Tropo es una editorial zaragozana que está haciendo una encomiable labor. Edita muy bien y está dando a conocer autores nuevos e interesantes. Uno de los últimos libros de esta editorial que he leído es “Cuatro veces fuego”, de Lara Moreno. Se trata de un libro de relatos, un libro muy especial en el que el lenguaje es el verdadero protagonista. Relatos que parecen largos poemas en prosa, que nos sumergen en un mundo que no es sino una metáfora de éste. Lara Moreno es también autora del libro de poesía “La herida costumbre” y ha seleccionado los poemas que componen “Aquí y ahora”.
En “Cuatro veces fuego” la autora avanza, entre sueños y fantasías, por un mundo un tanto surrealista y etéreo. Sus personajes se mueven despacio, se rozan, se miran, mantienen diálogos enigmáticos y se marchan dejándonos un tanto desamparados, deseando que nos cuenten más, con la evidencia de haber tocado la esencia del relato, incapaces de ver lo que hay detrás pero conscientes de la sensación que esa historia nos causa. Del mismo modo en que un poema consigue llegar a nuestro corazón sin que el intelecto pueda interceptarlo, estos relatos se nos cuelan por dentro y nos emocionan. Su universo encierra ecos del mundo desquiciado de Alejandra Pizarnik, de la elegancia estilística de Ángela Carter. Se trata de un libro que requiere un esfuerzo por parte del lector, y su complicidad para dejarse sumergir en esas historias de personajes desamparados, rotos. Cuentos en los que los personajes actúan de un modo ajeno a lo convencional, en los que se describen recorridos imposibles, sin principio ni fin la mayoría de las veces, momentos suspensos en un mundo que no es éste, aunque se le parezca bastante, un reflejo que nos envuelve y nos explica, con imágenes sorprendentes, lo que no somos capaces de ver.
En las narraciones de Lara Moreno tiene gran importancia la descripción de todo lo que los sentidos perciben del mundo que nos rodea, el modo en que nos hacemos una idea de cómo es nuestro entorno: el tacto, los sabores, los olores, la luz, los objetos… Esta fisicidad confronta con el estado emocional de los personajes, lo tangible y lo intangible, historias que podemos palpar y oler, salpicadas de humor y erotismo, los sentidos y los sentimientos. Nos encontramos en un mundo que queremos hacer nuestro, aprehenderlo, pero que siempre parece escurrirse. El cuerpo es nuestro límite.
Imágenes poderosas, perturbadoras a veces, como la de ese hombre metido en una caja, en una casa vacía (“La danza”); o la muchacha que salta por la ventana y recorre las calles de un pueblo en fiesta, con una manta en la cabeza y unos zapatos demasiado grandes(“Carnaval”); o esa mujer que enciende un cigarro en la calle, apoyada en un muro y con la falda bajada (“Durante horas”); la mujer que baja las escaleras con una sábana atada al cuello como una capa blanca de ser volador (“Paraíso y caos”); el hombre que viaja en tren con la boca llena de agua de mar (“Maneras de estar sediento”); el hombre que ata a su mujer a una silla para explicarle que se siente acabado (“Un hombre sentado a la mesa”)… Personajes de los que queremos saber más; escapan a nuestra comprensión y, sin embargo, nos dejamos seducir por ellos.
Un libro misterioso que nos engulle irremediablemente. Una autora a la que hay que seguir la pista.
Un libro misterioso que nos engulle irremediablemente. Una autora a la que hay que seguir la pista.
5 comentarios:
Estoy segurísima que me va a gustar.
La portada, el título, el color del libro y el nombre de la autora son una delicia a la vista.
Mientras llegue el libro por acá, iré a su blog y será un gran avance.
Abrazos.
Graciela
Me apunto la recomendación y añado otra de la misma editorial: La soledad de los ventrílocuos de Matías Candeira.
Me alegra saber que hay editoriales valientes y literarias aún. Quedan poquísimas. Larga vida a ellas y a los que publican en ellas.
Este libro es flojito, flojito, un homenaje de la autora a sí misma, literatura autocomplaciente. No se puede hacer de cada línea el poema en prosa definitivo, eso cansa a la mitad del primer cuento y la sensación de no llegar a ningún lado ni partir de sitio alguno. Qué manía con la maldita fijación de algunos autores por las "atmósferas". Tanto, tanto con la chica, que me decepcionó.
Clarice, en su blog tienes una buena muestra de su estilo, desde luego. Ojalá llegue el libro por allá.
Palimp, espero conseguir en breve el libro de Matías Candeira. Tengo muchas ganas de leerlo.
Francisco, quedan pocas pero parece que haberlas, haylas, como se suele decir. Y varias de las más activas se encuentran en Zaragoza.
Mario, la prosa poética puede no ser del agrado de todo el mundo, y requiere un esfuerzo adicional, es cierto. Respeto que no te haya gustado el libro, pero no creo que sea un libro flojo, ni mucho menos literatura autocomplaciente. Es un libro muy trabajado y bien escrito. Insisto en que es una autora a tener en cuenta.
Un abrazo y gracias por los comentarios.
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