¿Cómo
se puede hablar de un libro que se niega a sí mismo? ¿Cómo explicar lo
fascinante que resulta la lectura de un libro cuya trama se nos escapa o,
sencillamente, no existe? ¿Cómo explicar el humor de las paradojas y los
sinsentidos que campan a sus anchas por estas páginas? ¿Cómo argumentar que,
pese a que no exista una trama identificada, la lectura resulta adictiva? ¿Cómo
puedo decir sin que me miren raro que hacía tiempo que no disfrutaba tanto con
la lectura de un libro que no soy capaz de resumir?
En
la página 79 leo: "El Asistente de Instalación de Lectura, una máquina que
escanea y resume libros para determinar sus temas y contenidos, determinó que
este libro era «un relato documental del papel de la boca en el arte del engaño
y el fracaso, con un interés concreto en niños a los que se ha enterrado vivos»".
¿Más claro? Me temo que no. El autor no quiere ponérnoslo fácil. Lo que
pretende es darle la vuelta a la realidad, colocarla boca abajo, deshacer sus
costuras, y tal vez empecemos a vislumbrar qué se esconde tras este discurso
enloquecido.
¿Y si recurro al propio autor? ¿Ayudará en algo? Me pregunto quién es Ben Marcus. No lo conozco de nada.
En
la editorial Jekyll y Jill encontramos el libro "Por qué la literatura
experimental amenaza con destruir la edición, a Jonathan Franzen y la vida tal
y como la conocemos", de Ben Marcus, con unos "Pinitos en
pedantería" a cargo de Rubén Martín Giráldez (que es, por cierto, el
traductor de "Norteamericanas ilustres"). También ha publicado la
novela "El alfabeto de fuego", en la editorial Catedral, traducido
por Milo J. Krmpotic. Y es autor de varios libros de relatos que no han sido
traducidos hasta el momento, aunque merecieron el elogio de escritores de la
talla de Lydia Davis, George Saunders o Robert Coover. ¿Para cuándo estos
libros de relatos? Y le han concedido numerosos premios y reconocimientos.
Según
la wikipedia, los autores que más han influido a Ben Marcus son: Virginia
Woolf, Franz Kafka, Donald Barthelme, Richard Yates, Flannery O'Connor, Thomas
Bernhard, Padgett Powell, J. M. Coetzee, Kobo Abe, Gary Lutz y George Saunders.
¿Nos hacemos una idea? Ah, y está casado con la escritora Heidi Julavits. ¿De
qué me suena? Aquí se editó su libro "El palacio mineral", en
Mondadori.
En la presentación de su último libro de cuentos explicó: "Algunos son graves y sombríos, otros son más serios y sombríos".
"Norteamericanas
ilustres" es una obra hilarante y desasosegante, además de extraña e
hipnótica. Juega con el lenguaje, con la construcción de las frases, en un
estilo aparentemente sencillo que se enrosca sobre sí mismo para extraer nuevos
significados, para hurgar en un espacio reconocible y absurdo a la vez.
La
historia tiene como protagonista a Ben Marcus. ¿Acaso pretende volvernos locos?
Ben Marcus personaje vive en una casa con un grupo de mujeres llamadas
silentistas, lideradas por Jane Dark. Estamos en una granja en Ohio y las
mujeres aspiran a la supresión del sonido y el movimiento. Se exponen consejos
para lograr este objetivo, se describen objetos absurdos, movimientos extraños,
ejercicios caricaturescos. Se nos sitúa en una sociedad que, bajo una aparente
normalidad, resulta caótica e inverosímil.
El
autor nos lleva de la mano, con la mayor naturalidad, por los paisajes de una
pesadilla absurda en la que juega con lo verosímil y lo ético. Nos entrega un
libro raro que describe una inverosímil redacción de tono bíblico, una novela
que no respeta ninguna estructura y que cambia de voz narrativa varias veces.
Un libro fascinante con páginas realmente divertidas.
Se recomienda no acercarse a este libro con ninguna expectativa y leer sus páginas en el orden correcto, procurando no dejarse llevar por la desesperación. Una vez terminado, deberá guardarse en un lugar fresco en el que pueda conservarse en perfecto estado para poder ser revisitado en sucesivas ocasiones.
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