domingo, febrero 11, 2007

J. T. Leroy


J. T. Leroy
J. T. Leroy no existe, vaya el aviso por delante. Se dio a conocer con la publicación de la novela "Sarah", supuestamente biográfica, en la que narraba sórdidos episodios de su vida. Una vida de prostitución y drogas en compañía de su madre. La novela la había escrito por consejo de su psicólogo para deshacerse de las pesadillas. La conmoción fue inmediata. Se hizo famoso. Importantes figuras le dieron su apoyo, como Dennis Cooper, el más entregado y el más defraudado, Michael Chabon, Lou Reed, Dave Eggers, Gus Van Sant (Leroy aparece en los titulos de crédito de la película "Elephant"), Tom Waits, etc... Claro que ellos no sabían que J. T. Leroy no existía, que se lo había inventado una mujer llamada Laura Albert, de 40 años, que cantaba rock y escribía relatos que no conseguía publicar, y que, estoy seguro, nunca había soñado que su libro y su personaje adquirirían tal notoriedad. De pronto, querían entrevistar a J. T. Leroy, todo el mundo quería conocerlo. Intentó dar largas, decir que el chico no quería darse a conocer, que estaba ilocalizable, pero al final no tuvo más remedio que pensar en darle a la gente lo que quería. Savanna Knoop, cuñada de Laura, fue por fin la encargada de encarnar al joven Leroy, con peluca rubia y grandes gafas de sol. Laura siempre estaba cerca, haciéndose pasar por su agente de prensa y amiga.

En una de sus primeras entrevistas le preguntaron: "¿Hasta qué punto están idealizadas tus experiencias en Sarah? Hay una especie de frialdad al narrar ciertos pasajes que, bueno, es como si no te hubiera ocurrido a ti..." Y él/ella contesta: "Es una técnica de supervivencia. Cuando una situación te produce mucho dolor, desconectas. Como si entraras en un shock. Por eso él (Cherry Vanilla/Sarah) se muestra impasible. Está aterrorizado. Sabe que gritar, llorar, rogar no sirve de nada. Ha crecido con una madre chunga. Sabe cómo insensibilizarse al dolor, cómo distanciarse de todo... como yo..."
"Como yo", dice, al parecer consciente de que sus historias no tienen valor si no van disfrazadas de testimonio personal.
Se suele decir que un libro debería ser considerado bueno o malo al margen de quién lo haya escrito. Es evidente que este no es el caso de los libros de J. T. Leroy.

Laura Albert

12 comentarios:

Anónimo dijo...

La literatura de Leory esta en Leroy. Algo muy gracioso, sí.

Enigma dijo...

Que tal

Por medio de este escrito, te anuncio ya estas aceptado en Blogueratura.com

Sigue escribiendo; para cualquier duda puedes contactarme vía el correo electrónico especiales@blogueratura.com y en el subject escribe BLOGUERATURA

Bienvenido

Mónica dijo...

Ciao,

Leí sobre este tema y me impactó, al parecer luego los mismos que la habían arropado y hecho saltar a la fama pensando que J.T. Leroy era real, destrozaban a Laura considerándola como una maruja tarada. De ahí al debate y la eterna pregunta de si es lícito por mucho que quieras publicar hacer algo así...

Rosa Silverio dijo...

Súper interesante esta entrada, Miguel. No sabía nada del J.T. Leroy pero ahora buscaré más información en la red.

¿No se supone que una obra debe tener valor por sí misma y debe emanciparse de su autor? Buena pregunta la que haces al final del post y la que nos dejas a nosotros. La vida de un autor es interesante, pero si lo que escribe sólo sirve como mera referencia biográfica, entonces creo que no posee mucho valor literario.

Saludos.

Rosa Silverio dijo...

Ah, por cierto, esta historia es súper interesante, en especial porque yo ya he visto esos casos de personas que cambian de personalidad y se crean alter ego que incluso consiguen sus seguidores.

La historia de Leroy debería sevirnos de lección para no confiar en las apariencias y para darnos cuenta de que eso de creer "ciegamente" sólo es posible en cuentos de ficción.

De todos modos, lo que ahora hay que evalúar es si realmente los libros tienen valor y si podrán permanecer dentro del gusto de la gente, ya distanciados de la imagen mítica e irreal del J.T.

Ruth dijo...

Yo creo que éste es un claro caso del síndrome Salsa Rosa. Nos gusta saber que alguien sufre más que nosotros, que la vida de otros es más miserable que la nuestra. Como creían que era una obra autobiográfica, les daba morbo; en cuanto supieron que era mentira, perdió el interés.
Muy interesante. A mí también me han entrado ganas de leer más sobre J.T.

anilibis dijo...

Había leído sobre este caso. Y se me había quedado olvidado en el tiempo. Me pregunto qué habrá sido de nuestra heroína. Voy a mirarlo.

Besos.

Anónimo dijo...

Me pregunto si el libro al que te has referido será uno de aquellos inolvidables por lo logrados que son.

Si antes que prevalezcan los escarbamientos de los críticos, el libro es un paradigma entre paradigmas escritos.

Eso indica que necesito leerlo.

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He venido a este blog, algunas veces y es la primera vez que comento (sino me confundo...por tiempos...).
Albricias.

Dani González dijo...

un post que esta dado a la reflexión.
un rescate del olvido muy logrado.

saludos cordiales

Miguel Sanfeliu dijo...

Alvy, sí, es gracioso. El propio Leroy es el mejor personaje.

Enigma, gracias.

Mónica, es cierto, mucha gente quedó en evidencia. La estupidez en estado puro. No creo que sea lícito hacer algo así por publicar. No tiene sentido.

Rosa, ésa es la pregunta que me interesa. En este caso, la obra no tiene valor si se deslinda del autor. Pero esta historia, como la de todos los impostores, es muy interesante. Recuerdo ahora la entrada que puse casi al principio del blog sobre el libro "Impostores", de Sarah Burton.

Ruth, graciosa manera de describirlo: "síndrome salsa rosa". Me lo apunto.

Anilibis, se ha vuelto a poner de actualidad porque ha aparecido un nuevo librito de J.T. Leroy, y digo librito por el tamaño, no por el precio.

Rain, al parecer son libros que explotan la sordidez. Su estilo es directo y desnudo. Resulta interesante, al margen de la polémica sobre el autor.
Y espero que dejes comentarios alguna que otra vez.

Dani, bienvenido, coincidimos en varios blogs. Me alegra que te haya parecido interesante.

Un saludo a todos y gracias por los comentarios.

Clarice Baricco dijo...

No sabía nada de este libro.
Será que valga la pena leerlo?

Abrazos

Francisco Ortiz dijo...

No sabe uno a veces si es mejor conocer mucho o poco de los autores de los libros. Poco a poco, voy decantándome por no saber apenas nada. Creo que es mejor, fuera de cuatro datos esenciales.