Uno sólo debería hablar de aquello que le ha conmovido o que quiere ayudar a divulgar, sería lo más honesto y también lo más satisfactorio. Auden decía que Reseñar libros malos no es sólo una pérdida de tiempo, sino también un peligro para el carácter.
Auden definió las que, en su opinión, deberían ser las funciones del crítico, y entre ellas está la presentación de obras o autores desconocidos, valorar a autores que han sido ninguneados o menospreciados, mostrar relaciones entre obras de épocas y culturas diferentes y hacer una lectura de una obra que aumente su valoración sobre ella. Creo que es importante recordar esto.
Claro que también Auden advierte que un escritor cuando habla sobre los libros de otros no puede sino hablar al mismo tiempo de los propios.
Ricardo Piglia parece corroborar esta opinión cuando dice que el crítico es aquel que encuentra su vida en el interior de los textos que lee.
No creo que sea más “profesional” quien afirma con énfasis “esto es una mierda”, sino aquel que es capaz de apuntar que tal o cual cosa habría funcionado mejor de otra manera. Ricardo Senabre dice que lo que el lector espera del crítico son orientaciones razonadas, no elogios vacíos ni rechazos injustificados. La crítica debe señalar los defectos que se aprecian en una obra, sus supuestas imperfecciones, razonadas con más o menos acierto, pero no debe caer en la descalificación gratuita y general.
No obstante, hay múltiples condicionantes que intervienen para que la crítica se desvíe de su función primordial, y es probable que la más importante sea la influencia del mercado, el poder de ciertos medios. El propio Senabre lo explica así: hay demasiada consideración con editoriales poderosas, por una parte, y, por otra, excesivo temor a reseñar negativamente obras de autores prestigiados. Bueno, como la vida misma ¿no? Claro que no todo el mundo comparte esta opinión. García-Posada, en su libro “El vicio crítico” afirma que la influencia de los medios de comunicación, que es abrumadora, difícilmente se ejerce con productos tan minoritarios como la literatura. Y aún va más allá al afirmar que no hay crítico que tenga capacidad para alzar o hundir un libro.
Auden definió las que, en su opinión, deberían ser las funciones del crítico, y entre ellas está la presentación de obras o autores desconocidos, valorar a autores que han sido ninguneados o menospreciados, mostrar relaciones entre obras de épocas y culturas diferentes y hacer una lectura de una obra que aumente su valoración sobre ella. Creo que es importante recordar esto.
Claro que también Auden advierte que un escritor cuando habla sobre los libros de otros no puede sino hablar al mismo tiempo de los propios.
Ricardo Piglia parece corroborar esta opinión cuando dice que el crítico es aquel que encuentra su vida en el interior de los textos que lee.
No creo que sea más “profesional” quien afirma con énfasis “esto es una mierda”, sino aquel que es capaz de apuntar que tal o cual cosa habría funcionado mejor de otra manera. Ricardo Senabre dice que lo que el lector espera del crítico son orientaciones razonadas, no elogios vacíos ni rechazos injustificados. La crítica debe señalar los defectos que se aprecian en una obra, sus supuestas imperfecciones, razonadas con más o menos acierto, pero no debe caer en la descalificación gratuita y general.
No obstante, hay múltiples condicionantes que intervienen para que la crítica se desvíe de su función primordial, y es probable que la más importante sea la influencia del mercado, el poder de ciertos medios. El propio Senabre lo explica así: hay demasiada consideración con editoriales poderosas, por una parte, y, por otra, excesivo temor a reseñar negativamente obras de autores prestigiados. Bueno, como la vida misma ¿no? Claro que no todo el mundo comparte esta opinión. García-Posada, en su libro “El vicio crítico” afirma que la influencia de los medios de comunicación, que es abrumadora, difícilmente se ejerce con productos tan minoritarios como la literatura. Y aún va más allá al afirmar que no hay crítico que tenga capacidad para alzar o hundir un libro.
14 comentarios:
Acabo de llegar de la calle y para variar estuve como media hora metida en una librería que "estaba de paso" (siempre hay una librería en el camino de quien ama los libros, ¿te fijaste?) y me causó mucha gracia la faja que sobre un libro de Martín Caparrós -El interior- lo promocionaba con una frase de "la critica".
La "critica" era en este caso del Negro Fontanarrosa y simplemente decía: "Un libro de la putamadre".
Maravilloso.
Estupenda reflexión.
Un crítico quizás no pueda con un libro, pero un grupo de críticos sí. Y los medios de comunicación no se fijan en autores noveles o desconocidos, pero pueden endiosar a algunos emergentes de la noche a la mañana (Harry Potter o el último de Follet, por mencionar sólo un par).
Me apunto a lo de la crítica positiva. Si ya lo decían las abuelas: si no tienes nada amable que decir, mejor no digas nada.
Y la pasión, amigo. El crítico ha de ser también apasionado, como Rafael Conte, como Luis Suñén -ahora en la crítica de música, siempre lleno de ganas de comunicar-: pasión comunicativa.
Y la madurez para aceptar.
Pero quièn es quièn para creer que aciertan?
En fin..tema reflexivo para charlar con mucho cafè.
Abrazos.
Existe una caso curioso en los Estados Unidos; En el Oprah Winfrey show se recomienda un libro y se venden 500,000 copias en un santiamén. Se tiene el caso de un autor, J. Franzen que recomendaron su libro,(al parecer vale la pena)y se incrementaron las ventas, entonces el autor exigió no ser recomendado por el show, y las ventas bajaron. Es una conductora de TV y ocasional actriz pero tiene esa influencia.
no estoy de acuerdo con la última cita; creo que en tiempos en que los criterios son tan confusos como los nuestros, la función de la crítica no sólo es determinante, sino necesaria para separar, para seleccionar (a mí me abruma la cantidad de novedades editoriales que hay cada cierto tiempo, no puedo dejar de pensar que ¿quién coño se lee todo esto?)... por otro lado, no hay crítica sin púlpito, y el púlpito de la crítica son los medios, no hay más
Decía Carmen Martín Gaite que la crítica no es nada si no estimula,aficiona e invita a leer.
Y cada vez estoy más de acuerdo con ella.Estoy viendo desaparecer el entusiasmo,la crítica bien reflexionada y llena de camaradería.Todo se está reduciendo al mero cotilleo.Ya lo dijo Dostoyeski en Bobok: "El buen gusto desaparece, y las injurias sustituyen a las agudezas."
Estupendo texto.
Un abrazo.
Yo sólo hablo de lo que me gusta, ¿para qué voy a contar que este libro no me ha interesado nada? Eso también es una manera de dar publicidad a una obra que consideras que no la merece. Hablando de lo que nos gusta, opinando, quitamos "la paja" todo aquello que no nos ha dicho nada, no nos ha emocionado o no nos ha "enseñado" nada. Un silencio dice mucho más que mil palabras.
Un beso
No sé, no lo veo claro. Tema complicado.
De entrada no creo mucho (o nada) en la crítica profesional, aunque ahí sí te daría más la razón.
A mí me gusta más la crítica hecha simplemente por los lectores, lectores que lean mucho y que les guste la literatura y que tengan buen gusto y criterio (con un par de reseñas esto ya se intuye), lectores que simplemente relaten su experiencia al leer un libro. Lo único importante es que sean sinceros, que opinen sin miedos y sin dejarse influir por modas ni por nadie. Si transmiten entusiasmo y emoción, muy bien. Pero si lo que sienten es decepción o disgusto también deben decirlo. No, no me gustaría que todas las críticas fueran positivas... Me sonaría a engaño, compadreo, amiguismo, etc.
Además, yo creo que en la mayoría de los libros hay cosas buenas y malas, mejor dicho, cosas que nos gustan y que nos molestan. Se trataría de contarlo todo.
Una reseña o crítica es una opinión, y en el fondo lo único que pido es que esté bien razonada y que sea sincera (y, por supuesto, que sea educada y respetuosa). No tengo por qué estar de acuerdo con ella.
No me gusta leer críticas para orientarme. Aunque no siempre es posible, en general me gusta leerlas después de haber leído yo mismo el libro, para descubrir detalles nuevos, fijarme en cosas en las que no había reparado, etc. Y no exijo que estén en mi misma línea, que opinen como yo.
En todo caso me interesa una crítica subjetiva, de corte personal, no una crítica profesional, supuestamente objetiva o científica. Y tal y como está el patio por aquí (revistas, suplementos literarios, medios de comunicación...), mucho menos.
Un abrazo.
En ocasiones los críticos están demasiado ligados al grupo editoria de 'su' periódico y muestran cierto servilismo. El amiguismo y las 'capelletes' que decimos en catalán han hecho mucho daño al sector. Siempre se suele ser más cruel y atrevido con el autor 'pequeño' que con el grande, que puede reaccionar más facilmente. Tampoco no querría generalizar, hace poco comentaba con una persona relacionada con el mundo literario como, por ejemplo, suplementos culturales de periódicos tan 'especiales' como ABC son a menudo más abiertos y objectivos que 'los otros', hay cosas muy curiosas en el mundo cultural.
Hola, Abril. No estoy muy seguro de que siempre haya una librería en el camino a casa, más bien sospecho que damos un pequeño rodeo para pasar por delante de una, pero bueno, no tengo este punto muy claro... Respecto a la crítica de Fontanarrosa, es evidente que no deja lugar a la duda.
Ruth, es posible que las críticas tengan más influencia de lo que se pueda pensar. Pueden encumbrar a un desconocido, pero esto es más raro. Yo creo que los ejemplos que nombras han sido encumbrados por los lectores, al menos en el caso de Harry Potter. También ocurrió algo similar con "La sombra del viento". Ahora, el segundo libro de Zafón ya será otra cosa. La crítica le va a dedicar muchas páginas, unas muy positivas, como promoción, y estoy seguro que otras serán negativas, del estilo de "esta segunda parte ha perdido frescura y blablablá", a cargo de críticos que querrán dárselas de independientes. Veremos.
Francisco, sí señor, sin pasión no hay nada que hacer. Fundamental. La buena crítica debe tener un punto visceral, estoy de acuerdo.
Clarice, la madurez para aceptar... buf, eso ya es demasiado pedir ¿no crees?
José Romero, el caso de Oprah Winfrey está muy bien traído y es muy ilustrativo. No es un caso muy corriente. No hay muchas Oprah Winfrey, y tampoco es lo que se puede decir un crítico al uso, pero su influencia quedó de manifiesto con su rifirrafe con Franzen, ya lo creo. Y es un caso que daría para otro debate. ¿Hizo bien Franzen? ¿Fue elitista? A fin de cuentas, publicar ¿no es entrar en las leyes del mercado? ¿El autor puede permitirse despreciar a potenciales lectores de su obra?
Jose M. nadie duda del valor de la crítica, de la necesidad de su función, tan sólo de su imparcialidad y de su eficacia. Y ahora creo que ha surgido un nuevo medio que puede hacer que las cosas cambien ligeramente. Me refiero a internet. Esa función de la que hablas, la de seleccionar y separar, creo que no se está cumpliendo porque tan sólo los grandes lanzamientos son dignos de la atención de la crítica.
Francisco M. buena cita la de Martín Gaite. Y también estoy de acuerdo con ella. La crítica como estímulo y como orientación de la lectura.
Antonia, por lo general, a estas alturas, yo creo que cuando un libro no nos gusta, sencillamente, lo dejamos caer y cogemos otro.
Conde-Duque, has puesto el dedo en la llaga. Tal como yo lo veo, coincido con lo que dices. Partimos de alguien que es lector, que tiene criterio y es imparcial. Muy bien. Si algo le decepciona o no le gusta, debe decirlo, porque ese lector, si ha llegado al final del libro y se dispone a escribir una crítica del mismo, se entiende que, en general, ha visto algo en el libro que le ha interesado lo suficiente como para no abandonar su lectura. En este caso, no abominará contra el libro, tan sólo señalará que tal o cual cosa le ha decepcionado o le ha parecido que desentonaba en el conjunto o lo que sea. De lo contrario, no creo que escriba una crítica, se limitará a decir que tal libro o tal autor le ha parecido farragoso o su trama no le ha interesado y para de contar. Esto no quiere decir que uno no pueda contradecir a lo comúnmente aceptado, que no se tenga derecho a decir que a todo el mundo parece gustarle X y a mí me parecido un coñazo. A mí, en primera persona. Lo que cada vez parece tener menos sentido es la crítica que se erige en estandarte de la verdad.
Júlia, eso es cierto, a ver quién se atreve a meterse con el último libro de Reverte. El que lo haga ya sabe que tiene asegurada una buena estocada en la próxima columna del susodicho, jaja, como para pensárselo dos veces.
En el ABC de este sábado me ha sorprendido encontrar una crítica del libro de Guillermo Martínez, "La muerte lenta de Luciana B.", un libro que ya tiene unos cuantos meses, es de Septiembre pasado. Me llamó la atención.
Un abrazo y muchas gracias por los comentarios.
"Lo que cada vez parece tener menos sentido es la crítica que se erige en estandarte de la verdad".
Naturalmente. Y el poder de eliminar ese estatus o privilegio lo tenemos los demás. Con que no nos tomemos las críticas de los críticos como estandarte de la verdad, sino sólo como una opinión (más o menos cualificada, o a la que otorgamos mayor o menor fiabilifad), ya está solucionado. El crítico que pontifica desde el púlpito se quedaría solo y ridiculizado.
El tema me toca de cerca, acabo de recibir, las primeras críticas en prensa de mi novela. Y son de lo más opuestas.
Estoy muy contenta. Ni siquiera las esperaba. Más siendo una simple inédita y desconocida, que pasa mimetizada por entre las estanterías.
Lo que sí discrepo en las críticas es cuando están realizadas con inquina. Es decir,cuando dejamos de lado la obra y se critica al autor, incluso sin conocerlo, ahí creo que los papeles están equivocados. Son críticos, no dioses, que no saben nada de la vida de esa persona.
Al menos en mi caso, así me he sentido, me ha parecido de lo más desafortunado...
Ya me dirás qué piensas.
Un abrazo
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