Monica Ali dice que le interesa mucho el mundo de la cocina. Para este libro, tuvo que entrevistar a mucha gente. En una cocina hay una gran presión. En cierto modo, es una metáfora de la ciudad. Bromea con Trueba, parece que la charla va a ser distendida y amigable. Ella ríe al recordar que por la mañana tuvo una rueda de prensa en un restaurante segoviano en el que terminó friendo pimientos.
Ante algunas preguntas suele hacer pausas. “A ver cómo te contesto”. Dice que sus proyectos literarios siempre empiezan por un personaje que parece susurrarle al oído. Su voz se va amplificando y se ve obligada a escribir para aliviar esa locura. El personaje, en este caso, va un poco a la deriva, en un entorno multicultural. Sus propios compromisos personales se están desmoronando. Y, de pronto, aparece un cadáver en el sótano de la cocina. Y empiezan a aparecer elementos, problemas, que le obligan a autoexaminarse, cuestionarse quién es. Tiene una crisis de identidad.
Explica la autora que la literatura le permite explorar el terreno sin tener las respuestas previamente. Se plantea la literatura como una búsqueda.
En este caso habla de la inmigración. En Gran Bretaña ha habido un enorme cambio. Antes la inmigración estaba relacionada con las colonias británicas, pero ahora ya se ven rusos, somalíes, filipinos… Una gran dispersión. El protagonista de su libro, "En la cocina", en un principio es ignorante de estos mundos diferentes que confluyen a su alrededor.
Monica Ali empezó a escribir porque era insomne. Y escribía sobre aquellos asuntos que le preocupaban. Piensa que la función de la ficción es descubrir la verdad. Una novela no es solo una novela. Hablan del caso de Salman Rushdie. Ali cree que hay un problema de falta de compromiso y recuerda que Vargas Llosa dijo que los escritores son perezosos, no se comprometen con los grandes problemas y se preocupan más por vender libros que por hablar del poder y de otros temas importantes. Y eso lo retomó Nélida Piñón en la prensa, mostrándose de acuerdo con el escritor peruano. Sin embargo, Ali cree que la novela puede conseguir a veces lo que no se puede conseguir por otros medios. La ficción tiene también un papel fundamental porque descubre la verdad, la pone de manifiesto de un modo emotivo. Trueba se muestra de acuerdo en esto, recalcando que la ficción nos permite entender la mente de otras personas.
Trueba le pregunta si ella manipula la realidad para tratar de restablecer un orden, si pretende replantear los problemas de siempre, enfocarlos desde otro punto de vista o tan sólo plantearlos para que sea el lector quien los resuelva a su manera. Ella contesta que escribe porque la arrastran los personajes. Le interesa que el texto sea ameno. Sus intereses se derivan de quién es y de cómo ha sido educada. Ha escrito tres libros y los tres son muy diferentes entre sí, aunque hay una serie de temas como el desarraigo, la identidad, el desplazamiento, que siempre aparecen en sus escritos de una forma u otra.
Monica Ali se mostró en todo momento muy cercana. Habló también de su infancia, de su familia, que tuvo que abandonar su país por la guerra civil, y de su padre, que estuvo en un campo de refugiados. En algún momento, Trueba intentó llevar la conversación a temas políticos, pero ella argumentó que si pudiera resolver esa clase de problemas no estaría ahí en ese momento, sino en las Naciones Unidas.
Reconoció por último ser ecléctica en cuanto a sus lecturas y llegó a admitir que le gustaban los libros de Dan Brown y Stephanie Meyers. Por último, citó a Orwell; “un escritor debe escribir siempre con la puerta cerrada”, es decir, sin atender a quienes pretenden decirle lo que puede o no puede decir.
1 comentario:
Me interesa mucho el libro, sobre todo para mi chef.
Quiero conocer a los dos Trueba.
Otra más que me presentas.
Abrazos.
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