellas que está basada en la vida de mi abuela y es real; lo mío es fabular, me gusta inventar todo y así poder controlarlo.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Los que leí de nena continúan resultando los mejores, tal vez porque debía esperar que me los compraran. Son cantidad, desde Papaíto Piernas Largas a Huckleberry Finn o Mi planta de naranja lima y Jane Eyre, Corazón… Cuando iniciaba con un autor quería leer todos los que escribió, de M.L. Alcott leí hasta “Una chica a la antigua”. Lugones, Poe, Dickens, Verne, Salgari, Sawyer –el primer seudónimo que utilicé en el secundario, recién de adulto advertí que era el apellido del escritor- son los que primero vienen a mi memoria porque de ellos leí la mayoría que escribieron y se me fijó el nombre del escritor, en esa época no me fijaba mucho en los autores. Ni podría decir cuándo capté que eran varias las Brontë; lo cierto es que mi memoria es casi un desaparecido sin acción, recién te mencioné a Papaíto Piernas Largas pero ni pagando recuerdo quién la escribió. ¨Violeta”, ¿quién escribió esa novela? Era desopilante, estaría nombrándote y nombrándote títulos, todos arbitrarios, encadenados uno al otro sin idea del por qué.
De nena, una sola novela no me gustó, la leí estoicamente hasta el final porque si no, no me compraban El conde de Montecristo, no menciono cuál es porque puede resultar la preferida de alguien y quién soy para  denostar amores literarios. Recuerdo que la librera se la recomendó a mi mamá porque era perfecta para una nena de mi edad; a mí me empantanó la melosidad recalcitrante y predecible de la protagonista.
Te puedo señalar dos de mis novelas preferidas como adulto: 1984 de Orwell porque esa historia de amor me resulta absolutamente desgarradora hasta perturbar  y El tren llegó puntual de Böll, perfecta en todos los sentidos que puedo mencionar.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.

Finalicé un ensayo Ser poeta y ser poesía y un proyecto Educativo Encontrarnos; ahora estoy escribiendo dos novelas.
Ocurre que para mí el proyecto no es escribir –tomado como idea de proyectar- sino publicar y el tema es difícil porque las editoriales son empresas, y en este momento, las empresas son globales y cada vez más, apuestan sobre lo seguro. Les resulta incluso más redituable traducir un éxito extranjero –ya trae publicidad, difusión y hasta puede venir de la mano de un filme-que arriesgarse con un escritor que no conoce nadie. En mi país las editoriales importantes no reciben manuscritos “no solicitados”, y las otras en su mayoría autoeditan, es decir: el escritor paga su libro; y el asunto viene de años, el padre de Borges pagó la edición de su primer poemario. Ése es uno de los motivos por los cuales yo demoré tanto, no quise autopublicarme. Me llevó años que una editorial leyera mi obra, y resultó ser en España. Además, que aceptaran en archivo adjunto, porque los envíos por correo postal son excesivos. Me refiero a la querida Editorial de Tenerife “Baile del sol” y a Ángeles Alonso, mi editora.
Fíjate que a todo lo que siempre se sumó, ahora compiten con los libros digitales, que en su mayoría son pirateados. Si seguimos así, el libro en papel quedará como un objeto de lujo; ya es muy oneroso por el cambio al euro o al dólar, más el envío. Nos terminará ocurriendo como con “el todo por dos pesos”, felices compramos baratijas inservibles casi regaladas y nos quedamos sin industria; bajamos música y películas gratis, y ahora un CD o un DVD original es menos usual que un disco de vinilo.
Y la cultura subsidiada por el estado puede resultar o no; ¿quién decidiría qué publicar, qué apoyar, que publicitar? ¿Habría que ser amigo, conocido o del partido de quién? O aún más horroroso escribir dentro de los parámetros de “…” Prefiero un estado que genere un bienestar económico que permita que las editoriales afloren y puedan arriesgarse con escritores inéditos al punto que no les implica perder el empleo o fundirse y del mismo modo, lectores que puedan adquirir libros sin tener que privarse; un estado que provea una educación tan esmerada y de calidad que los alumnos resulten lectores exigentes y desde allí, determinen el éxito de un libro, no del paquete mediático; un estado que ofrezca un patrimonio de bibliotecas donde prime la diversidad para que el lector decida qué leer. 


Rita Gardellini es escritora, docente investigadora y directora de escuela primaria estatal. Autora de varias novelas, poemarios y relatos inéditos (No dejes que muera, Después de comer perdices o por qué las mujeres son boludas e insisten en enamorarse, entre otros), es descrita como una escritora que concierta sus obras en tejidos simultáneos, sexualidad intensa, y perturbadores laberintos psicológicos. Sus tramas se componen de fractales, descubriendo universos complejos o simples, descolgándose en la cotidianeidad o el lirismo onírico; blanco y negro de una mente femenina, muy fértil, lúdica  e introspectiva, en los cuales la buena escritura se envuelve con astucia para que el lector, simplemente, se someta. Sin embargo es en Educación, donde Rita Gardellini ha volcado su hacer más conocido, destacándose en la realización permanente de actividades no aranceladas para mejorar la calidad educativa de las escuelas en donde se desempeña; tales como: la organización del Festival intercolegial de Letras y de Teatro "Soles Verdes"; las Jornadas de capacitación docente "Escuelas que enseñan y aprenden" y el Congreso Internacional de Educación: "Haciendo Escuela desde Rosario". Autora de Alumnos lectores...alumnos escritores y su seño. Los soles verdes. Anteproyecto de Investigación educativa declarado de Interés Provincial y Legislativo que incluye una colección de relatos para niños que ya cuenta con dos ediciones. Ha realizado además un sinnúmero de colaboraciones en diferentes libros y revistas de educación y ponencias en congresos relacionados con esa especialidad, así como también ha recibido premios y menciones honoríficas en relación a su labor educativa.

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