La escritora Lilian Neuman publicó en su blog "Recorridos literarios" la siguiente reseña sobre mi libro "Viajero de salón":
El autor de esta vida de libros se llama Miguel Sanfeliu y tuvo la suerte,
(si suerte es eso trabajado día tras día de toda su vida lectora), de que la
señora Patricia Highsmith se le apareciera en la silla de al lado para
recordarle, con ese carácter tan especial que ella tenía, que lo más importante
es encontrar un personaje. Precisamente, un carácter. Si tiene eso, lo tiene
todo.
El carácter que impulsa la escritura de esta pieza a mil voces es
silencioso, persistente, observador y reflexivo. Un día, durante
una conferencia, se le congela el lápiz con el que tomaba nota, porque una
conocida escritora afirma que ahora “todo el mundo escribe”. Es cierto, qué es
eso de escribir y qué se espera de eso de escribir. Sanfeliu interroga a sus
compañeros de despacho. Le devuelven diversas miradas. Todas están en sus
estanterías, en sus pilas hasta el techo o más o menos, en su orden propio y
con su lógica. Joan Didion le da posibles respuestas, Enrique Vila Matas o Isac
Asimov también lo intentan.
La amplitud de inclinaciones y curiosidades de este señor nacido en
Tenerife es asombrosa. No es canónico, al contrario, no hay problema si a Milan
Kundera, por dar un ejemplo, le sale de vecino Stephen King. Verne era
maravilloso porque un día de su infancia le abrió una puerta y por ahí entró el
vendaval. Aquí tenemos la secuela: Sanfeiu tiene que moverse con cierto cuidado
en su silla giratoria; no sea que lo sepulte una pila de obras entre las que se
encuentran gente muy diversa pero bien reunida. Albert Camus lo observa desde
el dintel de la puerta de entrada. Sabe cosas, ese tipo, y lo mira con incómoda
sabiduría.
Excelente lectura que -siguiendo la mente de Sanfeliu que, como él dice de
Millás-, le ha dado vuelta a la realidad como a una media. Todavía no sé en qué
lugar de la estantería colocar a esta obra sobre obras, que descubre voces
(muchas de ellas que se quedaron perdidas en el tiempo). Si al lado de
Cortázar, al que tanto admira, tal vez de Pizarnik, que tanto lo conmovió.
Estimulante y personal, generosa. Porque eso de leer tanto, amigo, puede sonar
a que uno se vuelva un poco individualista. Pero, justamente, justamente, no es
el caso. Termino citando al autor de este intenso manual para aventureros:
«Sin embargo, sigo intentándolo, sigo escribiendo, sigo soñando. Y, poco a
poco, me voy enterrando entre libros”
https://www.recorridosliterarios.com/los-efectos-del-vendaval/
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