Hugo Izarra es una de esas personas que no pueden parar quietas un momento. Se embarca sin dudarlo en mil batallas, a pecho descubierto. Coordina y edita una de las más interesantes revistas culturales que uno puede encontrar en este momento, Standdart, escribe relatos y poemas que pueden leerse en su blog, Ruinas incompletas, y, por supuesto, se implica en proyectos solidarios como el que lleva a cabo SBQ solidario, a través de Luis Felipe Comendador: La publicación de textos, donados por sus autores, para destinar lo recaudado a causas humanitarias de diversa índole.
El primer título de esta colección es Gominolas para los patos, con ilustraciones de Matt Sesow. Los poemas de Izarra transmiten hastío, son contundentes como un puñetazo en la mesa, y nada escapa a su ira contra el mundo. La influencia de la narrativa norteamericana es innegable, de la agresividad de Bukowski a los desoladores cuadros de Hopper. La poesía de Izarra escarba en la soledad, en el amor, en la crueldad de una sociedad que aliena al individuo y pretende asfixiarlo. No exento de humor, la lectura de este libro nos sumerge en la visión descreída, ácida y con un punto justo de cinismo, de un mundo imperfecto e implacable contra el que lo único que podemos hacer es gritar, hasta que se hinche la vena del cuello y se nos quiebre la voz.
Les dejo una muestra:CONSUMIR ANTES DE (VER FECHA)
La felicidad es un bien perecedero,
como la fruta y la leche, como las hortalizas,
como los refrescos con gas, como los zumos.
Perseveramos en negarlo, a pesar de todo.
La felicidad es efímera. Es delicada.
Luce espléndida en el carro de la compra,
en las bolsas relucientes del mercado,
dentro de su envoltorio de plástico.
Pero lleva una fecha de caducidad
tatuada en el dorso, e ignorarla sólo
lleva a provocar fatales accidentes,
evitables y ridículos, como el amor.
CHELSEA HOTEL NO. 3
A Leonard Cohen, que no lo leerá
Janis frunció el ceño
cuando vio mi cicatriz.
¿Qué ocurre?, pregunté;
¿Es que ya no te gustan
los hombres con heridas?
No me gustan las historias
que se repiten, dijo ella.
Y apoyó su espalda
en la ventana y miró
hacia otra parte.
Ahora acaba de salir el segundo titulo de la colección, Música para atravesar los túneles, igualmente con poemas de Hugo Izarra, prólogo de Montxo Armendáriz y fotografías de Miguel Núñez, editado, por supuesto, por Luis Felipe Comendador y el sello SBQ Solidario.
De este nuevo libro dice Izarra:“Música para atravesar los túneles” no es un libro alegre, todo lo contrario, pero tampoco es un pastiche sentimental. Habla de distintas escalas de soledad, enfermedad y muerte, de ausencias y desencuentros, abandonado ya el victimismo insufrible de las primeras cositas que perpetraba cuando era más joven y tenía más pelo y menos panza que ahora. Se puede leer, creo yo, sin necesidad de cortarse las muñecas al acabar.
Los libros pueden pedirse a felipe@lfediciones.com, al módico precio de diez euros (envío incluido) y la enorme satisfacción de estar contribuyendo a una buena causa.
2 comentarios:
Interesante propuesta y mejor poesía. Me complace como la edición busca nuevos caminos y propósitos.
saludos
Gracias, por la parte que me toca. :)
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