miércoles, abril 30, 2008

John Fante


Cuando a uno le preguntan por su libro favorito, resulta muy difícil dar una contestación clara y contundente. De hecho, la respuesta suele cambiar de una vez a otra. Es lógico. Sin embargo, sí hay títulos que han quedado unidos a nuestra biografía, que se nos metieron en las tripas y nos agitaron desde dentro, libros que nos ayudaron a ser como somos. En mi caso, hay un libro en particular que forma parte de mi manera de enfocar la literatura. Un libro muy especial en mi vida, que siempre procuro tener cerca y que hojeo de vez en cuando. No entiendo por qué no hablé de él antes. Quizá quería escribir algo tan brillante que no escribí nada, a veces pasa. El libro se titula “Pregúntale al polvo” y su autor se llama John Fante.
La edición que tengo es de abril de 1989, de Empúries/Paidós. Está gastada, llena de papelitos señalando determinadas partes del libro. No está subrayado porque yo, hasta hace poco, no escribía en los libros. Ahora sí lo hago. Y me arrepiento de no haberlo hecho antes, pero esa es otra cuestión.
Como mucha gente sabrá, el libro viene avalado por un excelente prólogo de Charles Bukowski. Yo leí el prólogo de pie, en la librería, y ya no pude salir de allí sin aquel libro. Bukowski comienza con una frase certera: Yo era joven, pasaba hambre, bebía, quería ser escritor. Y cuenta que iba a la Biblioteca Municipal del centro de Los Ángeles y nada de lo que allí encontraba le satisfacía. Me daba la sensación de que todos se dedicaban a hacer juegos de prestidigitación con las palabras, que aquellos que no tenían prácticamente nada que decir pasaban por escritores de primera línea. Hasta que un día, por fin, encontró un libro que consiguió interesarle. Y entonces, a semejanza del hombre que ha encontrado oro en los basureros municipales, me llevé el libro a una mesa. Las líneas se encadenaban con soltura a lo largo de las páginas, allí había fluidez. Cada renglón poseía energía propia y lo mismo sucedía con los siguientes. La esencia misma de los renglones daba entidad formal a las páginas, la sensación de que allí se había esculpido algo. He allí, por fin, un hombre que no se asustaba de los sentimientos. El humor y el sufrimiento se entremezclaban con sencillez soberbia. Comenzar a leer aquel libro fue para mí un milagro tan fenomenal como imprevisto. El entusiasmo de Bukowski resulta contagioso. Su texto nos incita a imaginarlo dando saltos de alegría por el gran hallazgo de aquel libro. Y, por supuesto, tiene su sello personal. Fante tuvo sobre mí un efecto poderoso. Poco después de leer los libros que he citado conviví con una mujer. Estaba más alcoholizada que yo, sosteníamos peleas violentas y a menudo le gritaba: “¡No me llames hijo de puta! ¡Yo soy Bandini, Arturo Bandini!”.


Arturo Bandini es el alter ego de Fante, la voz protagonista no sólo de “Pregúntale al polvo”, sino también de “Espera a la primavera, Bandini”, “Sueños de Bunker Hill” y “Camino de Los Ángeles”. Sus libros están publicados por la editorial Anagrama, incluyendo “Un año pésimo”, “La hermandad de la uva” y “Al oeste de Roma”. Todos ellos tienen una fuerte inspiración biográfica.
En “Pregúntale al polvo”, Bandini es un joven aspirante a escritor que no tiene dinero y pasa hambre, pero está firmemente decidido a alcanzar su meta. Es un soñador que, constantemente, se da de bruces con la realidad. Sus aventuras, su constancia, sus luchas internas, su educación católica, su amor por Camila, la bondad con la que contempla lo que le rodea, su sentido del humor… todo nos arrastra con un ritmo rápido, sin interrupciones, en el que los diálogos, las descripciones y las reflexiones fluyen de un modo magistral. El estilo de Fante es directo y elegante, una combinación perfecta que siempre me ha llenado de envidia. Así que, como le pasó a Bukowski, también yo he querido siempre llegar a escribir como Fante. Su estilo, su forma de enfocar la historia, han tenido una influencia decisiva en mis preferencias literarias.

He aquí un ejemplo del estilo de Fante en “Pregúntale al polvo”:

Daban asco aquellas naranjas. Ya sentado en la cama, hundí las uñas en la fina corteza. La carne me temblaba, se me hacía agua la boca y la vista se me nublaba sólo de pensar en ellas. Cuando mordí la pulpa amarillenta, me sentó igual que una ducha fría. Oh Bandini, dirigiéndome al reflejo del espejo de la cómoda, ¡cuántos sacrificios por el arte! Habrías podido ser un rey de la industria, un príncipe del comercio, un gran jugador de béisbol de primera división, el pichichi de la Liga Americana, con una media de 415, ¡¡pero no!! Hete aquí viviendo como un gusano día tras día, genio del hambre, fiel a una vocación sagrada. ¡Tu valentía es envidiable!

John Fante nació en Denver, el 8 de Abril de 1909, y murió en California, el 8 de Mayo de 1983. Su familia era de origen italiano. Escribió guiones de cine. Comenzó a publicar novela en 1938. En 1955 le diagnosticaron diabetes. A causa de esta enfermedad, en 1977 se quedó ciego y, poco después, tuvieron que amputarle una pierna.

Para finalizar, no me resisto a copiar también el principio de “Pregúntale al polvo”:

Cierta noche me encontraba sentado en la cama del cuarto de la pensión de Bunker Hill en que me hospedaba, en el centro mismo de Los Ángeles. Era una noche de importancia vital para mí, ya que tenía que decidir algo sobre la pensión. O pagaba o me iba: es lo que decía la nota; la nota que la dueña me había deslizado por debajo de la puerta. Un problema relevante, merecedor de una atención enorme. Lo resolví apagando la luz y echándome a dormir.

10 comentarios:

Óscar Martín Hoy dijo...

Es ponerse achacoso, pero no me parece necesaria la breve sinopsis de su vida. No porque haya que separar vida y obra (eso carece de sentido, la obra no puede escribirse sin vida), sino porque la leo como un apéndice al texto anterior, que de por sí es bueno, como para que lo descubriera el propio John Fante.

conde-duque dijo...

Gran libro y gran entrada. Yo también me fijé en el prólogo de Bukowski (y me enganchó), seguramente lo mejor que escribió nunca.
Tiene algo especial John Fante que me hace olvidar ciertos errores de sus libros, como a veces un sentimentalismo excesivo por poco creíble.
Un saludo.

Javier Cercas Rueda dijo...

Un cordial saludo y mis felicitaciones por el blog. Si te parece bien, podríamos intercambiar enlaces.

Clarice Baricco dijo...

Cada texto que escribes me gusta, algunos sacuden, otros conmueven y otros me dan màs informaciòn para aprender y seguir creciendo, pero
èste texto tiene algo especial, es como si las letras estuvieran vestidas de muchos corazones, a eso que se le llama pasiòn, y lo que logras es contagiar e ir nuevamente a leer el libro.

Gracias.

Abrazos.

Elena dijo...

He escuchado hablar de este libro, y después de tu post acabo de anotarlo también. Es curioso como un libro puede marcarnos tanto y dejarnos una huella impresa tan difícil de borrar. El principio del libro es contundente, y anuncia una magnífica narración. Gracias de nuevo por presentarme a un autor desconocido para mí.

Un saludo

JOSÉ ROMERO dijo...

NO exagero si digo que durante años he dudado en comprar algo de Fante. Esa duda la has resuelto.Gracias.

Gonzalo B dijo...

¿Has leído a Dan Fante, el hijo de John? Pese a que no creo que se encuentre a la altura de su padre, sus novelas autobiográficas exhiben esa misma cuota de “realismo sucio” mezclada con una prosa en los huesos, carente de adjetivos innecesarios pero no por eso menos efectiva. Creo que vale la pena leerlo, sobre todo si te gustan John Fante y Bukowski (y probablemente Hubert Selby, que para mi gusto completaría un cuarteto de autores únicos).

Miguel Sanfeliu dijo...

Habitantes, pues no se preocupe usted si se pone achacoso, pensé que unas pinceladas biográficas no irían mal, pensando en quien no conociera al autor.

conde-duque, sí es cierto que tiene algo especial Fante. Yo creo que escribe con el corazón, es directo y suena sincero, por eso a veces se le puede escapar ese sentimentalismo del que hablas y que, me parece, ayuda a mostrar el desamparo del protagonista.

Javier, bienvenido y recibe también un cordial saludo de mi parte. Tienes un blog interesante, enhorabuena.

Clarice, Te agradezco que me digas que percibes pasión en el texto, pues esa ha sido mi intención, transmitir el entusiasmo que me produjo en su día este libro.

Elena, espero que no te decepcione, pues a veces cuando uno recomienda algo con mucho énfasis, se corre el riesgo de que el lector quede desilusionado. Espero, de verdad, que no pase eso y que el libro te enganche.

José Romero, pues me alegro de haber despejado esa duda. ¿Pero cómo pudiste dudar eso? Fante es uno de los grandes. :)

Gonzalo, pues la verdad es que no he leído a Dan Fante y, por lo que dices, me interesa. Sin embargo, creo que no hay nada suyo traducido, y eso supone un problema para mí, que no leo el inglés con soltura. Gracias por la recomendación.

Un abrazo y gracias por los comentarios.

El Doctor dijo...

A todos nos ha llegado este escritor por vía Bukowski y,además,estamos de suerte los lectores por la editoria Anagrama por haber publicado la mayoría de sus obras.
Si me lo permites;he leído toda la obra de Bukowski,incluso sus libros de entrevistas:Lo me más me gusta es rascarme los sobacos y Shakespeare nunca lo hizo.También las biografías:Charles Bukowski de Barry Miles y la excelente Hank de Neeli Cherkouski.Te cuento todo esto,porque Bukowski menciona con frecuencia al escritor americano James Thurber como a uno de sus escritores favoritos.Busqué y encontré en la editorial Narrativa del Acantilado 2004, un libro de relatos titulado La vida secreta de Walter Mitty.Te lo recomiendo Miguel,te aseguro que te gustará tanto como me gustó a mí.Es francamente una maravilla.

Fuerte abrazo.

Miguel Sanfeliu dijo...

Francisco M., gracias por la recomendación. Tienes muy buen olfato. De hecho, "La vida secreta de Walter Mitty" es uno de mis relatos favoritos. La ingeniería literaria con que está construido me parece una maravilla. Lo encontré en internet y, cuando salió esta edición de El Acantilado, la compré inmediatamente. Supongo que conoces la versión cinematográfica protagonizada por Danny Kaye.
Un abrazo.