1.- ¿Por qué escribes?
Difícil respuesta. O muy sencilla,
quizá. Desde siempre me ha gustado imaginar historias, contarlas y que me las
cuenten. Creo que ahora escribo porque así lo siento y lo vivo, porque no puedo
evitar leer libros, escuchar ciertas conversaciones entre amigos o ver una
fotografía sin que, en ocasiones, me susurren principios, escenas, secretos de
algún personaje al que me gustaría dar vida… Y eso son los “retazos” de
realidad que “reescribo o reinvento” en alguna de mis libretas, bocetos que, a
la larga, convierto en una historia. Es algo casi automático, esa necesidad, al
menos. Después, la escritura… es un proceso distinto. Las musas son muchas, sin
embargo, poco a poco, hay que ordenarlas, corregirlas, trabajarlas… y ese
proceso no es tan instintivo aunque forme parte, también, de la escritura. Mas
la razón, el inicio de todo, pienso que es más visceral, casi, casi una
necesidad.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones a la hora
de escribir?
Me encanta estar rodeada de
libros, eso es lo más curioso, escribir en una biblioteca, no solo por el
silencio, sino porque me parece un paraíso en el que me gustaría estar si se
acabara el mundo (con una buena despensa de dulces en el almacén). Y en casa,
tengo mi pequeño “rincón” de escritura, rodeado de los libros que adoro y me
inspiran. Así, a priori, te confieso que siempre tengo cerca a alguna de mis
últimas musas, libros de relatos que me han hecho disfrutar o ciertas novelas
de las que, de cuando en cuando, releo algún párrafo. Además suelo tener
pequeños fetiches relacionados con lo que más me gusta, una taza de café y algo
dulce, y pequeños objetos recopilados en mis viajes. ¡Ah! Y cómo no, los días
que tengo suerte y acceden a hacerme compañía, me encanta escribir con uno de
mis gatos, Harry o Potter, bien cerquita. Todo eso si estoy cerca de casa o hay
alguna biblioteca abierta. Si no… me contento con irme a una cafetería
acogedora y tener mi café y mi dulce cerca. Logro concentrarme aunque haya
ruido y si la historia que estoy contando me tiene atrapada, así que… hay algunas
cafeterías que ya me conocen, porque las visito con frecuencia.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Una de las cosas buenas de
cumplir años, creo, es que en todas las facetas de tu vida vas conociéndote
mejor, poco a poco. Eso se aplica también a la escritura. Me parece que Stephen
King, en “Mientras escribo”, ya habla de que, pese a que te plantees historias
distintas, cuando te gusta escribir acabas casi siempre dándole vueltas a las
mismas obsesiones, a los mismos temas. Yo me he dado cuentade que tengo tres
tonos, visiones o “estados” si podemos llamarlos así, a la hora de escribir: el
fantástico, la oscuridad y la nostalgia. Estas formas de abordar la historia se
combinan y, a veces, predomina uno sobre otro. Sobre los temas… la muerte, la
soledad, los monstruos, el paso del tiempo, el amor por los lugares y los
objetos, la infancia… creo que de alguna, forma casi siempre, están ahí.
4.- ¿Algún principio o consejo
que tengas muy presente a la hora de escribir?
Intento contar la historia cómo
creo que me gustaría leerla/escucharla. Le doy mucha importancia a la forma de
narrar, a la voz con la que quiero contar esa historia en concreto. No es lo
mismo narrar una aventura de infancia con la voz de una niña o de una anciana.
El lenguaje, el tono, la emotividad con la que lo haces ¡cambia tantísimo! Y,
por otro lado, releo siempre, varias veces, lo escrito, en alguna ocasión en
voz alta. Me ayuda a darme cuenta de las repeticiones, a asegurarme de que lo
que he escrito tiene el ritmo adecuado, a introducir o eliminar ideas (eliminar
muchas veces es necesario, aunque a muchos escritores sea lo que más nos
cueste)…
5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo
tienen todo planificado desde el principio?
Mhm, ¿lo que se llama escritor de
brújula o mapa? Leí hace poco que George R. Martin los denomina jardineros o
arquitectos… De momento, he escrito siempre relatos de mayor o menor extensión,
pero relatos y, a ver, para empezar a escribir, es curioso, pero al menos
necesito tener mi principio muy claro, un título y el final. Quizá por eso
tengo muy presente el dodecálogo, sobre el cuento, de Andres Neuman. En
concreto, una frase que dice: “En las
primeras líneas un cuento se juega la vida; en las últimas líneas, la resurrección”.
Al ser relato, intento que la historia, de alguna forma, sea un círculo
perfecto y que, el principio y el final, estén relacionados, que se
complementen. Además de procurar, en la medida de lo posible, que el principio
cree expectativa, llame la atención, etc, etc. Pero considero esencial que esa
línea o líneas iniciales tengan coherencia con el tono de la historia, con lo
que voy a contar después. Eso me ayuda. Y, una vez establecida la inspiración,
el principio y el lugar a dónde quiero llevar mi historia… depende de cada
relato. Me parece que empiezo con el mapa, pero después lo guardo en el
bolsillo y me quedo con el destino y la brújula en la mano.
En
mi opinión, la escritura es casi orgánica y se va construyendo con lo que
vivimos, leemos, nos cuentan... Si empiezo a escribir un lunes por la tarde,
tal vez no pueda seguir con mi historia hasta el fin de semana (y eso, con un
poco de suerte, porque el tiempo es el hándicap de muchos hoy en día…). Así
que, en esos días, puedo haber leído un fragmento en una novela, visto una
película que a lo mejor, sin que haya sido del todo consciente, me han aportado
una nueva idea para la historia. Por tanto, podríamos decir que trazo un mapa
muy incipiente y que, a partir de ahí… me dejo llevar.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Uy, muchos... como te he dicho,
pienso que la escritura es casi orgánica y lo mismo ocurre con mis lecturas favoritas: voy
descubriendo, día a día, nuevas obras, autores y autoras que añadir a mi
particular “podio”. En cada momento de mi vida, he descubierto libros que me
han hecho soñar, que me han llevado a ser la lectora que soy y me gustaría
pensar que también la escritora que se forma, día a día. Libros que aparecieron
en el momento justo y que, si los hubiera leído más tarde, tal vez no hubiese
disfrutado tanto, claro está. Mis ídolos juveniles fueron Enyd Blyton, Louise
May Alcott y Agatha Christie (la leí siendo muy pequeña); como clásicos me
quedo con Poe, Dickens y las hermanas Brontë: de Poe, sus Narraciones extraordinarias; de Dickens, con Grandes esperanzas e Historia
de dos ciudades, ambas disfrutadas y releídas en distintos momentos de mi
vida; y de las Brontë, me quedo siempre con Emily y su Cumbres borrascosas. Pasé
también mi “momento” de realismo mágico y no puedo olvidar a Gabriel García
Márquez, del que leí casi todo... tuve mis “momentos” de “novela gótica”, de
vampiros... y existen muchas novelas que me marcaron, de estilos distintos,
como Expiación de Ian McEwan o Todo cuanto amé de Siri Husvedt... Pero,
actualmente, por citarte autores a los que suelo regresar y nunca me defraudan,
me quedaría con Cortázar, Juan José Millás y Truman Capote (releer algunos
cuentos o novelas de Millás, y el Desayuno
con diamantes o los relatos de Capote es un placer que me doy de cuando en
cuando). Y, cómo no, debo citar a mis musas fantásticas: Shirley Jackson,
Angela Carter y la pizca de nostalgia y magia que desprenden las historias de
Ana María Matute.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Ahora estoy trabajando en
antologías de diversos autores y autoras que saldrán a la luz, espero, en este
2020, y tengo también un proyecto propio, de relatos, con ilustraciones de mi
amiga musa y musa Judit García-Talavera que está muy avanzado, cruzaremos los
dedos y nos encomendaremos a las brujas... Lo último que he publicado es otro
libro de relatos, Casa volada que se
publicó en el 2019, de la mano de Huso Editorial.
Casa volada se formó, cómo no, de esa
manera orgánica que he comentado antes, a través de prodigiosas casualidades
que se conjuran para llegar a la historia/historias que quieres contar. Son
diez cuentos unidos entre sí por el protagonismo que adquieren las casas, los
lugares donde suceden las historias. Con los años, me he dado cuenta de mi
pasión por los objetos, por los espacios y por las casas y las historias que
esconden. Me da la sensación de que sí, “escuchamos o miramos” con atención,
las casas y esos objetos tienen mucho que contarnos... Casa volada se inició con un relato, el que da título al libro, en
homenaje a Cortázar. Después fueron viniendo otros y me percaté de que todos
estaban relacionados y unidos por ese hilo de la “domofilia” (adopto la palabra
de Patricia Esteban Erlés, una gran escritora de lo insólito y lo oscuro a
cuyos relatos vuelvo también con frecuencia y que me enseñó este término). Y el
libro se reveló, por fin, tal y como es ahora, una tarde en la que una amiga me
envió una frase de Natalia Ginzburg, sacada de La ciudad y la casa, que decía: “Tú una casa la puedes vender o
dejar a quien te dé la gana, pero siempre la llevas contigo”. Así fui estirando
del hilo y surgieron nuevos relatos con la casa (fantástica, misteriosa, fiel
vigilante de secretos, hogar evocado...) como protagonista. Y el resultado...
un libro de cuentos, Casa volada que
navega, cómo no, entre la fantasía y la nostalgia, con un pelín de oscuridad.
Gemma
Solsona Asensio es licenciada en Comunicación Audiovisual y trabaja en
marketing y publicidad. Es profesora de Escritura Creativa y Relato y miembro
de la P.A.E (Plataforma de Adictos a la Escritura) con quienes participa en la
organización de charlas y eventos de ámbito cultural (programas de radio,
presentaciones de libros, trivials literarios…). En el 2009 publica su primer
libro Valguamar, cuentos de lugares,
amores y difuntos (Hijos del Hule) junto a Tebu Guerra. En el 2012 gana el
concurso literario Vila de Gracia y es finalista del Ana María Matute (su
relato fue publicado en La teoría de
Polch, de Ed. Torremozas). Ha publicado en las antologías: Qué me estás contando (Hijos del Hule,
2008), Café con letras (Hijos del
Hule, 2009), Homenaje a Poe
(Artgerust, 2014), Navidadoscuracasinegra
(P.A.E., 2015), Cuéntame un día
(P.A.E., 2016), Barcelona Gótica
(Apache Libros, 2016), Vampiros en
Barcelona (Apache Libros, 2017), Doñana
es arte (Suseya ediciones, 2017), Monstruari
(SECC, 2018), Más macabras
(Maluma, 2019). Ha sido coordinadora de las antologías Cuentamínate (Hijos del Hule, 2012) Cuentopsia (Hijos del Hule, 2014), Vuelo de brujas (Apache libros, 2018) o TRAStiendas (Stonberg, 2019). En el 2016 publica su segundo libro
de relatos: Maullidos (Stonberg, www.mismaullidos.com). Y este
2019 ha sido la ganadora del certamen “Terroríficas II” y ha presentado su
tercer libro de relatos: Casa volada
(ed. Huso).
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