sábado, enero 30, 2010

J. D. Salinger


Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo primero que querrán saber es dónde nací, cómo fue todo ese rollo de mi infancia, qué hacían mis padres antes de tenerme a mí, y demás puñetas estilo David Copperfield, pero no tengo ganas de contarles nada de eso. Primero porque es una lata, y, segundo, porque a mis padres les daría un ataque si yo me pusiera aquí a hablarles de su vida privada.

Así comienza “El guardián entre el centeno”, una historia universal escrita por J. D. Salinger. El reflejo de las dudas y reflexiones de un adolescente narradas con un estilo directo, despojado, con el que nos hemos sentido fascinados infinidad de lectores. Un libro al que se asocia también cierta leyenda negra, a raíz de que se supiera que Mark Chapman, el hombre que mató a John Lennon, estaba obsesionado con él; como también lo estaba John Hinkley, un fanático admirador de la actriz Jodie Foster y que, con la intención de impresionarla, atentó contra el presidente Ronald Reagan en 1981.
Esta semana ha fallecido Jerome David Salinger, a los 91 años de edad. Y la noticia me dejó parado ante las páginas del periódico, mirando esa fotografía que salió hace unos años, ésa en la que un envejecido Salinger intenta arremeter contra el fotógrafo Paul Adam. Una foto para la posteridad.


Hacía más de cuarenta años que no publicaba nada, por decisión propia. Vivía recluido en su casa de campo en Cornish, New Hampshire. Rehuía todo tipo de entrevistas, incluso le molestaba que la gente de su entorno hablara de él con la prensa. De hecho, sólo se conoce una entrevista realizada por Lacey Forburgh y publicada en el New York Magazine en 1974. En dicha entrevista dijo lo que tanto se está repitiendo estos días: Hay una paz maravillosa en no publicar. Es una tranquilidad. Una calma. Publicar es una terrible invasión a mi privacidad. Me gusta escribir. Amo escribir. Pero sólo para mí y para mi propio placer.


También entonces dijo algo que cobra ahora especial relevancia: No es que necesariamente quiera publicar póstumamente, pero me gusta escribir para mí mismo. Es posible que haya mucha gente frotándose las manos en este momento. Los libros póstumos suelen ser un buen negocio y, en este caso, se puede prever una producción bastante extensa, ya que Salinger seguía escribiendo. Al parecer, encargó a su tercera esposa, Colleen, enfermera y cuatro décadas más joven que él, que sus textos inéditos no se publicaran hasta unos años después de su muerte; pero bueno, ya veremos si no circulan convincentes argumentos encaminados a acelerar tal espera.


La producción literaria de Salinger está compuesta por cuatro libros: “El guardián entre el centeno” (1951), “Nueve cuentos” (1953), “Franny y Zooey” (1961) y “Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción” (1963). También hay un relato publicado en 1965, “Hapworth 16, 1924”, del que se dice que contiene el secreto del silencio de Salinger y que estuvo a punto de ser publicado en formato libro en 1997, por una pequeña editorial de Virginia, aunque finalmente no fue así. Existen relatos de juventud publicados en revistas y no recopilados en libro, ya que cualquier intento por hacer algo similar ha sido rápidamente obstaculizado por el autor, firme en su deseo de no publicar más.
Su actitud huraña y esquiva le convirtió en una figura fascinante para periodistas y biógrafos. Uno de mis libros más preciados es, precisamente, “En busca de J. D. Salinger”, la biografía no autorizada escrita por Ian Hamilton. En este libro Hamilton narra, más que la vida de Salinger, su propia pesquisa en pos del rastro vital del famoso escritor: sería, sí, una biografía, pero también a medias una ficción, en la cual el biógrafo desempeñase un papel protagonista cómico a veces. De hecho, Hamilton desdobla su personalidad en un yo biógrafo y en un yo más personal y menos profesional, de modo que suele hablar de sí mismo en primera persona del plural y, en ocasiones, expone las discusiones entre estas dos personalidades, como cuando duda de la utilidad de rastrear al verdadero Salinger en todos sus escritos de ficción, y su yo biógrafo se defiende afirmando que existen abundantes pruebas indirectas que le autorizan a hacerlo. Aunque no pudo reproducir textualmente ninguna de las cartas de Salinger que utiliza para documentarse, sí que las parafrasea; también los relatos publicados en revistas y que encuentra en bibliotecas públicas. Habla, por ejemplo, de una historia titulada “The Inverted Forest”, protagonizada por un personaje especialmente interesante, un poeta-genio llamado Raymond Ford. ¿No resulta una curiosa coincidencia que este nombre combine el de dos grandes escritores norteamericanos posteriores: Raymond Carver y Richard Ford? El caso es que Hamilton interpreta a este personaje como una proyección de las culpas y decisiones del propio Salinger.


El último capítulo del libro narra con detalle los intentos de Salinger por evitar su publicación y el proceso judicial que se celebró al respecto. Dada la escasez de entrevistas, la transcripción de un breve extracto del interrogatorio al autor resulta más que interesante. Le preguntan por su producción literaria en los últimos veinte años y responde contrariado: Sólo una obra narrativa. Eso es todo. Es la única descripción que realmente puedo hacer al respecto… Es casi imposible de precisar. Trabajo con personajes, y según se desarrollan, simplemente sigo adelante a partir de ahí. Refiriéndose sin duda a que todos sus libros forman parte de una misma obra, de un tronco común.
Unos diez años más tarde, Joyce Maynard, una joven que mantuvo un idilio con él, escribió un libro titulado “Mi verdad”, en el que desveló detalles de su relación con éste. Además, decidió subastar las cartas que Salinger le había enviado en el tiempo en que estuvieron juntos.


Aunque seguro que fue el libro que escribió su hija Margaret, y que se publicó en 2000, el que más debió doler al autor. Se tituló “El guardián de los sueños” y en él contó detalles íntimos que presentaban a su padre como un hombre excéntrico y algo chiflado. También rastrea a su padre en las obras de ficción, en busca de claves que le ayuden a entenderlo. En un momento dado dice: Sus personajes de diez años, mis hermanos ficticios, no son como yo; ellos son el reflejo perfecto de lo que le gusta a mi padre. En cualquier caso, Salinger rompió su relación con Margaret, dejó de hablarle. De hecho, ya se lo había advertido hacía mucho tiempo: Siempre te querré, pero cuando dejo de respetar a alguien, se acabó. Termino con esa persona. Esto le dijo J. D. a su hija cuando ésta tenía diez años. Y así fue.
Uno de los últimos episodios que protagonizó Salinger, hace apenas unos meses, fue llevar ante los tribunales al escritor sueco Fredrik Coltrin, que bajo el seudónimo de J. D. California pretendía publicar el libro “60 years later: coming through the rye”, una supuesta segunda parte de “El guardián entre el centeno” protagonizada por un personaje llamado Mister C, que no es sino un Holden Caulfield de 76 años que se escapa de una residencia de ancianos para vivir diversas aventuras. La publicación del libro en EE.UU. fue prohibida, aunque había conseguido ver la luz en Inglaterra.

El fallecimiento de Salinger era un requisito inevitable para poder descubrir cómo evolucionó su escritura en todos estos años de silencio.

domingo, enero 24, 2010

Maria José Carrascosa

Foto: El País

María José Carrascosa es una mujer valenciana que ha sido condenada en EE.UU. a catorce años de prisión por el secuestro de su propia hija. Catorce años. La historia resulta dramática y, en más de un sentido, indignante. Al menos a mí me lo parece. Y más al verla comparecer ante el tribunal encadenada de un modo cruel y vejatorio.

María José Carrascosa se casó con Peter Innes en 1999 y al año siguiente nació su hija Victoria. La vida del matrimonio no parece que fuera fácil, ya que en 2001 se le concede a María José el estatus de mujer maltratada. Finalmente la pareja se separa en 2004 y al año siguiente la mujer regresa a España con su hija. En Julio de 2005 la Justicia española otorga a la madre la custodia de la niña. También le retiran el pasaporte a la pequeña para evitar que pueda salir del país. El marido la denuncia por secuestro en EE.UU. y consigue que la Justicia estadounidense le otorgue a él la custodia de la niña.
María José decide regresar a EE.UU. con los papeles de la sentencia española. Al parecer, dicha sentencia no tiene ningún valor allí y le ordenan que devuelva a la niña. Como ella no lo hace, se dicta orden de busca y captura y la detienen en noviembre de 2006. La encarcelan con una fianza de 500.000 dólares. Me gustaría saber a qué otros delincuentes les han aplicado fianzas de esta cuantía. El caso es que la mantienen en la cárcel hasta la fecha del juicio, que se ha celebrado a finales de 2009. El 23 de diciembre se dictó sentencia: catorce años de cárcel.
El espíritu de Kafka sigue vivo.

Claro que la sentencia, al parecer, podría ser revisada si la niña viaja a EE.UU. No obstante, me pregunto si no hay otra vía para solucionar este asunto que el de encarcelar a una madre, aún suponiendo que se trate de una mujer obstinada, suponiendo que ése sea el caso, lo cual desconozco. Me pregunto dónde está la ofensiva diplomática por parte de nuestro gobierno en esta cuestión. ¿La sentencia de la justicia española no tiene peso alguno? ¿Lo mejor para una niña, que supongo que es lo que todo el mundo quiere, es que la madre esté en la cárcel y que el padre no la vea? ¿Qué clase de solución es ésa? ¿No hay modo de llegar a un acuerdo y mecanismos para hacerlo cumplir? ¿La justicia de dos países como EE.UU. y España es incapaz de gestionar este asunto conjuntamente? ¿Tiene razón el señor Innes cuando dice que la justicia española es incompetente e insinúa que éste es un país poco civilizado?
Peter Innes dice que lamenta que esto haya sucedido. Me pregunto si su situación ha mejorado con el encarcelamiento de María José. La situación de la niña ha empeorado claramente, ya que debe tener ahora unos nueve años y no ve a su madre desde que tenía seis, y tampoco a su padre. En fin, no pretendo saber quién tiene razón. Sólo digo que tener a una mujer en la cárcel durante catorce años por claras desavenencias con su exmarido es una aberración. Y alguien debería hacer algo al respecto, pues clama al cielo que esto se prolongue.

domingo, enero 17, 2010

Los que rugen


“Los que rugen”, un titulo, de entrada, intrigante, está dividido en dos secciones: “Ellos” y “Nosotros”. Contiene relatos como “Por las noches aullamos”, “Amanecer con monstruos marinos”, “Más allá de esta oscuridad y este silencio”, etc. Resulta que si te pones a leer el principio de alguna de estas historias te quedas pegado en el suelo, pasando páginas. Y se trata de un libro poblado de fantasmas.
“Los que rugen” contiene historias que componen un original catálogo de variaciones sobre el tema del fantasma, un tema que no está agotado, ni mucho menos, como demuestra la autora, sino que en cualquier momento saltará por encima de rivales vampíricos o magos y demostrará que posee una riqueza de matices difícilmente igualable. De hecho, podemos encontrar en estas páginas fantasmas que no son conscientes de su estado, fantasmas de escritores, de periodistas, de momentos felices, o no tanto, fantasmas muertos y fantasmas no nacidos, todos ellos intentando comunicarse, bien con nosotros o bien entre ellos, al igual que les pasa a los vivos que protagonizan la segunda parte, que también tienen problemas de comunicación, problemas para identificar el camino correcto. A veces los vivos también nos comportamos como fantasmas desorientados. Y nos enfrentamos a otros fantasmas, los del pasado o las oportunidades perdidas.

Conviene tener en cuenta las citas con las que se inicia el libro. La de James Joyce: “¿Qué es un fantasma?, preguntó Stephen. Un hombre que se ha desvanecido hasta ser impalpable. Por muerte, por ausencia, por cambio de costumbres”; y la de Pilar Pedraza: “En el interior de las personas rugen los fantasmas”. Dos citas oportunas y bien escogidas. Lo cierto es que siento cierta debilidad por las citas que un autor escoge para sus libros.
Me ha llamado la atención en estas páginas el tono un tanto socarrón de algunos pasajes, tamizados por una mirada irónica, que contrasta con la nostalgia que se respira en otras. Por otra parte, la presencia de la autora en algunos relatos, bien con su propio nombre, bien con un guiño cómplice, les dota de una credibilidad y cercanía muy interesantes. De hecho, “Defensa y ataque” y “Marcar un gol” están entre mis favoritos. Care Santos posee un estilo que llega al lector con la calidez de quien se sienta a nuestro lado y nos confiesa un secreto.

Un libro muy recomendable. Un viaje por diversos terrores, remordimientos y lamentaciones, que se inicia en un escenario post-apocalíptico, que recuerda al de la historia de “Soy leyenda”, y finaliza en una serie de estampas que confirman que tal vez el auténtico horror se encuentra en nuestro interior.


LOS QUE RUGEN
Care Santos
Editorial Páginas de Espuma

domingo, enero 10, 2010

Standdart



Acaba de aparecer el primer número de la revista Standdart.

Un proyecto realmente atractivo coordinado por Hugo Izarra.

Encontrarán artículos sobre Sharon Robertson, Eric Rohmer, Kiko Amat, John Belushi, Sarah Kane, Fernando Vallejo, Geoff Cordner, Tura Satana, Anton LaVey, Antonio Dyaz... hasta 136 páginas profusamente ilustradas.
Es un orgullo haber colaborado modestamente y formar parte de esta impactante publicación. Les invito a visitarla.


domingo, enero 03, 2010

La muerte de Gwen Stacy




Uno de los momentos que recuerdo de mi infancia fue la muerte de Gwen Stacy. Hasta ese momento dábamos por hecho que siempre ganaban los buenos, que a los buenos se les podía herir de un modo horrible, dejarles en coma varios meses, pero siempre sobrevivían y acababan venciendo a los malos. Esto era una verdad inamovible. Sin embargo, un día, un aciago día, el Duendecillo Verde secuestró a Gwen. Me estremezco tan sólo al recordarlo.


Imagino que quienes han conocido a Spiderman a raiz de su versión cinematográfica, creen que Mary Jane Watson era la novia de Peter Parker desde el principio, pero no es así. Primero fue Gwen Stacy. La bella Gwen, rubia y de ojos azules, hija del Capitán Stacy, que también había muerto unos episodios antes en trágicas circunstancias. Ella era el único consuelo de Peter en su difícil adolescencia. Era la mejor y todos estábamos enamorados de ella.
El Duendecillo Verde llevó a Gwen al puente George Washington. Durante la batalla con Spiderman golpeó a la muchacha y ella cayó al vacío. Pese a que Spiderman consiguió sujetarla antes de que se estrellara contra el suelo, haciéndonos creer por un momento que la había salvado, ya era demasiado tarde. Gwen había muerto. Y eso no era posible. Un nudo en la garganta. Seguro que se iba a despertar. Pero no despertaba. Y así terminaba el episodio número cincuenta y cuatro, dejándonos intranquilos, con la cabeza en las nubes, aferrándonos a la esperanza de que un milagro consiguiese salvarla.

Cada uno de aquellos libritos de la colección Marvel costaba treinta pesetas, que era mucho dinero, una parte considerable de la paga de la semana. Pero yo corría a gastármelo sin dudar, en cuanto salía un nuevo volumen. Y compré el número cincuenta y cinco, esperando el milago. Pero el milagro no se produjo. Era cierto. No había remedio. Gwen había muerto. La había matado el Duendecillo y nos había golpeado cruelmente, dejándonos absolutamente desolados.

Aquello ocurrió en 1973. Tan sólo en el libro de Álex de la Iglesia, “Payasos en la lavadora”, he encontrado referencias a este episodio, en un capítulo titulado como este post, dedicado a la muerte de Gwen Stacy, aunque es recreado por el protagonista de dicha novela que resulta ser un personaje delirante y bastante extraño, pero bueno, algo es algo.

miércoles, diciembre 23, 2009

Felices Fiestas

En estas fechas quiero aprovechar para desearos unas Felices Fiestas y reiteraros mi agradecimiento por estar ahí.

Os dejo con algunos videos.

La canción "We are the world".

Un anuncio.


Y el poema "No te salves", de Mario Benedetti, en la película "El lado oscuro del corazón".


Con mis mejores deseos.

miércoles, diciembre 16, 2009

Muy fashion

En "El Heraldo del Henares" se publicó un relato mío, en la sección de cuentos que coordina Carolina Molina.
Pueden leerlo aquí.
Y la nómina de autores seguirá creciendo.
Pueden seguir el índice aquí.

miércoles, diciembre 09, 2009

El otro mundo



Hilario J. Rodríguez tiene una sobrada trayectoria como crítico de cine y ha publicado diversos libros sobre el séptimo arte. Sin embargo, sus cualidades como narrador son incuestionables. Lo demostró con un libro de relatos titulado “Aunque vuestro lugar sea el infierno” (Ediciones de la mirada, 1998) y posteriormente con el imprescindible “Construyendo Babel” (Tropismos, 2004). Ahora, en este “El otro mundo”, vuelvo a reconocer su particular mirada, su extrañeza ante lo que le rodea y cómo, pese a todo, las cosas se nos presentan con toda contundencia, aunque estén pigmentadas de cierta irrealidad.
Tuve la suerte de leer este libro cuando aún era un mero borrador. Manifesté en aquel momento mi entusiasmo por esta novela y ahora, al verla tan bellamente editada, al sostenerla entre mis manos, dicho entusiasmo se ha redoblado y la he abierto con cuidado y la he vuelto a leer de cabo a rabo, sin remedio, sin poder apartar los ojos de sus frases ni dejar de pasar páginas de un modo compulsivo.
Hilario se mueve en el terreno autobiográfico, pero no se limita a él sino que lo manipula de modo que el lector no llegue a saber qué hay de verdad y qué de inventado en lo que nos cuenta. El personaje principal, Hilario J. Rodríguez, junto a su esposa Eva y su hijo Samuel, emprende un viaje que adquiere dimensiones épicas. La familia se desplaza a Nueva York, donde vivirá un año, quizá huyendo de su propio pasado, quizá buscando un nuevo horizonte que sea capaz de unir lo que parece que se está desmoronando, un lugar donde empezar de nuevo. Allí pretende Hilario, también, escribir una novela. Nueva York se presenta como un lugar mítico, un sitio en el que, en principio, todo parece posible, punto de encuentro de gente de toda nacionalidad y condición, el sitio en el que se cruzan universales dramas humanos.
En una situación tan penosa, sólo podíamos confiar en la literatura. La realidad no nos había servido para establecer un vínculo firme.
La novela que se gestó en ese viaje ha sido escrita, es la novela que el lector tiene entre sus manos, en la que Hilario va desgranando su experiencia y sus dudas. No es una obra autocomplaciente en la que el autor se dibuje como una persona que hace lo correcto, sino más bien todo lo contrario, se observa con dureza, como alguien que duda de sus decisiones, que se culpa por haber arrastrado a su familia a una experiencia que, en ocasiones, les desborda. Si hay algo que transmite la voz narradora es sinceridad, y eso es lo que da credibilidad a todo lo que nos cuenta. Nos habla directamente, mirándonos a los ojos, y lo hace con una prosa exacta que fluye sin tropiezos, encajando las diferentes piezas del puzzle con un estilo directo y muy pulido, sin retóricas, yendo a la esencia de los hechos. Su prosa resulta hipnótica, tiene la capacidad de atrapar al lector. Hagan la prueba cuando vean esta novela en la librería.
Una serie de personajes secundarios van apareciendo, como punteos jazzísticos, Gueloz Nsingui, E. M. Maisel, el anterior inquilino cuya presencia se deja notar aunque él haya desaparecido, y que sigue recibiendo cartas, Tatjana Stankovic, Mary, el inspector Curtis... Historias cruzadas, algunas esbozadas en un capítulo y retomadas más adelante, creando una red de subtramas que hilvanan la materia ficticia y la dotan de una solidez real. La novela tiene una estructura muy cuidada. Se compone de capítulos cortos, algunos de los cuales podrían funcionar como relatos independientes.
La distancia física no es capaz de alejar a los seres humanos de sus preocupaciones, miedos, necesidades y rutinas. No podemos huir de nuestra propia naturaleza. Es imposible dejar atrás lo que no nos gusta. Es lo que apreciamos en este libro que parece pretender atar cabos, como ocurría en la novela de E. Annie Proulx. Y que nos habla también de lo que podríamos denominar la enfermedad de la literatura, capaz de guiar nuestros pasos, de colarse en nuestra vida, interfiriendo con la realidad de un modo irremediable.
Se nombra a W. G. Sebald en varias ocasiones, es una influencia reconocida; también se aprecian ecos de Paul Auster, pese a que éste no aparezca en la narración. El Nueva York de esta historia tiene muchas conexiones con el Nueva York de Auster.
En resumen, este libro es un ejercicio literario de primera magnitud, una lectura que engancha, que emociona y que no deberían dejar pasar.


EL OTRO MUNDO
Hilario J. Rodríguez
Ediciones del Viento – La Coruña
1ª edición: 2009



El libro se presenta el 10 de Diciembre en Madrid, a las 19:00 horas, en la Sala de Ámbito Cultural de El Corte Inglés, calle Serrano, 52.

jueves, diciembre 03, 2009

Presunto culpable

La noticia saltó de repente. Una niña de tres años, maltratada brutalmente, quizá violada, había ingresado en la sala de urgencias de un hospital. Su padrastro fue detenido como presunto culpable. De hecho, en todos los delitos se debe emplear el término “presunto” aunque le demos el tratamiento de “probado”. No me extrañaría que hasta los objetos inanimados empezaran a llevarlo: “el presunto detenido fue presuntamente esposado y llevado presuntamente en un presunto coche de policía”. Es irrelevante. Esos “presuntos” no impiden que alguien sea linchado por la opinión pública en nombre de las buenas conciencias. Para agravar el asunto, la niña fallece a los pocos días. La foto del “presunto” es exhibida en primera plana en casi todos los periódicos: “Este es el rostro del asesino de la niña”. Ni “presunto” ni nada. La indignación es enorme. Y comprensible. Si este hombre hubiera sido soltado a las puertas del juzgado, seguro que habría sido linchado allí mismo.

Pero hete aquí que de repente las heridas del posible maltrato fueron causadas por una caída de un columpio. Las supuestas quemaduras eran reacciones alérgicas. Los desgarros internos fueron producidos por las maniobras de reanimación. Queda probado que no hubo ninguna clase de abuso sexual. El acusado es puesto en libertad sin cargos. Hay que dar marcha atrás de inmediato, entonar el mea culpa. Son las consecuencias de una sociedad mediática en la que hay que correr para ser el primero en dar una noticia. No se puede uno quedar atrás en la actualidad informativa. Todo sucede deprisa y tiene que ser comunicado de inmediato, sin vacilar. A la gente hay que decirle lo que quiere oír. Un caso así no puede dejarse pasar. Hay que exprimirlo. Hablar de la pena de muerte, de la protección a la infancia, rescatar otros temas que nos sirvan para “enriquecer” el debate…

Todo esto me ha hecho recordar una película interpretada por Martin Sheen y dirigida por Mike Robe en 1986 para la televisión, titulada “Noticias a las once”. Narra la historia de un periodista que no está de acuerdo con la política de su cadena: un canal de televisión local que necesita subir sus índices de audiencia y está dispuesto a recurrir al sensacionalismo. El modo en que su jefe quiere presentar el caso de un profesor que ha sido detenido, acusado de abuso a una menor, pone a prueba sus principios. Los dilemas que plantea siguen estando de máxima actualidad.

viernes, noviembre 27, 2009

Celda 211


“Celda 211” es una película que mantiene pegado al espectador a la butaca hasta el final. Tiene un ritmo vertiginoso, los actores están soberbios y la trama es interesante. Además, es una película de género, de género carcelario, y es española. Vaya todo esto por delante.
En general, es bastante corriente que hablar de “género” sirva para menospreciar la obra que se comenta. Esto lo vemos en diversos ámbitos, también en el literario. Y con mayor virulencia si de lo que se trata es de juzgar una producción hollywoodense. Sin embargo, en cuanto al cine español, cuando aparece un buen film de intriga, suspense o terror, se alza la voz para reivindicar su calidad. A mí esto me parece muy bien, desde luego, ya que por lo general no me gustan las etiquetas, y más si sirven para descalificar. “Celda 211” está basada en una novela del escritor Francisco Pérez Gandul, publicada por Lengua de Trapo. La verdad es que abrir el libro es quedarse enganchado de inmediato. Está narrado como un cruce de voces perfectamente identificadas, jugando así con la voz narrativa y también con la estructura del relato.

La historia cuenta la aventura de un funcionario de prisiones, Juan, que acude a visitar su nuevo destino un día antes de su incorporación oficial. Mientras le enseñan la cárcel, a Juan le da un mareo y lo tienen que acomodar en la celda 211. En ese momento estalla un motín, comandado por un peligroso recluso conocido como Malamadre. Si los presos averiguan que Juan es funcionario de prisiones lo matarán sin dudar, así que su única oportunidad de sobrevivir consiste en hacerse pasar por un preso más, un recién llegado que se une al motín y que afronta sus miedos para resistir en un medio hostil. Juan irá descubriendo aspectos de sí mismo que desconocía. De algún modo, se trata de una historia de aprendizaje.

La película tiene aspectos interesantes, como el hecho de que la moneda de cambio de los presos para negociar con las autoridades sean unos terroristas de ETA. El personaje del policía cruel que ya está acostumbrado a todo, quizá un poco escaso de matices, está muy bien encarnado por el actor Antonio Resines. Alberto Ammann hace creíble, a dura penas, su personaje del funcionario de prisiones atrapado en una situación que le supera. Pero quien merece una mención especial es Luis Tossar, uno de los mejores actores españoles, sin ningún género de dudas, que interpreta al cabecilla del motín, el preso Malamadre, un hombre duro, fiel a su propia ética, de una violencia inusitada y una lealtad sin fisuras.

La película resulta claustrofóbica y su ritmo no decae en ningún momento. El ambiente de la prisión, cómo se mueve la cámara entre el tumulto, cómo sigue a los personajes, son muestras del buen hacer del director Daniel Monzón.
“Celda 211” es una película muy interesante que engancha al espectador por el cuello y no le da tregua, una película dura que nadie debería perderse.





Reseña

En "La biblioteca imaginaria" se ha publicado una reseña sobre el libro "Anónimos". Aquí.

lunes, noviembre 23, 2009

Adiós al Síndrome


El blog de Miguel Ángel Muñoz, “El síndrome Chéjov”, punto de referencia para los amantes del relato ha cerrado, ha terminado. Al leer su impecable texto de despedida, he sentido una punzada en el estómago, una patada más bien. Es una noticia triste que un proyecto de tal calidad y envergadura termine. Recuerdo ahora la encuesta que realizó sobre los mejores libros de cuentos de los últimos años. Uno querría seguir teniendo a su alcance esas entrevistas ejemplares, muy documentadas, llenas de datos de interés, esas recomendaciones, esas curiosidades, como la sección “En camisa de once varas”, donde nos descubría escenas cinematográficas en las que relevantes escritores habían hecho breves cameos, con más o menos fortuna, o su serie “Cheeverianas”. No tuvo reparo incluso en ofrecer su blog como plataforma para presentar nuevos autores inéditos. Se despide con elegancia y sin poder ocultar cierto hastío y decepción. Lo echaremos de menos.
No era un blog escrito a tontas y a locas, no era un blog que te despachara una entrada con cuatro líneas escritas a vuela pluma. Era un blog serio y generoso con sus lectores, privilegiados receptores de un trabajo no remunerado, elaborado por simple amor a la literatura, ni más ni menos.

“El síndrome Chéjov” cogió su nombre del título del primer libro de relatos que publicó Miguel Ángel Muñoz en la editorial “Páginas de espuma”. Un libro recomendable, con grandes aciertos e historias inolvidables. Hace unos meses publicó su segundo libro de cuentos “Quédate donde estás”, en la misma editorial. Así que la lectura de estos libros, y de los que sin duda vendrán, es el consuelo que nos queda a los seguidores de Miguel Ángel.
“Quédate donde estás” reúne trece relatos, limpiamente escritos, fieles al estilo pulcro y cuidado del autor. Un libro que agradará a los amantes de la buena literatura, un peldaño más en la carrera de un narrador vocacional dispuesto a no detenerse y seguir avanzando. El primero de los relatos, toda una declaración de intenciones, se titula “Quiero ser Salinger” y su lectura cobra un nuevo sentido ahora. “Vaivén”, protagonizado por Raymond Carver y Richard Ford, está dedicado a todos los lectores del blog; pese a su brevedad es uno de mis favoritos. “Vitruvio”, una historia fantástica que se lee de un tirón. “Hacer feliz a Franz”, protagonizado por Kafka y que habla sobre la pasión por escribir. O el que da titulo al libro, “Quédate donde estás”, una historia emotiva narrada ensamblando en un único discurso los diálogos, las reflexiones y las secuencias temporales. Por nombrar sólo algunos. Un libro que supone una prueba más de la solvencia de un narrador que se toma en serio su trabajo.
Tendría que eliminar el link a su blog, pero me resisto a hacerlo.

domingo, noviembre 15, 2009

Conozco un atajo que te llevará al infierno


Pepe Cervera, autor del libro de relatos “El tacto de un billete falso”, que ganó el XVI Premio Alhóndiga de narrativa breve, edición 2005, de los Premios Otoño Villa de Chiva, nos presenta ahora “Conozco un atajo que te llevará al infierno” (e.d.a. libros), cuyo título ya abre una serie de expectativas muy sugerentes. El lector sabe que la travesía no va a ser cómoda, ningún viaje al infierno puede serlo. Y lo primero que uno percibe cuando empieza a leer es que Pepe Cervera es un escritor concienzudo, con un estilo muy pulido y directo. Su forma de narrar es contundente y se muestra dispuesto a escarbar en la realidad, a detenerse en esos momentos que nos van definiendo, que van marcando la hoja de ruta de nuestra vida, de un modo sutil, dosificando la información, golpeando mientras nos mira de frente.
El libro se presenta como una serie de relatos interconectados, lo cual da unidad al conjunto, ambientados en un lugar imaginario, Alhofra, identificable con alguna de las poblaciones de la periferia de Valencia, donde el autor reside. Es un libro de relatos pero también puede ser una novela fragmentada en la que el lector va atando cabos, relacionando a los personajes, con naturalidad, gracias a detalles muy visuales y precisos que el autor nos va proporcionando con un tono lacónico, con una eficaz distancia de la voz narradora. Paso a paso va componiendo una historia centrada en las relaciones familiares y la memoria, seleccionando momentos significativos de unos personajes que se entrecruzan, a los que vemos de lejos o que nos hablan en primera persona, como piezas de un rompecabezas que va armándose para mostrarnos algo más grande. Una lectura adictiva que resulta favorecida por la excelente edición.
En estas páginas encontramos a Andrés Tangen, somos testigos de episodios que transcurren en distintos momentos de su vida, nos presenta a amigos y familiares, vemos cómo son y lo que fueron. Y esto lo consigue Cervera con un complejo ensamblaje, con una estructura muy cuidada y una alternancia en las formas narrativas, variando la voz, el punto de vista y la distancia con la que se enfrenta a cada momento. Es evidente que nos encontramos ante un libro bien planificado.
En el relato titulado “Deriva” encuentro una frase que puede aplicarse perfectamente a su forma de narrar: La vida es así, muy parecida a un calidoscopio, y sus formas y sus colores cambian a medida que los años pasan.

El estilo de Cervera es exacto, quirúrgico, directo y capaz de emocionar al lector y transmitir la humanidad de sus personajes. Los relatos suelen finalizar con un momento de soledad, de recogimiento, pinceladas que dibujan cierto sentimiento de nostalgia. El ser humano ante su destino, perdido, solo, luchando con las manos desnudas por abrirse camino. Fragmentos de un único recorrido vital, momentos concretos que forman parte de la biografía de un personaje. El día en que el hermano se marcha de casa para independizarse, o una pelea familiar, o cuando la mujer va a recoger a su marido a la salida de la cárcel y emprenden el viaje de regreso a casa, o cuando el protagonista decide abandonar el instituto, el recuerdo de la muerte de su mejor amigo, o la decisión de tener un hijo, el replanteamiento del futuro, la separación, el asesinato, la difícil relación con el padre… momentos que van encajando en esa historia, que la van dibujando en la mente del lector.
Entre la nómina de autores que va deslizando Cervera por estas páginas, señal inequívoca de sus influencias y filias, encontramos a Fante, Hemingway, Sherwood Anderson, Cheever, Updike, McCullers… Este libro no defraudará a quien se acerque a sus páginas. Pepe Cervera demuestra en “Conozco un atajo que te llevará al infierno” que es un escritor hábil en el manejo de las herramientas de su oficio, un narrador concienzudo que no está dispuesto a darnos tregua.

"CONOZCO UN ATAJO QUE TE LLEVARÁ AL INFIERNO"
Pepe Cervera
E.d.a. libros - Málaga
1ª edición: septiembre – 2009


El 17 de Noviembre se presenta el libro en la Casa del Libro de Valencia, Paseo Ruzafa, nº 2, a las 20:00 horas. El autor está acompañado por el editor Francisco Javier Torres y por el escritor Vicente Gallego.

domingo, noviembre 08, 2009

Hermanos

Nuestros padres se habían perdido y no me separaba del lado de mi hermano, que era dos años mayor que yo. Me sujetaba la mano con fuerza, y eso me hacía sentir bien. Me pegaba a su brazo y, de vez en cuando, miraba su cara. Él tenía la cabeza muy recta y miraba hacia delante. Había mucha gente y nos empujábamos unos a otros. Los gritos me daban miedo. Avanzábamos en fila, arrastrando los pies, todos muy juntos. Llegamos hasta un hombre que nos miró y le dijo a mi hermano que me soltara y que se fuera por otro lado. Yo sujeté su brazo con fuerza, pero él apartó mi mano y obedeció al hombre. Grité y lloré. Me agarraron de la chaqueta y tiraron de mí mientras mi hermano me decía adiós con la mano. Escuché a alguien decir que iban a darnos una ducha.



Nota (por si a alguien le interesa): En el número 83 de la revista "Clarín" aparece un artículo mío sobre "Libros póstumos".

domingo, noviembre 01, 2009

HFS – Martin Amis


Martin Amis mantuvo una charla con Peter Florence, director del evento. Amis ya había estado en Segovia en la primera edición del Hay Festival.
Comenzó la charla hablando de su último proyecto, todavía inédito, una novela titulada “La viuda embarazada”, que transcurre en los años setenta, en plena época de la revolución sexual, y que habla del proceso de envejecimiento. Leyó un fragmento de dicha novela.

Habló como el escritor ya veterano que es. Dijo que la literatura no nos avisa de lo que ocurre cuando uno envejece. A medida que se avanza en edad, se pierde cierta energía, cierta musicalidad. Por contra, uno maneja mejor el material y cuando se encuentra con una dificultad ya no se desespera, sino que se levanta del escritorio y procura no pensar en ello hasta que regresa y resuelve el problema.
Por otra parte, también la vejez produce un deterioro en el escritor. Piensa que en los últimos libros de Updike se descubren rimas inadvertidas, rupturas en la prosa, cierto desajuste del oído. Y otro problema puede ser que el escritor pierda la capacidad de dar vida a los personajes, como le está ocurriendo, en su opinión, a Philip Roth. Le ocurrió también a Nabokov, dice, que tras “Lolita” y “Pálido fuego” tuvo un periodo magnífico que terminó con el desastre de “Ada o el ardor”. Y le ocurrió lo más terrible de todo, esto es, que el autor se desentienda del lector. Le ocurrió también a James Joyce con “Finnegans Wake”; y a Henry James.
En su opinión, la mayor diferencia entre la novela y la poesía radica en que el novelista trata de dar con una voz universal, mientras que los poetas son ellos mismos.

Sobre el proceso creativo, dijo que la mayor parte del trabajo la hace el subconsciente. Es ahí donde se decide el tema sobre el que se va a trabajar. Luego uno tiene que ir solucionando problemas, avanzando; y con la experiencia se resuelven mejor las cuestiones que se van presentando. Dijo que el desencadenante de su novela sobre el gulag fue enterarse de que había visitas conyugales allí. Se llevaban a cabo en un lugar que se conocía como “casa de los encuentros”, y ese fue también el titulo de su novela.

Luego habló del atentado de las Torres Gemelas en Nueva York. El último libro suyo que se ha publicado en España se titula “El segundo avión”, y en él se recopilan artículos, críticas y un par de relatos en torno al 11 de Septiembre. El primero de los textos está fechado el 18 de Septiembre de 2001. Comentó que todas las novelas sobre el 11 de Septiembre han surgido a partir de 2004, porque siempre hace falta un tiempo para asimilar la información, para madurar el tema. Sin embargo, en el caso del ensayo, éste se empieza a escribir al día siguiente. Afirma que nunca había vivido un suceso tan inesperado y terrible como el del atentado a las Torres Gemelas. Es algo que a uno le deja sin palabras. Pero luego entra en juego el espíritu guerrero y uno se pone a trabajar.
Dice que existe un modo subterráneo en el que las fantasías patológicas, disfrazadas de ideas, son trasladadas a la población por criminales semiliteratos, charlatanes, en beneficio de los iletrados, llegando en ocasiones a ilusionar a segmentos de población importantes. Incluso pueden llegar a tomar el poder político y a cambiar el rumbo de la historia. Ocurrió con el nazismo en Alemania y se puede aplicar a lo que llama alquaedismo.
Rechaza la línea de gente como Chomsky, que dicen que lo que está ocurriendo es una venganza histórica por crímenes de Occidente contra el mundo Islámico. La irracionalidad violenta está irrumpiendo a gran escala. Sebastian Haffner, al narrar la toma del poder por parte de Hitler, dijo que aquello era “paralizantemente irreal”. Y le parece una buena definición para lo que ocurrió el 11-S. De hecho, afirma que entiende ahora menos el origen de este conficto que hace ocho años. Cita una frase de un historiador que dijo que a medida que pasan los años sabía cada vez más y entendía cada vez menos. También contó que cuando a Primo Levi le preguntaron si entendía el Holocausto, contestó que tenemos el deber de no entenderlo, porque entender algo significa, en cierto modo, racionalizarlo y justificarlo.
Recordó, para contestar a quienes dicen que esta guerra con el alquaedismo no tiene nada que ver con la religión, que la idea del martirio y el paraíso tienen componentes religiosos. La religión tiene una gran fuerza. Lenin ejecutó 9.000 clérigos en un solo año y no consiguió acabar con la religión. No puede respetar la creencia religiosa, cree que ésta debe cuestionarse siempre.

Amis no defraudó. Se mantuvo fiel a sí mismo, afirmando con rotundidad sus opiniones, sin importarle que fueran políticamente correctas o no. Después de la charla firmó ejemplares de sus libros. Este fue el último acto del Hay Festival al que asistí este año. Si nada lo impide, el año que viene volveré a estar ahí, inmerso en jornadas literarias que me alejan de la rutina. Y espero seguir contándolo.

lunes, octubre 26, 2009

HFS - Zena El Khalil


No conocía de nada a Zena El Khalil. La única referencia que tenía de ella era la nota que venía en el programa del festival y que explicaba que se trataba de una mujer que en 2006 escribía un blog en el que ofrecía “al mundo su visión particular de la guerra en el Líbano”.

En el escenario de Caja Segovia encontré a una muchacha joven, de una naturalidad pasmosa y una sonrisa amable y permanente. Mantuvo una charla muy interesante con el periodista Guillermo Altares en la que habló de su amiga Maya, su mejor amiga, cuya muerte, a causa de un cáncer, fue el detonante principal del libro “Beirut, I love you”. La muerte de su amiga y la experiencia de la guerra la sumieron en una depresión. Y en ese estado sintió el impulso de escribir sobre lo que le rodeaba, sobre las experiencias personales e íntimas a las que se enfrentaba la gente normal. No se planteó describir la realidad como una periodista sino como una ciudadana.

Cuenta que en el Líbano hay muchos niveles de locura. Allí la vida no es normal, ya que la agresión año tras año tiene sus efectos y la gente tiene que amoldarse a la situación. La gente se empeña en seguir saliendo para encontrarse con sus amigos. Se vive cada día como si fuera el último, pues se es consciente de que la vida puede terminar en cualquier momento.
Cuenta que la ciudad está dividida en dos partes, una musulmana y otra cristiana. Ella sabe que la interpretación de lo que ocurre es diferente según el lugar del Líbano en el que se vive. En este libro ha tratado de plasmar su propia visión, hablando de lo que a ella le interesa. Ha querido documentar esa época bajo su propia experiencia y en ese sentido su libro es un testimonio de su época y de su generación.
Habla sin borrar la sonrisa de su rostro, una sonrisa de amabilidad, diría que también de resignación. Uno se hace idea, escuchándola, de lo duro que debe ser vivir en esas condiciones, de lo que se estrechan los lazos entre las personas cuando se encuentran compartiendo una situación de tal magnitud. Habla del bombardeo de 2006, cuyo nivel de destrucción fue totalmente inaceptable. Barrios enteros fueron arrasados. Cuando se decretó un alto el fuego, los bombardeos se intensificaron antes de que entrara en vigor. Se utilizaron bombas racimo, que son ilegales. La situación fue tremenda. El auditorio parece contener la respiración, escuchándola con atención.



Habla también de la situación de la mujer. La mujer puede votar, pero sus derechos cívicos son cuestionables. Si una mujer se casa con un extranjero, sus hijos no pueden ser libaneses, por ejemplo. Confía, con humildad, que su libro pueda suponer una oportunidad para otras mujeres que quieran emprender proyectos, hacer cosas.

Líbano es una mezcla de personas y religiones que hacen lo que pueden por convivir. Conviven mujeres con minifalda y mujeres con velo. Sus mejores amigos son de religiones distintas. Se respetan sin cuestionarse.
Pero el país es un lugar inestable mientras no se solucione el conflicto con Israel. Sin alzar la voz, sin perder la sonrisa y el tono pausado de su discurso, expresa que todo el mundo tiene derecho a vivir en su casa en un lugar seguro, tanto los palestinos como los israelíes, y clama por una convivencia pacífica. Bromea diciendo que necesitarían que la zona fuese invadida por marcianos para que llegaran por fin a sentirse unidos.

Zena cuenta que en Líbano las ideas se expresan con mucha claridad. Dice que hay mucha información. Tienen diecisiete periódicos locales y cincuenta canales de televisión. Sólo se censura lo que tiene que ver con la seguridad nacional y la pornografía. Ella nació en 1976, así que es de la generación que ha crecido con la televisión.

Dado que en su libro se habla de temas personales, de preocupaciones vitales, de un modo muy abierto, admite que sí le preocupa un poco lo que pudiera pasar si se tradujese al árabe. Por encima de todo, ella quiere llevar una vida normal.
Cuenta que su madre enfermó cuando leyó el libro y que su padre quiso leerlo. Entonces su madre le escondía el libro a su padre. Y él volvía a comprarlo y ella volvía a esconderlo. Afirma que su padre llegó a comprar seis veces el libro hasta que consiguió leerlo en un avión y la llamó para decirle que le había decepcionado, no por lo que ella temía, sino porque decía que lo nombraba poco, que apenas salía en el libro.


Después de la charla, durante la firma de libros, los volúmenes de “Beirut, I love you” se agotaron. Creo que ha sido la primera vez que ha ocurrido algo así.

miércoles, octubre 21, 2009

HFS – Antony Beevor – Russian Red


Antony Beevor es uno de los más importantes historiadores de la actualidad. Es autor de libros sobre la guerra civil española, sobre la batalla de Stalingrado, sobre la caída de Berlín, sobre la batalla de Creta… Su libro sobre Vasily Grossman, “Un escritor en guerra” me lo han recomendado encarecidamente. Lo último que se ha publicado de él se titula “El día D. La batalla de Normandía”.

Al ir a escucharle, pensé que nos hablaría de su método de trabajo, de los problemas con los que se encuentra un historiador a la hora de documentarse, de si considera necesario visitar los sitios sobre los que se habla o es suficiente con lo que uno puede encontrar en una biblioteca, de su experiencia literaria en suma.

Sin embargo, no fue así. Beevor es un hombre alto, de presencia imponente y voz clara. Entró en el escenario de San Juan de los Caballeros y se colocó en el atril. Sin preámbulos, comenzó a desplegar un relato sobre ciertos aspectos relacionados con el desembarco de Normandía. No nos iba a hablar de su metodología de trabajo, nos la iba a mostrar. Así que comentó aspectos desconocidos de la invasión, nos llevó de un país a otro, analizó decisiones y comportamientos, habló de muertes francesas por los bombardeos aliados, de los distintos modelos de batallas, de los adiestramientos, de actos de cobardía, de indisciplina aliada frente a disciplina germana, de propaganda nazi, de represiones contra los colaboracionistas… Y nosotros seguíamos su relato, envueltos de pronto en el fragor de los combates, viajando en el tiempo.



Su tono de voz, su modulación, el ritmo de lo que iba contando, daba una idea de su capacidad narrativa. Sin embargo, la historia pasada por la voz de la traductora simultánea perdía buena parte de su encanto. En momentos así es cuando lamento no saber inglés.

Más tarde, nos esperaba otro acontecimiento en el Teatro Juan Bravo: el concierto de Russian Red. Abarrotado. Nos sentamos en la parte más alta. Diez de la noche. Sentados en la oscuridad nos dejamos arrastrar por la melodiosa voz de Lourdes Hernández, vestida como si fuera una muñeca de porcelana.


viernes, octubre 16, 2009

HFS – Monica Ali

Monica Ali fue entrevistada por David Trueba a propósito de su último libro, titulado “En la cocina”. Ali es británica, de origen pakistaní, y, según nos cuenta, le interesa el modo en que se integran las diferentes culturas, el fenómeno de la inmigración. En su novela presenta el microcosmos del interior de la cocina de un restaurante cuyo dueño, y protagonista de la historia, se llama Gabriel.

Monica Ali dice que le interesa mucho el mundo de la cocina. Para este libro, tuvo que entrevistar a mucha gente. En una cocina hay una gran presión. En cierto modo, es una metáfora de la ciudad. Bromea con Trueba, parece que la charla va a ser distendida y amigable. Ella ríe al recordar que por la mañana tuvo una rueda de prensa en un restaurante segoviano en el que terminó friendo pimientos.


Ante algunas preguntas suele hacer pausas. “A ver cómo te contesto”. Dice que sus proyectos literarios siempre empiezan por un personaje que parece susurrarle al oído. Su voz se va amplificando y se ve obligada a escribir para aliviar esa locura. El personaje, en este caso, va un poco a la deriva, en un entorno multicultural. Sus propios compromisos personales se están desmoronando. Y, de pronto, aparece un cadáver en el sótano de la cocina. Y empiezan a aparecer elementos, problemas, que le obligan a autoexaminarse, cuestionarse quién es. Tiene una crisis de identidad.

Explica la autora que la literatura le permite explorar el terreno sin tener las respuestas previamente. Se plantea la literatura como una búsqueda.
En este caso habla de la inmigración. En Gran Bretaña ha habido un enorme cambio. Antes la inmigración estaba relacionada con las colonias británicas, pero ahora ya se ven rusos, somalíes, filipinos… Una gran dispersión. El protagonista de su libro, "En la cocina", en un principio es ignorante de estos mundos diferentes que confluyen a su alrededor.

Monica Ali empezó a escribir porque era insomne. Y escribía sobre aquellos asuntos que le preocupaban. Piensa que la función de la ficción es descubrir la verdad. Una novela no es solo una novela. Hablan del caso de Salman Rushdie. Ali cree que hay un problema de falta de compromiso y recuerda que Vargas Llosa dijo que los escritores son perezosos, no se comprometen con los grandes problemas y se preocupan más por vender libros que por hablar del poder y de otros temas importantes. Y eso lo retomó Nélida Piñón en la prensa, mostrándose de acuerdo con el escritor peruano. Sin embargo, Ali cree que la novela puede conseguir a veces lo que no se puede conseguir por otros medios. La ficción tiene también un papel fundamental porque descubre la verdad, la pone de manifiesto de un modo emotivo. Trueba se muestra de acuerdo en esto, recalcando que la ficción nos permite entender la mente de otras personas.



Trueba le pregunta si ella manipula la realidad para tratar de restablecer un orden, si pretende replantear los problemas de siempre, enfocarlos desde otro punto de vista o tan sólo plantearlos para que sea el lector quien los resuelva a su manera. Ella contesta que escribe porque la arrastran los personajes. Le interesa que el texto sea ameno. Sus intereses se derivan de quién es y de cómo ha sido educada. Ha escrito tres libros y los tres son muy diferentes entre sí, aunque hay una serie de temas como el desarraigo, la identidad, el desplazamiento, que siempre aparecen en sus escritos de una forma u otra.



Monica Ali se mostró en todo momento muy cercana. Habló también de su infancia, de su familia, que tuvo que abandonar su país por la guerra civil, y de su padre, que estuvo en un campo de refugiados. En algún momento, Trueba intentó llevar la conversación a temas políticos, pero ella argumentó que si pudiera resolver esa clase de problemas no estaría ahí en ese momento, sino en las Naciones Unidas.

Reconoció por último ser ecléctica en cuanto a sus lecturas y llegó a admitir que le gustaban los libros de Dan Brown y Stephanie Meyers. Por último, citó a Orwell; “un escritor debe escribir siempre con la puerta cerrada”, es decir, sin atender a quienes pretenden decirle lo que puede o no puede decir.

Dos notas





El premio Planeta ha sido ganado por Ángeles Caso, con una novela titulada "Contra el viento". El finalista ha sido Emilio Calderón con su novela "La bailarina y el inglés".






En el blog "La tormenta en un vaso", aparece mi reseña sobre el libro de memorias de Medardo Fraile, acompañada por una entrevista al autor. Les invito a leerlo.



Casi todos los premios de entonces se los llevaba un poeta mediano de Cuenca, hombre simpático y bullanguero, que se llamaba Federico Muelas. No paraba de publicar libros de versos y, por fin, tal vez consciente de su mediocridad o ejerciendo la vanidad al revés, tituló uno de ellos “Apenas esto”. Cuando Concha (Lagos) le enseñó el libro a (Antonio) Gala y él leyó el título, exclamó:
—¡Exagera!
“El cuento de siempre acabar”, Medardo Fraile. Editorial Pre-Textos

jueves, octubre 08, 2009

HFS - Ana María Matute


Llegó acompañada de Ángeles Caso. Vestía de blanco y se apoyaba en una muleta. Pronto mostró su excelente humor y su extraordinaria lucidez y sentido común.
No se considera una intelectual, tan sólo pretende ser “auténtica”. Le molestan los simuladores, los engolados que creen saberlo todo y afirman sus opiniones con rotundidad. Ella siempre duda. No cree que uno, por el mero hecho de ser escritor, lo sepa todo.
Ella forma parte de un grupo de escritores realistas. Sin embargo, sus últimos libros pertenecen al terreno de la fantasía. Explica que siempre quiso escribir fantasía, desde la infancia. Habla con mucho cariño de su novela “Olvidado Rey Gudú”, sin duda el libro que siempre quiso escribir. Lo empezó antes de su periodo de depresión. Una depresión que duró diecinueve años. Luego, gracias a Carmen Balcells, lo terminó. Le costó tres años de escritura, con diecinueve años por medio. Su último libro publicado también es fantástico y se titula “El paraíso inhabitado”. Pero se nota su debilidad por “Olvidado Rey Gudú”. Se emociona cuando habla de ese libro y rememora sus personajes. Reconoce que es el libro que más le gusta, el que siempre quiso escribir. Admite que creció con esa historia. Sin embargo, reconoce que nunca se escribe la obra que quieres escribir, siempre se queda uno un peldaño por debajo de lo que pretendía.
“¿Echa de menos algo de los años pasados, Ana María?”, pregunta Ángeles Caso.
“No. Yo echo de menos los tiempos futuros”.
En su opinión el mundo ha progresado mucho en lo material, pero retrocede en lo espiritual. A los jóvenes se les educa con una absoluta falta de ética. Parece que lo único importante es la fama, el dinero, sacar provecho propio. “O eso me parece a mí, aunque puedo estar equivocada”.
“¿Hacer las cosas bien tiene sus frutos, su recompensa?”
“No, qué va, para qué te voy a mentir.”
Habla de su matrimonio. Desgrana recuerdos íntimos, muy personales. Y todos los asistentes la escuchamos en silencio. Nos cuenta que se casó enamorada, pero que fue una ilusa y se llevó una gran decepción con su marido. Era un sinvergüenza, dice. Intentó aguantar a su lado, hasta que pensó que era un ser humano y que tenía derecho a ser feliz, y entonces se separó. Esto, en aquella época, fue motivo para que le quitaran a su hijo, que tenía ocho años. Dice que es lo peor que le ha ocurrido. Gracias a su suegra podía verlo los sábados, pero cada vez que tenía que despedirse del niño, lloraba amargamente. Esa situación duró tres años.
Pero también ha habido cosas buenas en su vida, cuenta. Conoció un hombre maravilloso con el que vivió veintiocho años muy felices. De hecho, ella siempre habla de su marido el malo y su marido el bueno.
“Todo le sirve a un escritor, quizá lo malo más”. Explica que uno puede escuchar una frase en un supermercado, por casualidad, y esa frase se queda en su cabeza, y ahí, en esa frase, resulta que hay un libro. Es un proceso mágico, como una especie de revelación. “Escribir es vivir, con esfuerzo, con esperanza y con gloria”. Dice que si no hubiera sido escritora, se habría muerto hace mucho tiempo. No concibe la vida sin escribir.



Escribe con ordenador, pero corrige a mano, con lápices de colores. Cuenta que antes dibujaba a sus personajes. De hecho, hay un libro publicado con dibujos suyos.
Ana María Matute empezó a publicar con dieciocho años. Joven y mujer en una época con pocas escritoras. Costaba un enorme esfuerzo abrirse paso. A su familia le disgustó que ella quisiera dedicarse a escribir, sobre todo a su madre. Ahora está en la Real Academia de la Lengua. Son cuatro mujeres. Aún son pocas.
“¿Puedo preguntarte cuántos años tienes?”
“¡Ochenta y cuatro tacos! Después de los setenta, ¿qué importa decirlo?”
Los libros electrónicos no le dan miedo, le dan pena por quienes pierdan la sensación de tener un libro en sus manos, el olor, el tacto… Y le parece peligroso que eso pueda suponer resumir a los clásicos, lo cual es una aberración.
Le preguntan qué está leyendo ahora, pero dice que no está leyendo nada porque cuando está escribiendo procura no leer. Ángeles Caso se asombra. Vaya exclusiva, dice. Le pregunta sobre qué trata su nuevo libro, pero ella dice que tan sólo está ronroneando la idea y que no puede contar nada aún.
Le preguntan también por sus autores preferidos, pero tampoco quiere contestar a eso porque dice que no hay una corporación más sensitiva que la de los escritores. Si no les nombras, te miran con desprecio. “Son un pelín vanidosos”.
La charla termina con Ángeles Caso deseando que Ana María Matute sea la próxima escritora que reciba el premio Cervantes. Hasta el momento, tan sólo dos veces ha sido otorgado a mujeres.

Premio Nobel de Literatura 2009


La escritora alemana de origen rumano Herta Müller ha sido galardonada con el Premio Nobel de Literatura 2009. Es la decimosegunda mujer que lo consigue y el décimo escritor alemán que recibe este gran reconocimiento.
Esta mujer se ha impuesto a nombres muy conocidos, como Philip Roth, Joyce Carol Oates, Mario Vargas Llosa, Amos Oz o Assia Djebar. En esa lista que se va anunciando desde hace semanas, y en la que los escritores se van clasificando como si se encontraran en una carrera, resulta que Herta Müller saltó del puesto cincuenta al cuarto, en muy poco tiempo, tal como contaba el blog Moleskine.

En España esta escritora ha sido editada por Siruela.