miércoles, diciembre 06, 2006

Adicción 2

Quedó claro que soy comprador compulsivo de libros. Y no estoy solo.
Ahora, me planteo aislar aquellos elementos que me impulsan a adquirir un libro. Identificar los síntomas. Examinar el impulso desde cierta distancia.

En líneas generales, se puede decir que cuando uno se acerca a un libro le llaman la atención varias cosas: el autor, el titulo y el diseño de la portada. Esto es lo que primero nos atrae. En algunos casos, cualquiera de estos aspectos puede ser determinante para que la compra se consume. Sin embargo, lo normal es que se produzca un segundo paso: coger el libro. Y entonces se empiezan a valorar otras cosas: texto de la contraportada, temática y estilo del texto. Podría decir que por ese orden. Hablo de la compra compulsiva, por supuesto.

En mi caso:
El autor es importante, tanto si se trata de un autor de mi devoción como si es alguien que me llama la atención por algún motivo, como me ocurrió con el libro de relatos de Guillermo Arriaga, un nombre que me interesó porque conocía ya su faceta de guionista.

El titulo no suele ser un factor que por sí solo me impulse a comprar un libro, pero sí tiene importancia para que me interese por él. Así me ocurrió, por ejemplo, con "Geografía de la novela", de Carlos Fuentes o "Los hechos de la vida", de Graham Joyce.

El diseño de la portada también es importante a la hora de llamar la atención. Aquí habría que incluir otros aspectos del merchandising, pero me limitaré a la portada. Suelen gustarme las fotografías en blanco y negro que utiliza con frecuencia Anagrama. Últimamente también captó mi atención la portada del último libro de García Valiño: "Querido Caín".

El texto de la contraportada es muy importante. En él se puede encerrar la clave que nos obligará a seguir adelante en el examen del libro. Debe conseguir transmitirnos el entusiasmo que provoca la novela, lo excepcional de su texto, etc. No es un tema menor. El texto de la contraportada puede ser un revulsivo si no es capaz de destacar su aspecto más comercial. También es importante la selección de críticas favorables, si las hay. El texto de la contraportada del libro "La orilla del mar" me puso un nudo en el estómago.

Una trama sugestiva y la aparición de alguno de los temas por los que el potencial lector siente atracción son factores más subjetivos. En mi caso puede ser cierta dosis de violencia, de crítica descreída, denuncia de lo que se esconde bajo las apariencias, el hombre cuya vida se desmorona de pronto, la exploración del alma humana, la reinterpretación del mundo... Me gusta especialmente la idea de que el mundo no es igual para todos sus habitantes. Por ejemplo, uno de los aspectos que más me gustaron del libro "La costa de los mosquitos" de Paul Theroux, fue el hecho de que el padre pudiera convencer a su familia de que EE.UU. ya no existía. Pero hay otros temas, como la metaliteratura por ejemplo, es decir, la propia literatura como elemento narrativo. Las situaciones extremas, los ambientes opresivos... Tantos y tantos.

El lenguaje, el estilo, suele ser el último paso. Abrimos el libro y analizamos aquí y allá. Si el libro está precintado con un plástico, estamos casi obligados a la rotura de dicho plástico. La primera frase es importante. También valoro el estilo directo, seco, poco sentimental, frío incluso. El tono distante, cierto toque cínico, socarrón, incluso una dosis de ironía cruel, pueden engancharme a un texto. Y también entraría aquí su estructura, el modo en que el autor decide contarnos la historia. Particularmente, no suele gustarme que la novela esté narrada por un personaje muerto ni en segunda persona, salvo casos muy excepcionales, como "Desde mi cielo". Tampoco me suele atraer el género epistolar, salvo "Las amistades peligrosas". Ni siquiera he leído aún "84 Charing Cross Road" por este motivo, aunque no descarto que acabe comprando también este libro. Las manías existen para que podamos saltárnoslas.

Hay más aspectos, por supuesto. Una película, una reseña, una recomendación... También las liquidaciones me impulsan a comprar libros que había decidido no adquirir. Y, tal vez, hasta el propio estado de ánimo en el momento de entrar en una librería. En fin, que creo que esto es grave. Son algunos de mis motivos, de mis preferencias, y me temo que son incompletos y que cambian o pueden cambiar en cualquier momento.

21 comentarios:

Elena dijo...

Cuando compro un libro, me fijo especialmente en su portada y en el texto de la contraportada, en el caso de que no conozca la obra o el autor. Sin embargo, a veces me he sentido engañada cuando dicho texto prometía una novela interesante y lo que he encontrado después era más bien mediocre. Por otro lado, no puedo dejar de mirar siempre las ediciones de bolsillo. Me encanta encontrar uno de esos libros que llevo meses o años queriendo leer a un precio tan económico que no puedo dejar de comprarlo.
Por cierto, "84 Charing Cross Road" merece que dejes momentáneamente de lado tu "aversión" por el género epistolar.
Un saludo.

anilibis dijo...

¿Y qué decir de los olores? El olor a nuevo de un libro recién comprado, el olor dulzón como a violetas muertas y epidermis olvidada de los libros de segunda mano...

Clara dijo...

"84 Sharing Cross Road" vale realmente la pena si te gustan los libros. ¡No te lo pierdas! Te sentirás muy identificado con la protagonista.

conde-duque dijo...

Me siento identificado con su patología obsesivo-compulsiva y comparto algunos de sus síntomas, don Miguel. Tendremos que hacérnoslo mirar, o refugiarnos en algún manicomio sin biblioteca.
Por cierto, como escritor de contraportadas (sí, ¡existimos!) me alegra mucho saber que alguien se fija en ellas. La mayoría de la gente me dice que nunca se la leen.

Clarice Baricco dijo...

A mi me empieza a dar miedo a querer robar libros, jajaja...es tal la necesidad de tenerlos a cualquier costo...jajaja...es broma.
Bonita me vería que me metan a la cárcel por robar libros porque no supo controlar la adicción...uff.

Al igual que Anilibis, los olores también forman parte.

Lindo texto parte 2...sigue..sigue.

PD.Cuando vaya a tu casa tendrás que poner candado.

Abrazos

K dijo...

Me acuerdo de una viñeta de Quino en la que dibuja una sala. Está enfocada desde arriba. Las paredes no se ven, son estantes repletos de libros. El personaje está en el medio, sentado en un sillón y dejando a un lado la última obra que acaba de leer (que parece ser el libro que completa la lectura de cuantos le rodean). Este hombre está con la mirada hacia arriba haciéndose la siguiente pregunta: "Y ahora qué??"

Clara dijo...

Siempre hay otro libro.

Francisco Ortiz dijo...

Muy buen repaso a los motivos que nos llevan a comprar libros. Añado uno: que esté narrado en primera o tercera persona (tú has mencionado la segunda). Si está narrado en 3ª persona soy más exigente, casi inflexible, y si la narración no tiene calidad e incurre en muchas frases hechas, propias del lenguaje hablado, salvo excepción, no compro el libro.

Antonia Romero dijo...

Pues yo creía que era algo que debía ocultar. Será por la mirada que me echan mis suegros cada vez que ven mi librería más y más abarrotada.
Ahora, también te digo que igual que los compro, los regalo. Para mí una tarde estupenda es irme a una librería (si es grande mejor) y pasearme por todas las estanterías, mirar uno y otro libro, portada, contraportada, primeras páginas. Dejar el momento de decidirme para el final, recrearme en la duda y la indecisión, decirme que sólo me llevaré uno (y no reírme de mí misma). Pero si, a pesar de todos los pálpitos y señales, me equivoco y cuando lo leo no me gusta, entonces lo regalo. Nunca he tirado un libro, antes los llevo a la biblioteca, que sobre gustos no hay nada escrito.
Un saludo

Anónimo dijo...

En este lado del atlántico hay otro factor a tomar en cuenta, sobre todo con los libros importados; el precio. Ya sé que cuando uno quiere comprar un libro no importa el precio, pero a veces, con lo mismo, te compras dos o tres que también buscas.
Creo que todos tenemos los mismos síntomas de adicción.
Por cierto la película de 84 Charing Cross Road, también vale la pena.

sfer dijo...

¡Está usted realmente enfermo, señor Kafka! Voy a tener que recetarle una dosis doble de visita a la biblioteca para que supere usted de una vez por todas esa adicción al consumo (que no a la lectura) compulsivo.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hay un ritual muy personal que suele seguirse en la adquisición de un libro. El suyo es reflexivo y concienzudo. Seguro que siempre acierta al comprar. Saludos cordiales.

Andrea González-Villablanca dijo...

UN VICIO QUE JAMÁS ABANDONARÉ...

SALUDOS
ANDREA

Ruth dijo...

Para mí lo más importante es la contraportada, la primera página y un par de páginas en el interior. No suelo fijarme en qué persona está escrito, pero sé que me tiene que gustar el estilo. He fallado alguna vez, pero por lo general me funciona. Ah, y si viene precintado, o me dejan romper el plástico o no lo compro.
También estoy de acuerdo con que el precio es importante. Mal que me pese.

Miguel Sanfeliu dijo...

Perdidaentrelibros, tienes razón. Según muchos textos de contraportada, el libro que tenemos en las manos es una obra maestra. Y la historia de la literatura nos enseña que es imposible que tantas obras maestras surjan al mismo tiempo.
Las ediciones de bolsillo están creciendo de tamaño últimamente, pero siempre son tentadoras.

Anilibis, no quería llegar a estos extremos, pero sí, el olor también importa. Y también el sonido del crujir de las páginas nuevas.

Clara, tendré que darle una oportunidad a este libro.

Conde-Duque, ¡un manicomio sin biblioteca! Qué cosa más espeluznante. ¿Y dice que escribe usted textos de contraportada? Qué interesante. Creo que estos textos son como buenas reseñas y deben requerir bastante concentración ¿no?

Clarice, el pensamiento sobre el robo de libros es fácil que se nos cruce por la cabeza en algún momento. Siempre me pregunto si el libro que llevo en la mano llevará código de seguridad o no.

K, Quino era un genio. Personalmente, disfruto del momento en que debo elegir la siguiente lectura.

Francisco Ortiz, interesante tu postura, y sensata. Es bueno ser inflexible y exigente a la hora de comprar un libro.

Antonia, creo que ya es hora de que confesemos nuestra adicción sin avergonzarnos. Eres muy generosa. Yo debo reconocer que, además, suelo ser egoísta en cuestión de libros.

José R., el precio es importante a ese lado del océano y a éste. ¡Ah, si no fuera por el precio!

Sfer, hace tiempo que me digo que debo ir a la biblioteca y sacarme el carnet. La avisaré cuando lo haga y la mantendré informada de mis progresos sobre esta extraña, y placentera, enfermedad.

Isabel, no siempre acierto, no crea, ya me gustaría a mí. Lo que hago sin piedad cuando un libro me aburre es dejarlo a mitad. Antes me obligaba a terminarlos, pero hace tiempo que ya no, tengo demasiadas cosas pendientes como para perder el tiempo con ladrillos.

Andrea, yo tampoco, me temo.

Ruth, el plástico es un elemento odioso e irritante. Yo suelo romperlo por arriba mientras miro al vacío como si pensara en algo.

Un abrazo a todos.

Anónimo dijo...

En este momento de mu vida leo tantos blogs por dia que he dejado de leer libros. Los blogs son importantes para mí y es por eso que escribo

Portarosa dijo...

Yo también te aconsejo "84 Charing Cross...", Miguel.
Un abrazo.

Portobello dijo...

Creo que estás infectado con el mosquito de la adicción que nos picó a muchos. Yo sigo los mismos cominos que has descrito. Principalmente autor, pero a veces el título también atrae, Anagrama es la mejor en vestimenta del libro. Y los de bolsillo me encantan, porque me los llevo a todas partes. Y que decir de la contraportada, lo has descrito a la perfección, es esencial para atraer la mirada sobre la historia o descubrir un nuevo autor. Impulso lo hay, claro, como en todas las compras, y el mundo editorial también es puro marketing. Y el precio influye mucho, al menos en mi caso, libros de 20 euros me parece un sacrilegio y un muro contra la lectura.

El Miope Muñoz dijo...

Lo de las portadas es en los EUA ya un culto. Observe sino a fenomenos como el de Chip Kidd y sus diseños bellísimos.

Rosa Silverio dijo...

Nos parecemos mucho, Miguel, porque todos esos aspectos que señalas yo también los tomo en cuenta a la hora de comprar un libro.

En una librería, yo soy como una niña en una juguetería. Lo disfruto y siempre tengo que salir con algún ejemplar.

Me encantaron las dos entregas sobre este tema.

Miguel Sanfeliu dijo...

Soleil, los blogs son un nuevo medio de comunicación. Y son atractivos. Pero no deben desplazar a los libros, al menos definitivamente.

Portorosa, tendré que leerlo, está claro.

Zuriñe, es un ritual muy íntimo. Me gusta pensar que leer un libro es como conversar con alguien a quien no conoces, que puede tocarte el corazón, que puede saber más de tus problemas que la gente que te rodea...

Alvy, las portadas hay editoriales que deberían cuidarlas más.

Rosa, qué gusto siente uno cuando vuelve a casa con ese libro bajo el brazo ¿verdad?

Un saludo a todos.