1.- ¿Por qué escribes?
No me gusta decir eso tan recurrente
de que lo único que sé hacer es escribir porque la vida es mucho más que eso y
puede parecer que los escritores somos una panda de inútiles que no sabemos ni
poner una alcayata, así que daré mis razones, ninguna de ellas muy
trascendental ni metafísica. Escribo básicamente por tres razones. La primera,
eminentemente pragmática: Porque es gratis. Me explico. Me considero una
persona básicamente creativa, me apasiona cualquier proceso creativo, desde el
cine, a la pintura, la fotografía, la publicidad o el teatro. He practicado
todas estas disciplinas, mi cabeza siempre está en ebullición, me paso la vida
intentando plasmar ideas originales, pero la fotografía casi me arruina, el
cine es imposible de financiar, para hacer teatro necesitas una gran capacidad
logística y organizar grupos de personas, la publicidad está sujeta a los
prejuicios comerciales del cliente y la pintura no se me da del todo bien, más
allá de las ideas, por lo que descubrí hace tiempo que la Literatura es gratis
y no necesitas más que un papel y un bolígrafo. Para mí es la manera más fácil
de plasmar mis ideas, ya que, además, no hay un director que condicione lo que
quiero contar censurando o poniendo condiciones a lo que escribo. Para mí la
escritura es Libertad Creativa en estado puro. La segunda razón es porque me
sirve de válvula de escape. Me gano la vida escribiendo guiones en televisión,
y en este medio apenas hay espacio para esa libertad a la que me refiero. Hay
demasiados jefes intermedios que condicionan el resultado final, que pocas
veces se ajusta a mi idea inicial. De modo que cuando llego a casa escribo lo
que realmente deseo, sin interferencias, dando rienda suelta a todas las
locuras que se me pasan por la cabeza sin que ningún director me diga: “Dale
una vuelta” o “esto no lo entendería mi madre”. Parto de una premisa: Las
madres no son gilipollas, aunque algunos jefes deben tener madres a las que les
hacen pensar que lo son, y seguramente son más listas de lo que ellos creen. La
tercera razón es que la escritura es para mí un exorcismo que me ayuda a
liberarme de mis demonios disfrazándome de otros, poniendo en la boca de mis
personajes lo que yo nunca diría ni haría en la vida real. Me sirve para
convertirme en gente rara sin tener que dar explicaciones. La ficción es una
gran coartada. En cualquier caso, escribo porque me gusta experimentar, buscar
formas nuevas de narrar, de contar, de sorprender, de investigar. Aunque esté todo
contado, tengo la impresión de que queda mucho por hacer en el aspecto formal.
Ahora me estoy leyendo la novela “La casa de las hojas” y es un ejemplo de lo
que quiero decir. Pocas editoriales son valientes a la hora de introducir
nuevas técnicas narrativas, sobre todo en el plano visual. Encarece la edición
y es muy arriesgado a la hora de llegar al público.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
Como cualquier obsesivo
compulsivo soy un saco de manías, pero curiosamente a la hora de escribir no
tengo ninguna. Me gusta la disciplina y me marco plazos a mí mismo para las
entregas, un vicio adquirido por mi trabajo en televisión, donde escribimos a
destajo y en un tiempo mínimo. No nos da tiempo para pensar demasiado, aunque
en la Literatura procuro ponerme plazos más amplios que me dejen respirar la
idea. Antes los microrrelatos los escribía siempre en bares donde no me
conocían, y cuando el camarero empezaba a llamarme por mi nombre, cambiaba de
sitio. En cambio, las historias largas las escribo siempre en casa,
generalmente por la tarde o por la noche. Tengo insomnio y he pasado muchas
noches en vela. Nunca escribo por las mañanas, al menos Literatura, por las
mañanas escribió guiones.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Hasta ahora sólo había escrito
Literatura Fantástica, me interesa mucho el cambio de identidad y ese
extrañamiento que puede producirse en la vida cotidiana y que condiciona la
vida de los personajes, pero de un tiempo a esta parte escribo autobiografía
ficcionada. Creo que en la vida real hay demasiado material como para dejarlo
escapar a la ligera. Siempre apunto las ideas en una agenda, una agenda que
luego reviso al cabo de un mes y valoro si esa idea en realidad era tan buena o
tan sólo la coyuntura y el calentón de un instante.
4.- ¿Algún principio o consejo
que tengas muy presente a la hora de escribir?
Tener los ojos bien abiertos. Las
mejores historias están en la vida real. Cuando no llevo una agenda y veo algo
que puede ser la semilla de un cuento lo apunto en el móvil o en la palma de la
mano. Siempre tengo la mano manchada de tinta, porque el sudor emborrona las
anotaciones y se convierten en criptogramas que tengo que descifrar
tranquilamente sentado frente al ordenador.
5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo
tienen todo planificado desde el principio?
Alguna vez, pocas, me he dejado
llevar por la historia, pero me siento inseguro utilizando la técnica de
“dejarme llevar”. Siempre surge una idea y luego hago un esquema que voy
rellenando. Una vez que he rellenado todas las partes del esquema pulo el
contenido y le doy forma literaria. Mi proceso es: Idea, esquema, relleno del
esquema y por último sacar brillo. Puede parecer muy mecánico, pero es efectivo.
De hecho es la fórmula que se utiliza en los guiones de ficción televisivos.
Está la figura del argumentista, es decir, al que se le ocurre el germen de la
idea. Luego el escaletista elabora un esquema de las tramas, y por último, los
guionistas estrella, los dialoguistas, rellenan la escaleta. Yo sigo un proceso
similar al de un guión de ficción televisiva.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Podría dar una larga y aburrida
lista de autores, pero me quedo con dos. En realidad nunca he tenido pósters de
cantantes ni futbolistas en mi habitación, ni siquiera cuando era adolescente.
No idolatro a nadie, ni siquiera a los grandes escritores. Pero citaré a dos:
Por un lado está Borges, cuyos cuentos me maravillaron desde que los leí por
primera vez, sus universos me parecen únicos, y por el otro admiro sin tapujos
a Quim Monzó, el único autor al que suelo releer de manera muy asidua. Es el
autor que más me ha inspirado en mi vida, y cuento con la ventaja de tener una
memoria a medio plazo muy limitada, por lo que cada relectura la disfruto como
si fuera la primera vez. Es el único autor del que pondría un póster en mi
habitación, sin duda alguna.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Lo último que he publicado es una
segunda edición de mi libro “Fuera de temario”, con la editorial Talentura, que
está haciendo una labor impagable. Se trata de una edición comentada, relatos
largos de corte fantástico en los que el cambio de identidad juega un papel
fundamental. Por otro lado, en febrero publicaré “Personajes Secundarios” con
la editorial Menoscuarto, una obra que contiene muchos microrrelatos
experimentales y en la que le doy gran importancia a la unidad del libro. Los
microrrelatos de “Personajes Secundarios” tienen hilos de conexión (los tan
debatidos hilos de conexión) que hacen una obra compacta, o al menos esa fue mi
intención, plantear un libro con cierta unidad. Este es un libro de perdedores
en el que los personajes secundarios se convierten en protagonistas durante
unos instantes, apenas unas líneas, exactamente lo que dura un relámpago, un
microrrelato. Esos quince minutos de gloria de los que hablaba Andy Warhol. En
realidad, unas quince líneas. Como un rayo que les ilumina el rostro durante un
breve latigazo, lo suficiente como para quemarles la cara. ¿Cómo sería “El
Quijote” si el protagonista hubiera sido Sancho Panza? ¿Qué pensaríamos de
Sherlock Holmes si Watson fuera el que resolviera los casos? ¿Si Iván Drago
hubiera ganado el combate a Rocky Balboa se habría desmoronado el sistema
capitalista? ¿Qué ocurriría entre Rick y el gendarme francés si al final de
“Casablanca” Sam el pianista se hubiera fugado en ese avión con Ilsa Lund? Los
personajes secundarios están diseñados para apuntalar al protagonista. Su
naturaleza genética les obliga siempre a tomar carreteras comarcales, pero como
los efectos secundarios de los prospectos, son inevitables. Sin los efectos
secundarios no existirían los medicamentos. No habría cura posible. Son
necesarios. Los segundos se inmolan para que brillen los primeros. El número
dos brilla un instante bajo la tormenta, pero en pocos segundos se acaba
convirtiendo de nuevo en la sombra del número uno. Sin el “dos”, no existiría
el “uno”. Quizá pudieron sustituir al “jefe” si hubieran vivido más tiempo,
pero nunca lo sabremos. O al menos, no lo sabíamos hasta ahora. Este libro está
inspirado en esos actores de cine mudo que cuando llegó el sonido se vieron
relegados a desaparecer o a convertirse en secundarios, relegados a un segundo
plano. Tuvieron que pasar de “el silencio” que les dio el éxito, a “el ruido”
que les provocó la lucha por salir de ese silencio, sin rumbo, hasta que unos
pocos encauzaron sus vidas en el cine sonoro a través de “la palabra”. Como los
niños, tuvieron que aprender a hablar de nuevo. Era un nuevo lenguaje para
ellos. Desconocido, duro, ininteligible. “Personajes Secundarios” es un libro
que se sostiene en “La Palabra”, la palabra como principio y como final. Por
otro lado, la paginación de este libro es otro personaje, ya que conforman el
cuerpo de un microrrelato en sí mismo. Siempre he pensado que podían dar juego
todos los elementos de un libro, incluso los números que marcan las páginas.
Por otro lado contiene una historia muy personal. Está escrito desde las
tripas.
Manu Espada (Salamanca, 1974) es Licenciado en Periodismo por la
Universidad Pontificia de Salamanca y Máster en Radio por RNE y la Universidad
Complutense de Madrid. Ha publicado los libros El desguace (premio editorial Grupobúho), Fuera de Temario (Talentura), Zoom.
Ciento y pico novelas a escala (Paréntesis), y Un poquito de por favor. Manual para sobrevivir en una comunidad de
vecinos (Temas de hoy). Ha coordinado junto a Rosana Alonso De antología. La logia del microrrelato
(Talentura) que recoge textos de los mejores autores de la denominada
«Generación Blogger». Ha estrenado una obra de teatro y un cortometraje
titulados El tercer día, y ha ganado
más de veinte galardones literarios, entre los que destaca la II edición del
premio Relatos en Cadena, de la SER, y el concurso de la Revista Eñe. Forma
parte de las mejores antologías de microrrelatos de los últimos años: Velas al viento. Los microrrelatos de la
nave de los locos (Cuadernos del vigía), Pervertidos (Traspiés), Relatos
en Cadena 2008-2009, (Alfaguara), Mar
de Pirañas. Nuevas voces del microrrelato español (Menoscuarto), Antología del microrrelato español
(1906-2011) El cuarto género narrativo (Cátedra) y Desahuciados. Crónicas de la crisis (Traspiés). Desde hace quince
años ha desarrollado su labor profesional de guionista en emisoras como Radio
3, Radio 5, Telemadrid, TVE, Antena 3 o Telecinco, donde trabaja actualmente
elaborando una sección de política por la que han pasado José Luis Rodríguez
Zapatero, Mariano Rajoy, José María Aznar, José Bono, Esperanza Aguirre, Ana
Botella, Alfonso Guerra o Julio Anguita, entre otros personajes de la vida
política española. Hace ocho años abrió uno de los blogs creativos más
veteranos del panorama literario: «La espada oxidada». Acaba de publicar la
segunda edición de Fuera de temario
(Talentura) y en febrero publicará Personajes
Secundarios con la editorial Menoscuarto, un libro de microrrelatos
experimental inspirado en la comunicación visual que tiene con su hijo Daniel,
un niño que lucha a diario contra el autismo.
*La foto es de Isabel Wagemann
10 comentarios:
Una entrevista genial. Se nota la entrega del autor en las respuestas.
Sí, he disfrutado muchísimo con las respuestas de Manuel.
Gracias a los dos.
De Manu Espada se aprende siempre, incluso cuando habla. Además, es un tipo exageradamente generoso. Su "Fuera de temario" es de los mejores libros de relatos fantásticos que he leído.
Sólo se puede aprender más de Manu si las reflexiones las hace en una barra de bar con unas cervezas a mano. Grande.
"Exageradamente generoso", qué buena definición para Manu. Gran entrevista, gran entrevistado. Da gusto leer hasta el final!
Esta entrevista me hace recordar algunas palabras del gran Gabo sobre el oficio del escritor:
El escritor escribe su libro para explicarse a sí mismo lo que no se puede explicar.
Esa es la función de Manu en su noble función de un escritor dar testimonio para enseñar.
Muchas gracias por ese cuestionario básico por acortar distancias conceptuales.
Suscribo cada palabra de las dichas por Ximens. Manu es el espejo en el que a muchos nos gustaría mirarnos y cuando, alguna vez, creemos que lo hacemos, él siempre agranda la imagen que recibimos.
Un abrazo.
He disfrutado y aprendido mucho con la entrevista. Un abrazo.
No solo es genial como escritor, también como persona.
Me quedo encantanda, como es habitual con él.
Una gran entrevista, de la que tomar nota también.
Esperaremos esos "Personajes Secundarios" como los Oscars al mejor actor de reparto.
Abrazos colectivos.
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