El crítico Miguel García-Posada escribió hace unos años un libro titulado "El vicio crítico", en la editorial Espasa. Es un libro interesante donde nos habla de su trabajo, de su criterio, de la función de la crítica dentro de la literatura. La primera parte plantea consideraciones generales y la segunda se centra más en su experiencia personal. El primer capítulo de esta segunda parte se titula "Las maneras de la crítica" y puede leerse el siguiente comentario:
"En nombre de esta dignidad uno se ha permitido discrepar públicamente de los best-sellers cultos de Umberto Eco o de José Luis Sampedro, tan abusivamente valorados, y de los libros de Antonio Gala, nuestro actual Fernández y González. Y ha guardado silencio sobre las exitosas narraciones –que no novelas– del ex corresponsal de guerra, transformado en autor, Arturo Pérez Reverte".
Ignoro qué otras alusiones habrá hecho García-Posada a la obra de Pérez Reverte o a su persona.
Bien, ahora resulta que García-Posada ha escrito una novela titulada "La sangre oscura". Uno de los primeros en lanzarse a opinar sobre dicha novela ha sido Arturo Pérez Reverte, no por mera preocupación literaria sino, como él mismo admite en su texto, porque "a veces le gotea el colmillo ante ciertos pescuezos que piden dentellada".
Y empieza el académico con un supuesto interés profesional:
"A fin de cuentas, razonaba, si este crítico ilustre dedica su vida a enjuiciar libros ajenos, explicando a los autores cómo deben escribir, su novela será una lección magistral sobre el modo de hacer las cosas en cuanto a estilo, estructura, personajes y otros ingredientes que, por su oficio, mi primo conocerá al dedillo. A ver si se me pega algo".
A continuación, machaca el texto sin piedad, con una ironía cruel y vengativa que deviene en burla:
"De manera que al final de la novela seguimos con la misma información que teníamos al principio: que un fulano se suicidó y que la vida es triste de cojones".
"Tampoco el estilo garciposadesco está exento de poesía eres tú: «Me pareció vislumbrar una lágrima corriéndole por la mejilla desde los ojos húmedos», escribe. De todos los hallazgos literarios que ofrece el texto, personalmente me quedo con «las vivencias que me asaltaban ante espectáculos urbanos de tanta enjundia», aunque haya muchas otras valiosas perlas..."
En fin, un ajuste de cuentas, una revancha de barrio que lo único que deja claro es lo mucho que a Pérez Reverte le dolió la opinión desfavorable de García-Posada. Para que no haya duda de ello, así termina el artículo:
"Vale la pena que se vendan cien o doscientos ejemplares de la novela, e incluso más. Es la mejor manera de que algunos lectores sepan en manos de qué individuos –los hay respetabilísimos también, pero este pobre hombre preside el gremio- se encuentra la crítica literaria en España".
A mi modo de ver, con este ataque desproporcionado, no ha conseguido Pérez Reverte desacreditar a García-Posada, sino tan sólo descalificarse a sí mismo. El insulto gratuito suele volverse en contra de quien lo emite.
23 comentarios:
Necesitamos tanto de los críticos como de los autores, aunque sólo sea para conocer la existencia de un texto, a sabiendas de que su valoración es enteramente subjetiva. Como ejemplo, no nos olvidemos del último gran best-seller, que no hubiera sido tal (según pienso) sin la crítica de la iglesia católica.
Pues esto fue lo que dijo en su día de Umbral: http://blogs.telecinco.es/crispacion/post/2005/11/28/la-letra-con-sangre-entra.
Y hay algunas otras perlas. De su pasado reportero le queda el gusto por las trincheras.
De cualquier forma, supongo que a García Posada le pesa ahora haber “guardado silencio sobre las exitosas narraciones –que no novelas– del ex corresponsal de guerra, transformado en autor, Arturo Pérez Reverte". Si hubiera opinado entonces sin reticencias de las mismas, todo estaría ya dicho, y no sería necesario entrar ahora al trapo de Reverte para defenderse; sobre todo porque si entra, asistiríamos, como en tantas otras ocasiones, a nuevo capítulo de Tómbola en versión cultureta.
Arturito se retrata a sí mismo con frecuencia. Incluso él tiene un pésimo concepto de sí mismo, por lo que deja traslucir. No me da ninguna lástima que sea tan infeliz y amargado.
Pues yo he leído el artículo completo del que hablas y, con las perlas que en él enumera Reverte, no me quedan ganas de leer ni una línea del libro.
Reverte puede tener, que lo tiene, un carácter especial, y puede ser vengativo, claro. Pero también puede tener razón en lo de que la novela y el lenguaje que en ella se utiliza es una porquería.
K, totalmente de acuerdo. Y entre los críticos los habrá mejores y peores. Y también con quien estaremos de acuerdo y con quien no.
Diarios de Rayuela, admito que me divirtió mucho el artículo sobre Umbral. Es evidente que tiene gracia insultando el señor Pérez. Aunque sigo pensando que es un pendenciero.
No creo que García-Posada le conteste. Y es más, no creo que deba hacerlo. Hay que procurar no darle demasiada cancha a este personaje.
Alicia, a mi no me parece infeliz ni amargado, más bien da la impresión de que está encantado de haberse conocido.
Luz Tenue, te diré que tampoco yo pienso leer la novela de García-Posada. No me interesa, es cierto. Y a lo mejor es una mala novela. Desde luego, las perlas encontradas chirrían bastante. Pero lo que no me parece bien es que uno se lance a destrozar un texto sólo por animadversión, o porque le gotea el colmillo. Sin la ayuda de Pérez, tampoco creo que la novela de García-Posada hubiera batido récords de ventas. A Pérez le importa un bledo la calidad de la novela y la crítica literaria, sólo quiere humillar al autor.
Saludos y gracias por los comentarios.
Si mal no recuerdo tiene un libro cuyo título es "Con ánimo de ofender", yo leí el artículo en alguna revista y me parece que últimamente a eso se dedica Pérez Reverte. Debería ponerse a escribir, que si usamos sus maneras, en Cabo Trafalgar podemos encontrar muchas perlas a las cuales hincarles el diente también. Desde que es académico no se aguanta.
Kafka, siento discrepar, pero sí considero que Pérez es un amargado, encantado de haberse conocido, desde luego, pero amargado. Una persona feliz vería en algún momento de su vida algo divertido, positivo, carcajeante. Vería a alguien a quien admirar o querer. No sé si será así, pero es lo que aparenta, que nada ni nadie le gusta y que nada le parece bien.
Ese rencor que viene destilando desde hace lustros, ese abuso de los tacos y los insultos y, sobre todo, ese repetirse hasta el aburrimiento le han convertido en un ser tan ridículo como pueda serlo Michael Jackon, Cela, Dalí y, ya que está en el "candelabro", Cruise. Personajes, que no personas, que han perdido toda referencia con la realidad.
Pero bueno, que sea feliz o no, a mi se me da una higa.
José Romero, desde luego. Estoy seguro de que en sus libros se podrían encontrar perlas de ese calibre.
Alicia, yo estuve en una conferencia de Pérez y, cuando empezaron a preguntarle impertinencias del tipo "¿Usted prefiere vender libros o hacer literatura?" Cosas así. Entonces, se defendió con arrogancia. "Yo lo que prefiero es que me lean, antes que ser un tipo al que todo el mundo ignora y que se cree la hostia escribiendo". Cosas así, aproximadas, hablo de memoria. Y entonces su actitud me pareció bien, porque se estaba defendiendo sin avergonzarse de lo que hacía. Pero ahora es que habla con superioridad, se subió al pedestal.
Dices que destila rencor. Es posible. Siempre ha explotado su desencanto con la raza humana como consecuencia de su profesión anterior. Y es cierto que no ve nunca nada positivo. Pero pienso que tiene también mucha pose. Tal vez se está convirtiendo, como dices, en un personaje.
Saludos y gracias por los comentarios.
Pérez-Reverte brilla intermitentemente como articulista fast-food por encima de la media y poco más.
¿Quién le ha dado autoridad (sabio Jordi Bonells) a este señor? A él ya Ruiz-Zafón, dos escritores de lo más intrascendentes que generan orgasmos de coartada culta al público que no acepta que lee best sellers revestidos de forma hipócrita y descalifica a otros (en este caso Dan Brown) para reafirmarse.
Cabreante Pérez-Reverte, sin duda.
Cómo odio este tipo de cosas que son el pan del día en diversas áreas.
Me hizo bien leer como terminas:
"El insulto gratuito suele volverse en contra de quien lo emite".
Gracias. Me llevo las líneas.
Abrazo
El pobre Pérez-Reverte entra ahora en la típica época en la que al escritor al fin canónico se le vapulea por los mismos atrevimientos y deslenguados comentarios por los que antes se le tenía por un sano provocador cultural. La vie.
Alvy, al parecer él ya está por encima de lo divino y lo humano.
Clarice, las polémicas suelen ser sanas y útiles para deshacer ídolos de barro o mostrar la vileza y vanidad del alma humana.
Miguel Ángel, quizá tengas razón y sea "el pobre Pérez-Reverte". No creo que se le haya tenido nunca por provocador cultural. En todo caso provocador a secas. Al menos, sólo conozco el texto sobre Umbral, que es gracioso, pero se queda en mero insulto, lejos de la provocación o el revulsivo, me parece. En cualquier caso, pese a que me equivoque, sigo pensando que este texto suena a revancha.
Qué verdad es esa de que a veces hay que contar hasta cien.
Saludos y gracias por los comentarios.
García-Posada no es perfecto, nadie es perfecto. Reverte es bastante imperfecto como escritor: no hay más que abrir sus novelas y leer. El crítico malo opina sin ilustrar ni razonar. No creo que García-Posada haya incurrido habitualmente en el error. Reverte es un escritor de entretenimientos que quiere devenir gran autor sin propuestas ni libros que lo avalen. Sus artículos chulescos en suplementos dominicales, de tipo aparentemente sabio y curtido y de vuelta de todo creo que le han hecho creerse demasiado al personaje que de sí mismo ha creado. De éxito se muere, de éxito chorreante se va a hacer sangre en otro lado: Reverte debería saber que un crítico hace crítica y no tiene por qué ser un escritor perfecto, eso es pura demagogia literaria, un reduccionismo absurdo y cruel que lo retrata, lo empequeñece y lo devuelve a su condición de escritor mediano y con éxito que tanto abunda últimamente en las letras españolas. (Por cierto, Miguel: cada vez planteas temas más interesantes. Te felicito por ello.)
Quizás olvidé entrecomillar lo de "pobre", miguel, porque la intención era irónica, claro, pero quiero añadir algo a lo dicho antes.
No soy un gran lector de Pérez-Reverte: de hecho no he leído ninguno de sus libros famosos -a excepción de un par de alatristes y territorio comanche y La sombra del águila, libros que me gustaron bastante-, pero vamos, no soy un seguidor de su obra. En todo caso, es un tipo que me cae bien, desde que veía sus crónica periodísticas. Tiene una personalidad distinta, y dice lo que piensa. Se equivoca muchísimo, pero va a contracorriente en un mundo en el que hay tantos silencios convenidos y convenientes.
A Reverte se le ha perdonado la vida muchísimo desde que publicó "El maestro de esgrima", y lógicamente se ha ido transformando en un escritor reconocido, exitoso, académico y glorificado hasta extremos delirantes, y al tiempo ha ido construyendo al par un personaje que ahora, y por ahí iba mi comentario, ahora, después de que todo el mundo le ninguneara con desprecio, ahora se ve atacado por esa típica sensación de "cómo me joden las palabras de este listillo". Y muchas veces joden, porque como le pasa a Umbral, gran escritor y gran metepatas, el que opina, al estilo trifulca, se mete en berenjenales de tres al cuarto. Cosas que pasan. Pero este tipo de escritores es conveniente, necesario, porque si no esto es una medianía de opiniones adecuadas y lógicas, previsibles. Un antiguo reportero como Reverte, como todos los reporteros que en el mundo han sido, tiene una visión distinta del mundo, a veces cruel y a veces excesiva, impúdica e injusta.
Pero hay mucho mediocre que se limita a callar y asentir. Él va a lo suyo y ahora, claro, se siente en la posición de poder tanto tiempo negada, y lanza andanadas contra el crítico.
Amigo Paco: Me parece, con todos mis respetos, que caes en un prejuicio con Reverte muy similar al que tú conoces muy bien respecto a la novela policiaca. Es verdad que Reverte es un poco culpable del auge por la literatura de entretenimiento -tantas detestables cenas secretas, biblias de barro y códigos de pis- que ahora sufrimos los amantes de la buena literatura, pero también tú caes en el prejuicio sobre el entretenimiento, etc. Amo a Stevenson, quien sigue arrastrando esa maldita fama de entretenedor. Ahora todos nos hemos vueltos amantes del grand style y pienso que el que -como decía antes, yo tampoco- no amemos este tipo de libros no incapacita a su autor para opinar sobre mil temas distintos, del mismo modo que no incapacita a un crítico para escribir una novela. Sabemos, lo sabes, lo sé, que un gran crítico no tiene que ser un buen novelista -ejemplo: George Steiner el sabio es mediocre como novelista- pero no parece tan difícil, a primera vista, que quien ha opinado durante años y años sobre tantos libros eluda cierto sentimentalismo estilístico que parece increíble a estas alturas. Adjetivaciones y demás, en fin. Hojea dos páginas. Pero por supuesto que aunque García Posada no ha sido nunca un crítico revanchista, al menos en mi opinión, supongo que en la trastienda literaria hay relaciones, segundas intenciones que no llegamos a conocer del todo y que mueven este tipo de respuestas airadas de unos y otros.
Lo habitual suele ser el despellejar en los cócteles y guardar las formas. Reverte no sabe hacerlo, y ahora también se le critica, y creo que en cierto modo su historia empieza a tener, es evidente, el recorrido de la figura no reconocida comercialmente -en sólo un primer momento, ha estado apoyado por Alfaguara, con lo que eso conlleva- y nunca respetado críticamente, al que ahora le comienza el periodo de decadencia: convertido en una vieja gloria que incomoda a sus enemigos y que sólo a los muy fieles caerá bien.
Disculpas por un comentario tan largo y una opinión probablemente equivocada en un gran tanto por ciento.
Ay, amigo Miguel Ángel: meterte en berenjenales defendiendo a Reverte, que quiso hacer un novelón con La reina del sur y no lo logró, con ese gran estilo del que hablas, con esa pretendida aura de entretenimiento dentro de supuesta gran literatura. Pero hombre, ¿dónde está el equivalente en Reverte de Mortal y rosa o Las ninfas, de Umbral, por ejemplo, libros de una gran altura literaria? He leído muchos de sus escritos en suplementos y el tipo escribe como habla- algo que tiene su mérito, pero que no es invento suyo ni es algo que haga de manera especialmente brillante (como dice mi padre: gasta la pólvora en salvas) - y desde la más pura subjetividad opina sobre lo que quiere y como quiere sólo para hinchar aún más su ego. Claro que la novela de Posada puede ser mala - ¿es que está obligado un crítico literario a publicar una novela sólo si es una obra maestra? -, pero el tema que plantea Sanfeliu es el de la triste, añeja y degradante venganza literaria - algo que se da desde los tiempos de Quevedo, por lo menos- y eso es tan absolutamente repulsivo a mis ojos que no me merece siempre sino el más profundo de los desprecios. En cuanto a la novela policiaca, bien sabes que mi blog no es sobre ese tipo de novela, sino sobre la negra, que es comprometida, nada escapista, que no está hecha para el entretenimiento, sino para la crítica social, política. Nada tengo en contra de la literatura de entretenimiento, pero no la defiendo. Y ya le gustaría a Reverte, ya, estar a la altura de Stenvenson.
Francisco, gracias por tus palabras. Estamos de acuerdo en este tema. Y está claro que un crítico no tiene por qué ser un buen escritor. Y no digo yo que probando suerte en este género, no supiera García-Posada dónde se estaba metiendo.
Miguel Ángel, nada de disculpas. Te agradezco mucho tu comentario.
Te diré que yo no le tengo manía o encono a Pérez Reverte, ni mucho menos. Simplemente digo que, en este caso, creo que se ha equivocado porque su motivación ha sido la simple vanidad, la mera venganza. ¿Se le ha de perdonar? ¿Por qué? ¿Es un personaje necesario? Tengo mis dudas. Hace gracia en algunos momentos, pero a la larga resulta cansino. Yo leía sus artículos hace tiempo, pero la verdad es que dejó de interesarme. De sus libros no he hablado, precisamente porque no se trataba de un ataque a Pérez Reverte sino al artículo sobre García Posada. Al final, he de reconocer que ya no me inspira simpatía, se volvió demasiado prepotente.
Respecto a lo que dices sobre la trastienda literaria, es cierto, es probable que haya cosas que desconozcamos, pero si son importantes y además él es tan lanzado, pues que las cuente. Seguramente quedaría mejor.
Y calificarlo de vieja gloria me parece muy generoso por tu parte.
Un abrazo a ambos.
Miguel: Coincido plenamente con lo que matizas. Tampoco yo hablaba de su obra , que a mí plín, sino a que parecía el resultado coherente de su propia personalidad. Otra cosa es que esa personalidad lo esté abocando a comportamientos como éste del que hablabas en tu entrada: un artículo -que sólo he leído en tus extractos- sin elegancia, y feroz, vengativo, al parecer. Como bien dices, lo malo de comportamientos como el suyo, o como cualquier comportamiento en el fondo epatante, es el cansancio que acaban por provocar. Tú reconoces que leías sus artículos y que ha dejado de interesarte. A eso me refería. Su actitud fue aplaudida o era interesante en un determinado momento, pero el propio mecanismo de su "carrera literaria" está volviéndose contra él. En todo caso, a estas alturas debería estar por encima de determinadas cosas. Anotas bien, respecto de la trastienda, que debería contarlo todo, pero creo que a esos niveles siempre se guardan balas en la recámara.
Y perdona: de nuevo olvidé poner las comillas en lo de "vieja gloria".
Un abrazo.
Incluyo aquí enlace a un artículo al respecto de relaciones escritores-críticos que puede ser interesante.
http://www.elmundo.es/papel/hemeroteca/1996/11/02/esfera/177094.html
Pues, aunque el Reverte no sea en absoluto santo de mi devoción, debo confesar que eso de "me gotea el colmillo ante el cuello que desgarrar", o algo así, me ha gustado.
Miguel Ángel, me gustó mucho el artículo que recomiendas. Y fíjate, en dicho artículo, se puede leer: "El problema comienza cuando los escritores, por otro lado la mayoría, no alcanzan a ser creadores quedándose en meros escribanos y los críticos, por su lado, se dedican a aplaudir o hundir, depende, obras por intereses espurios al valor de la obra misma juzgada haciendo publicidad indirecta y convirtiendo la literatura, así, en un reflejo del mercado". Y justo eso es lo que pienso que ha hecho Pérez Reverte en su encarnación de crítico literario. La única diferencia es que, en este caso, los "intereses espurios" son su propio ego.
También las últimas frases del artículo son un reflejo del tema que estamos tratando.
Estimada Anilibis, debo aconsejarte, como amigo, por tu bien, que vigiles esas inclinaciones vampíricas. :)
Gracias y saludos.
Personalmente, preferiría olvidarme directamente de una mala experiencia lectora que no seguir regocijándome en ella escribiendo una crítica vengativa. El tiempo es tan escaso y valioso...
Yo, a García posada le estoy muy agradecido. ¿Cómo hubiera podido explicar a mis alumnos sin su ayuda "Poeta en Nueva YorK"? Y todavía mayor agradecimiento: el placer que hoy me produce su lectura no sería el mismo. Sin embargo no tengo el menor interés en leer ninguna novela suya. Creo (todos lo sabemos) que los buenos críticos no son buenos autores. Sin embargo, y aunque parezca contradictorio, los buenos autores sí son buenos críticos. (Clarín y Dámaso Alonso, por poner un ejemplo.)
El desahogo de Reverte no creo que tenga la menor importancia ni creo que García Posada se la dé.
Por otro lado, el comentario de sfer no me puede parecer más acertado y sabio.
Sfer, tienes razón. Una de las cosas que más sorprenden es que Pérez Reverte haya tenido ganas de leerse el libro de García-Posada.
Malambruno, cómo me alegra tener noticias tuyas. Es cierto que el comentario de Reverte no tiene la menor importancia, pero refleja muy bien cómo las mezquinas vanidades mueven el mundo.
Saludos y gracias por los comentarios.
Fuí alumna de García- Posada y en la clase era un magnífico profesor y crítico. Nos ofrecía el don de la literatura española contemporánea, nos leía los poemas simbolistas en francés y los traducía, al iniciar la asignatura. Éramos todas mujeres de 17 y 18 años , en COU, y nos llevamos una cultura mayor que la que demuestra Pérez Reverte.
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