lunes, mayo 25, 2015

Javier Sagarna - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Escribo por pasión, por amor al arte, porque la vida, si no, se me quedaría algo estrecha, resultaría algo sosa. Escribir me mantiene vivo, en contacto con lo mejor de mí, ese niño, ese punki adolescente, pero también ese pensador, ese filósofo y hasta ese político que me enredan dentro y que, mientras escribo, tienen su espacio. No escribo yo, escribimos muchos yoes juntos, una confederación de ellos (me encantó esta idea cuando la leí en Sostiene Pereira), y es divertido estar al mando de esa nave en la que cada cual rema hacia lo suyo.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Pocas, la verdad. Hace algún tiempo, supongo que porque mi trabajo me obliga a pasar muchas horas frente al ordenador y lo tengo ya demasiado asociado con esa labor, empecé a preferir escribir los primeros borradores a mano para después pasarlos al ordenador y ya trabajar ahí las correcciones. Pero tampoco es que no pueda hacerlo de otra manera. Soy el mayor de seis hermanos, crecí en una casa llena de vida, y ruidos, y gente que entraba y salía de cada cuarto, y partidos de baloncesto en el pasillo, y la música de mi hermano, y…, cuando llega el momento de escribir (o de dormir) me concentro bastante bien casi en cualquier entorno.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Las de mis diferentes yoes confederados. Me interesa el crecimiento y el precio que exige, me interesan las fuerzas interiores que nos dominan, esas heridas que nos duelen y nos condicionan mucho más de lo que querríamos, me interesa la aventura como sentido de la vida, me interesa la posibilidad de la alegría y la certeza del dolor y la muerte, me interesa, mucho, el valor como guía a través del vacío existencial. Últimamente, me interesa también la confianza, en los otros, en nosotros mismos. Me interesa, en fin, la vida en todo su sinsentido y en toda su locura, lo que hay y lo que no hay. De hecho, creo que es ese diálogo entre lo que hay y lo que no hay lo que verdaderamente me interesa.

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Escribir sin límites y, después, corregir también sin límites. Es decir, cuando escribo, cuando creo mundos, personajes, aventuras, intento darme la mayor libertad posible, no censurarme, escribir sin preocuparme de nada más que contar mi historia y disfrutar de hacerlo. Solo después, cuando ya tengo el relato (o el fragmento de una historia más larga que haya alcanzado a escribir), llega el momento de corregir, con toda seriedad y sin dejarme llevar por sentimentalismos. Separar a las dos figuras que hacen el proceso creativo: el creador (esa confederación de yoes, que cuentan casi quitándose la palabra unos a otros) y el corrector (que soy yo, el de hoy, con mis gustos y mis conocimientos del oficio), me parece fundamental a la hora de dar libertad al primero y sacar el mayor partido a los conocimientos del segundo.

5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?

No, yo planifico poco, pero es porque tengo una cabeza muy ordenada. Es decir, yo no me siento a planificar, vislumbro una idea o, más a menudo, escucho una voz, una primera frase y tiro del hilo. Lo que pasa es que mi cabeza ya se encarga sola de ir buscando, desde la primera palabra, un sentido a la cosa, de forma que es raro que, al cabo de un puñado de párrafos, no tenga al menos una idea de hacia donde voy y un mapa de por donde.
Eso sí, lo que no suelo saber nunca es el final, al menos hasta que estoy muy cerca de él. Creo firmemente que, para ser bueno, el mejor posible, un final debe salir de la propia historia, del proceso de escritura, por lo que, incluso en los casos en que entreveo el final pronto, siempre llego a él con una disposición abierta, dispuesto a que los personajes o la historia decidan hacer otra cosa. Y, muy a menudo, es lo que pasa.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Carver, Proust, Conrad, Foster Wallace, Chejov, Dinesen, Cortázar, Borges, Rulfo, Cervantes, Shakespeare, Fitzgerald, supongo que como a todos me gustan los mejores platos del menú. Pero también tengo mis debilidades y son autores de género como London, Machen, Bradbury (¡qué grande es Bradbury!), Lem, Stevenson, George R. Stewart, pero también Simenon, Conan Doyle, Verne, Mary Shelley, y todos los que llenaron mi infancia de aventuras inolvidables: Twain, Scott, Barrie, Baroja, etc. A todos ellos les debo un imaginario que alimenta cada día mi trabajo. Entre los autores españoles, y aparte de maestros inolvidables como Medardo Fraile, Ignacio Aldecoa o Cela, tengo debilidad por gente como Hipólito G. Navarro, Ángel Zapata, Ignacio Ferrando, Isabel González, Sergi Bellver, Javier Saéz de Ibarra, Bernardo Atxaga, Ray Loriga (cuya lectura, junto a la de Bukowski y alguno más fue clave para que, de forma bastante tardía, yo empezara a escribir), Quim Monzó, Alfonso Fernández Burgos, Paula Lapido, Cristina Cerrada y algunas voces que vienen pidiendo paso como Mariana Torres o Tere Susmozas.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.


Acaba de publicarse, en la editorial Menoscuarto, Nuevas aventuras de Olsson y Laplace, que pienso que es mi mejor libro hasta la fecha. Aunque ortodoxamente es un libro de relatos, tiene sin embargo una lectura unitaria (es un libro que hay que leer al derecho, del primer cuento al último, sin hacer saltos), pues uno tras otro los relatos van contando una historia de orden superior. La idea ha sido jugar con la textura y el imaginario de los relatos de aventuras y contar las peripecias de una pareja de héroes, Olsson y Laplace, que protagonizan todos los cuentos. Por supuesto, no son cuentos de aventuras clásicos (aunque se leen como tales y creo que el libro resulta francamente divertido), el foco está mucho más en la relación cambiante entre los dos personajes y, al final, en la posibilidad o imposibilidad de la aventura como fuente de sentido para nuestras vidas. 


Javier Sagarna (Madrid 1964) es licenciado en Farmacia por la Universidad Complutense y dirige la Escuela de Escritores, en la que es profesor. Es presidente de la Asociación Europea de Programas de Escritura Creativa (EACWP) y ha impartido cursos y talleres en el Instituto Cervantes, la Universidad Nacional de Colombia, la Universidad de Alcalá de Henares, Scuola Holden (Italia) o el Orivesi College of Arts (Finlandia). Colabora en el programa “La Ventana” de la Cadena SER. Es autor de la novela Mudanzas (2006) y de la novela infantil Rafa y la jirafa (2103). Con Menoscuarto publicó en 2012 el libro de relatos Ahora tan lejos.

*La foto es de Claudia Sagarna

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