viernes, junio 03, 2011

Network


En 1976, Sidney Lumet dirigió una película sobre el mundo de la televisión titulada Network, que llevaba al límite lo que supone para los medios de comunicación su sometimiento a los índices de audiencia, imaginando qué barreras morales podrían saltarse amparándose únicamente en lo que quiere ver la gente. Aquí se estrenó con el subtítulo Un mundo implacable. El guión era de Paddy Chayevsky, y se dice que se inspiraba en el caso real de la presentadora Christine Chubbuck, que se suicidó en directo en su programa.
Un film más que recomendable, con unas interpretaciones excelentes y una carga de denuncia social que se echa de menos en el cine actual. No sólo los medios de comunicación salen mal parados en esta película, también algunos personajes, víctimas de su ambición y que no dudan en justificar sus actos con el argumento de la “profesionalidad”. El caso es que todo lo que plantea Network sigue siendo aplicable en la actualidad, y no es difícil darse cuenta de que algunas cosas incluso han empeorado.
Network cuenta la historia de un presentador de televisión que anuncia que se suicidará en directo, ya que le han comunicado que van a cesarle debido a las bajas audiencias. De inmediato, el programa se convierte en un éxito y las posturas de los directivos de la cadena empiezan a enfrentarse. Unos dicen que hay que retirar al presentador y convencerlo para que se someta a tratamiento, pero otros sostienen que lo más inteligente es explotar este nuevo “filón” y convertir al presentador en una especie de predicador. Con esta premisa, la denuncia sobre los maquiavélicos intereses que pueden determinar la toma de decisiones en un medio de comunicación es demoledora.
Me gustaría colgar uno de los monólogos más impactantes del film. Sólo lo encontré en versión original subtitulado en francés, pero debajo del vídeo está el texto en español. Un discurso que también sigue vigente, especialmente en estos momentos de indignación ciudadana.





No tengo que decirles que las cosas están mal, porque todo el mundo lo sabe. Hay crisis. Mucha gente está sin empleo o con miedo de perder el que tiene. Con un dólar se compra por valor de un centavo, los bancos quiebran, los tenderos guardan un revólver en el cajón, lo maleantes andan sueltos, nadie sabe qué hacer. Y, lo que es peor, no se ve una solución. El aire es tan malo que no se puede respirar, y los alimentos tan malos que no se pueden comer. Seguimos sentados ante el televisor mientras un locutor nos cuenta que durante el día ha habido quince homicidios y sesenta delitos violentos, como si eso fuera lo más corriente del mundo.
Sabemos que las cosas están mal. Peor que mal: están locas. Todo en todas partes se vuelve loco y ya no queremos salir a la calle. Nos quedamos en casa y lentamente el mundo en que vivimos se empequeñece y sólo decimos: “por favor, dejadme vivir tranquilo en mi living, dejadme con mi tostadora, con mi radio, mi televisor y mis electrodomésticos y no diré nada, dejadme en paz”.
Pues yo no voy a dejarles en paz. Quiero que se irriten conmigo. No que protesten ni que hagan manifestaciones, ni que escriban a su diputado, porque yo no sabría decirles qué es lo que deben escribir. No sé qué hacer con la crisis, ni con la inflación, ni con los rusos, ni con el crimen en las calles... Lo único que sé es que tienen ustedes que montar en cólera. Tienen que decir: ¡Soy un ser humano, maldita sea! ¡Mi vida tiene un valor!
Quiero que ahora se levanten todos, que se levanten todos de sus sillones, quiero que se levanten todos y que vayan a sus ventanas, que las abran y que saquen la cabeza gritando: ¡Estoy más que harto y no quiero seguir soportándolo!
¡Estoy más que harto y no quiero seguir soportándolo!
¡Estoy más que harto y no quiero seguir soportándolo!

3 comentarios:

Juan Herrezuelo dijo...

Sin duda estamos en sintonía, porque apenas surgió este llamado movimiento del 15 M, casi casi bajo inspiracion del "Indignáos", del nonagenario Stéphane Hessel (aunque ya borboteando bajo la dura realidad desde hace años) recordé aquel "Estoy más que harto y no quiero seguir soportándolo" de Peter Finch; salgan a sus ventanas, decía, y gritenlo, y así lo hacían muchos, para codiciosa sorpresa de los mercaderes...
Ya era estremecedora aquella película cuando yo la vi en los ochenta, cuando en España una televisión de esa naturaleza parecía descabellada. Y mira cuánto tiempo hace que sobrepasamos la línea roja. Como decían en Friends, esa línea es ya un punto a lo lejos.
Un saludo, Miguel.

Raúl dijo...

¿Vigente? Ese discurso que nos procuró Lumet podría -debería- estar en boca de cualquiera de nosotros, más o menos indignados, más o menos sentados en un plaza pública. La peli, Miguel, sencilla y excelente.

Anónimo dijo...

https://www.facebook.com/pages/-Estoy-M%C3%81S-QUE-Harto-Y-NO-QUiERO-Seguir-Soport%C3%A1ndolo/368935583143011

No te digo ná y te lo digo tó :D