miércoles, agosto 05, 2009

Howard Phillips Lovecraft



Al margen de la afectación de su estilo, de su abuso de adjetivos, el valor de Lovecraft radica especialmente en su capacidad para componer un mundo propio con una jerarquía de dioses y monstruos como Nyarlathotep, el Gran Dios Cthulhu, Azathoth, Dagón, Yog-Sothoth...; lugares imaginarios como la Universidad de Miskatonic, Arkham, Innsmouth o la ciudad sumergida de R'lyeh...; y libros como el Necronomicón, compendio de saberes prohibidos escrito por el árabe loco Abdul Alhazred, libro imaginario inventado con tal fuerza que mucha gente ha creído en su existencia. Cuenta Derleth que algunos libreros disfrutaron fomentando el engaño sobre la existencia del Necronomicón hasta el punto que llegaron a anunciarlo en sus catálogos o a ofrecerlo en venta a través de anuncios.

Howard Phillips Lovecraft nació el 20 de Agosto de 1890 en Providence, Rhode Island. Fue un muchacho tímido, solitario, inseguro, enfermizo y sin confianza en sí mismo. Sus cartas están llenas de consideraciones autocríticas y sentimientos de culpa. Padecía unas fuertes crisis nerviosas que le apartaron del colegio durante largos periodos y a las que culpó más tarde de truncar su formación universitaria, algo que le avergonzaba. No es extraño que Lovecraft se refugiara en los libros. Fue un lector voraz y un autodidacta que comenzó por su cuenta estudios de astronomía, química o lingüística, con un enorme entusiasmo; aunque luego los abandonó excusándose en su delicado estado de salud.

Lovecraft está lleno de significativas contradicciones. Es conocido su excesivo puritanismo, que rayaba incluso con la aversión al sexo, y también que era un hombre de virulentas ideas racistas. Pese a todo, y aunque dijo sentir una cierta antipatía por la gente en general, los demás le consideraban una persona de trato sumamente educado y agradable. Es más, puede afirmarse que su obra no es más extensa a causa de la gran cantidad de tiempo y energía que dedicó a su correspondencia personal. Escribía varias cartas diarias, puesto que mantenía correspondencia al mismo tiempo con un número de personas que oscilaba entre cincuenta y cien. Algunas de sus cartas sobrepasan las 40 páginas.
Siempre le gustó escribir a mano, con pluma estilográfica. En 1906 compró una máquina Remington que conservó toda su vida y que utilizaba sólo para la redacción definitiva de sus manuscritos, tarea que le suponía toda una tortura, tanto era así que algunos de sus relatos pudieron ser publicados gracias a que sus amigos se ofrecieron a pasarlos a máquina, ya que en algunos casos posponía tanto esta tarea que podía llegar a no realizarla nunca.

Con el relato "El Cuadro", escrito en 1907, se inicia su carrera en el terreno de lo fantástico, pero no será hasta después de los veinte años cuando Lovecraft comience a escribir las historias que habrían de hacerle famoso, siendo "Dagón" su primer relato publicado, en Noviembre de 1919. Lovecraft se lo envió a Edwin F. Baird, director de la revista "Weird Tales", junto con otros cuatro trabajos y una carta de presentación que invitaba a que se los rechazaran: si algún milagro le impulsara a Vd. a publicar mis cuentos sólo tengo una condición que presentar, y es que no deben hacérsele recortes; incluso confesaba que sus textos habían sido rechazados por otras publicaciones. Y a pesar de todo esto, Baird compró las cinco historias y sometió a Lovecraft a una indecible tortura al pedirle, como condición indispensable para su publicación, que las pasara a máquina.
En marzo de 1924, Lovecraft se casó con Sonia Haft Shifirkin Greene. Sonia era una mujer emprendedora, muy activa, que aparentaba ser mucho más joven. Era una mujer alta y elegante que ganaba un sueldo muy elevado como modista. Ella fue la base económica del matrimonio. Se trasladaron a Nueva York, un cambio que Lovecraft no llegó nunca a asimilar, a pesar de que se rodeó de un grupo de aficionados con los que formó el "Kalem Club", entre los cuales se encontraban Samuel Loveman, Frank Belknap Long, James F. Morton, etc. Se reunían una vez a la semana. Sin embargo, no consiguió adaptar sus costumbres a la vida de casado y pronto volvió a recuperar sus hábitos nocturnos. Cuando la situación económica empezó a empeorar, Sonia tuvo que marchar a otras ciudades, por periodos de varios meses, pero Lovecraft nunca la acompañó. Se quedó refugiado en su casa, rodeado por los objetos que le daban seguridad. Se dice que, por aquella época, llevaba siempre un frasco de veneno encima. Su salud se debilitó y, cuando sus tías le propusieron trasladarse con ellas a Providence, aceptó de inmediato. El 25 de marzo de 1929 Sonia y Howard firmaron el acuerdo de divorcio.

Lovecraft se esforzó toda su vida por convertirse en un auténtico caballero, con toda la afectación que se le puede suponer al término. Afirmaba que escribía por placer y defendía el arte por el arte. Alababa la ociosidad y la holganza, manteniendo que a un artista debería proporcionársele todo lo necesario para subsistir con tal de que pudiese ocupar su tiempo en crear. Jamás regateaba ni intentaba comerciar con sus escritos. Cuidaba un aspecto que resultaba anticuado. Y hablaba de forma pedante; según Sprague de Camp, era de los que en vez de decir voy a tomar un trago, decía voy a procurarme un poco de refresco líquido. Según Sonia jamás empleó la palabra amor con ella; solía decirle cariño, no sabes cuanto te aprecio. Todos los que le conocieron coinciden en calificarle como una especie de diccionario parlante. Y sin embargo resultaba sumamente agradable su compañía, era muy amable y en las reuniones la gente se sentía pronto cautivada por la conversación de aquel tipo alto, reservado, dotado de un agudo sentido del humor, inesperado ante su rostro imperturbable.

Lovecraft escribió: Todas mis narraciones, aún cuando no guarden relación entre sí, se basan en la tradición o leyenda según la cual este mundo estuvo habitado en épocas anteriores por otra raza que, como consecuencia de las prácticas de magia negra, perdió su dominio y fue expulsada, pero vive en algún lugar del exterior dispuesta en todo momento a volver a adueñarse de la tierra. En su ensayo "El horror en la Literatura" expone qué es lo que más le preocupaba a la hora de escribir un relato: El factor más importante de todos es la atmósfera, ya que el criterio último de autenticidad no reside en que encaje una trama, sino que se haya sabido crear una determinada sensación.
Quizá porque odiaba el pescado, muchas de sus criaturas tienen forma anfibia y orígenes submarinos. Muchas de sus historias se basan en un esquema según el cual un hombre soltero, solitario, a quien a menudo le gusta pasear por las noches, se siente impulsado a investigar algo misterioso, lo cual le lleva al descubrimiento de fuerzas ancestrales, monstruos de otro tiempo y lugar, nuevas dimensiones... y se queda paralizado por el miedo, a veces viendo cómo van a atraparle. En alguna que otra historia acaba escribiendo algo así como: están ahí, las fuerzas ocultas del Ser Innombrable, vienen a por mí... Yog-Sothoth... se acercan... (Cuando yo leía esto siempre me llamaba la atención que en una situación de este tipo el protagonista tuviese el ánimo de escribir).

De no ser por sus amigos, Lovecraft habría publicado todavía menos de lo que lo hizo. Era sumamente autocrítico y negativo. En cierta ocasión, Lovecraft expresó: siento una especie de repugnancia a enviar nada de lo que ha sido rechazado anteriormente. Mandaba sus relatos a varios de sus corresponsales pidiéndoles su opinión y bastaba con que a uno de ellos no le gustase para que se considerase un escritor fracasado. Derleth siempre le recriminaba su actitud negativa. Su fatalismo podría resultar ridículo si no fuera trágico. Llegó a afirmar que su obra era excesivamente extravagante y melodramática, y carente de profundidad y sutileza... Mi estilo es malo también; está lleno de recursos retóricos evidentes y lugares comunes y repeticiones. Se aleja bastante de la sencillez estricta, objetiva, que es mi meta.
William L. Crawford, que había lanzado una revista llamada “Unusual Stories”, se propuso publicar en 1936 "La sombra sobre Innsmouth" en forma de libro. La falta de dinero puso fin a su proyecto, a pesar de lo cual llegó a imprimir y encuadernar 150 ejemplares que fueron los únicos libros que vio Lovecraft con su nombre en toda su vida.

Es en 1936 cuando aparecen lo que él denominaba "trastornos digestivos" y que era en realidad un cáncer de colon que acabó con su vida el 15 de marzo de 1937. El último año lo pasó en la cama, con grandes dolores, apoyado en almohadones, tratando de escribir cartas o dictándolas a su tía. Fue enterrado en el panteón de su abuelo Phillips del cementerio de Swan Point. Su nombre se encuentra inscrito en la losa central, pero ninguna lápida señala su tumba.
La primera recopilación de la obra de Lovecraft fue publicada por "Arkham House" en 1939, con el título "The Outsiders and Others". Desde entonces, la estética lovecraftiana ha influido con indudable fuerza en muchos ámbitos de expresión. No sólo la literatura de terror sino también el cómic y el cine han sucumbido al influjo de este inventor de cosmos. Su sombra está presente en películas como "En la boca del miedo" o la mismísima "Alien".

domingo, agosto 02, 2009

Intermedio

Este blog permanecerá inactivo durante el mes de Agosto. Es necesario un descanso. Dentro de un par de días publicaré un post sobre un escritor que siempre me interesó: Howard Phillips Lovecraft. Espero que les resulte interesante y nos reencontramos en Septiembre.


martes, julio 28, 2009

Medallones



Zofia Nalkowska fue una importante escritora polaca que formó parte de la Comisión de Investigación de los crímenes nazis en Polonia, y fue esa experiencia la que inspiró este libro titulado “Medallones” (editorial Minúscula). Es un libro que nos golpea sin piedad, un libro que uno lee mientras se muerde los nudillos y parpadea con rapidez. Un libro pequeño, breve, pero de una contundencia aniquiladora, no apto para todos los estómagos.
En “Medallones” se reúnen ocho relatos que son testimonios directos de dramáticos acontecimientos sucedidos en torno al exterminio de los judíos. Gente que relata una vivencia atroz, con un tono desapasionado. Un hombre narra su trabajo como ayudante de un médico que hace jabón con cuerpos humanos; en el relato “En el fondo” una mujer describe las torturas sufridas; en “La mujer del cementerio”, se cuenta lo que una mujer oye al otro lado del muro que la separa del guetto (Aunque no lo veamos, lo oímos. Se oye como si algo blando diera contra el suelo. Plaf, plaf… No paran de saltar, prefieren saltar que quemarse vivos…); “Junto a la vía del tren” habla de los cadáveres de quienes intentan huir de los vagones que los llevan como ganado a los campos de concentración; “El hombre es fuerte” cuenta la experiencia de un hombre que trabaja enterrando los cadáveres de los judíos que son gaseados en el interior de los camiones que los transportan… Historias espeluznantes que nos recuerdan que ha habido una época en que la crueldad y el sadismo han llegado a muy altas cotas.
El horror desnudo, despojado de sentimentalismo, presentado en pequeñas y crueles dosis, se convierte en una bola difícil de digerir que nos hiere por donde pasa.

La realidad es soportable porque no la experimentamos en su totalidad. O no la experimentamos toda a la vez. Nos llega en fracciones de acontecimientos, en briznas de relatos, en ecos de disparos, en lejanas humaredas que se desvanecen en el cielo, en incendios de los que dice la historia que «reducen a cenizas», aunque nadie se imagina el alcance de estas palabras. Esa realidad que es lejana y al mismo tiempo se desarrolla al otro lado del muro no parece verdadera. Solo el pensamiento puede intentar recomponerla, fijarla y comprenderla.

Y en otro momento nos dice algo no por obvio menos terrible:

Esta empresa, pensada y realizada con tanto rigor, fue obra de hombres. Fueron hombres quienes la ejecutaron y hombres quienes la padecieron. Fueron hombres quienes a otros hombres depararon semejante destino.

lunes, julio 20, 2009

Publicar tarde

Ha habido escritores que han publicado tarde y aún así han conseguido llamar la atención. Uno de ellos fue Frank McCourt, que acaba de fallecer a los 78 años de edad a causa de una meningitis. McCourt se dio a conocer con la publicación de un libro autobiográfico que se convirtió en un inesperado bestseller: “Las cenizas de Ángela”. Cuando publicó dicho libro tenía 66 años. Ganó el Pulitzer y publicó tres novelas más: “Lo es”, “El profesor” y “Ángela y el niño Jesús”.

Frank McCourt ("El País")

No ha sido el único caso, por supuesto. Hay numerosos ejemplos de escritores que comenzaron su carrera literaria tardíamente.
Gesualdo Buffalino sobrepasaba los 60 años cuando publicó su primera novela “Perorata del apestado”. Yo recuerdo con especial cariño su libro “Las mentiras de la noche”.
“El sueño eterno”, la primera novela de Raymond Chandler, se publicó cuando éste tenía 51 años. Hasta entonces sólo había publicado artículos dispersos en revistas.
José Saramago consiguió publicar una novela a los 25 años de edad que pasó sin pena ni gloria. Se titulaba “Terra de pecado”. Guardó silencio durante más de veinte años. Su siguiente novela, “Manual de pintura e caligrafia”, la publicó en 1977, a los 55 años. Entre ambas había publicado tres poemarios: en 1966, 1970 y 1975. El premio Nobel de literatura se lo dieron en 1998.
Annie Proulx publicó su primera novela a los 51 años de edad, y la segunda, “Atando cabos”, con la que ganó el Pulitzer, la publicó a los 58, en 1993.
Charles Bukowski publicó su primera novela, “Cartero”, en 1969, cuando ya había cumplido los 49.
Luis Landero publicó “Juegos de la edad tardía” a los 41 años.
Eduardo Lago publicó su primer libro, “Cuentos dispersos”, a los 46 años. Y su primera novela, “Llámame Brooklyn”, con la que ganó el premio Nadal, apareció en 2006, y Lago tenía entonces 52 años.
El escritor valenciano Manuel Talens también publicó su primera novela a los 44 años.
Y tampoco podemos olvidar el caso de Alberto Méndez, que publicó “Los girasoles ciegos” a los 63 años. O el del propio Stieg Larsson, que comenzó a escribir novelas policiacas a los 47 años y falleció a los 50, poco antes de que la primera de ellas fuera publicada y se convirtiera en un fenómeno editorial. O el de la ganadora de la primera edición del Premio Nueva Novela, convocado por el periódico argentino Página 12, que resultó ser una joven autora de 85 años llamada Aurora Venturini.

Y la lista no acaba aquí, naturalmente.

jueves, julio 09, 2009

Tribulaciones de un sicario



Estuve en la presentación del libro “Tribulaciones de un sicario”, de Elena Casero, que tuvo lugar en en el local de la banda de música de Patraix. Un lugar amplio que se quedó pequeño para la ocasión. Se respiraba un ambiente amable y distendido. Elena estuvo acompañada por Mariano Vega, de “Editores Policarbonados”, quien alabó su estilo literario y su profesionalidad. Ella estuvo tranquila y habló del libro, de su afición por la escritura, contó que le gusta escribir a mano y que a veces maltrata a sus personajes, todo entre medias sonrisas y complicidades con un público participativo que abarrotaba el local. Pese a que las circunstancias me obligaron a ir corriendo, pude charlar con algunos amigos del espacio virtual, como Raúl, aunque a otros no tuve oportunidad de saludarles.



El caso es que fue un placer asistir a esta presentación y, por supuesto, me llevé a casa el libro “Tribulaciones de un sicario”. Un libro que se lee con interés, que te atrapa y te mete en la historia sin que te des cuenta. Una novela que se acerca a las comedias de situación, y presenta rasgos del género negro con dosis de humor e ironía, escrita con un estilo directo y cuidado. Mientras la leía venían a mi mente nombres como Tom Sharpe, Billy Wilder o el mismo Jardiel Poncela, de quien Elena incluye una cita en su presentación: Sólo unos pocos sueños se cumplen, la mayoría se roncan.

Anselmo de la Rua es un hombre que desciende de una adinerada familia. Las circunstancias le llevaron a la ruina económica y ahora vive en una pensión regentada por doña Celia, una mujer que le proporciona todo lo que necesita. Sin embargo, se siente en la obligación de encontrar trabajo y un compañero de la pensión, Ernesto Rubiales, le pone en contacto con un grupo de sicarios liderados por Matías, un anarquista de ideas radicales. Los miembros de este grupo tienen una circunstancia en común: todos son enfermos terminales, así que Anselmo finge estar también enfermo y consigue que lo acepten en la organización. Le encargan seguir a un hombre que dirige un museo y que vive en la que fue la antigua mansión de la familia de Anselmo.

Yo era un sicario de poca monta, sólo un hombre común al que la necesidad le había empujado a replantearse la vida, a enfrentarse a ella desde la barbarie. Alguien, personas a quienes yo no conocía, había preparado el atentado hasta el último detalle. Yo era, simplemente, el último eslabón de una cadena cuyo principio desconocía.

Y así va avanzando la historia, deambulando en pos de las circunstancias, como Anselmo tras el hombre al que vigila y que le llevará, de un modo inevitable, hasta su propio pasado. Jugará un papel importante en la trama otro de los huéspedes de la pensión, Antonio, maestro de instituto y con quien el protagonista vivirá cómicas situaciones.

Un libro ameno, ideal para llevarse de vacaciones y pasar un rato entretenido, escuchando esa voz narradora que nos transporta, con un punto socarrón, por una intriga bien urdida y divertida.

miércoles, julio 01, 2009

Unos enlaces

Quisiera recomendar un corto titulado Papiroflexia, de la directora Beatriz Alonso Aranzabal, que he descubierto gracias al blog de Clarice Baricco. Uno de sus alicientes es que está rodado en la librería especializada en libros de relatos “Tres Rosas Amarillas”, un lugar entrañable.

La escritora argentina Patricia Suárez, en su blog “Discreto encanto”, nos ofrece la posibilidad de descargar gratuitamente su interesante novela corta “Verde sobre morado”.

En el blog de la colección Vagamundos pueden leer un relato mío titulado “Causas perdidas” que espero les guste.


Añado tres enlaces a interesantes revistas digitales:

Está disponible el número 14 de "Narrativas".

"Agitadoras" va por el número cuatro.

Y debe estar a punto de aparecer el nuevo número de "Hermano Cerdo".

martes, junio 23, 2009

Millenium


Fui a ver la película “Los hombres que no amaban a las mujeres”, dirigida por Niels Arden Oplev, adaptación del primer libro de la trilogía “Millenium”, del escritor sueco Stieg Larsson, que falleció de un infarto a los cincuenta años, sin llegar a ver su obra publicada. La película tiene un buen ritmo y mantiene el interés durante sus más de dos horas de duración. El ambiente frío y los paisajes agrestes acrecientan la soledad de los protagonistas, que se mueven en un entorno hostil en el que las cosas pueden no ser lo que parecen, al más puro estilo de las novelas clásicas de detectives.

Un periodista de investigación, Mikael Blomkvist (Michael Nyqvist), se enfrenta a tres meses de cárcel por no poder probar las acusaciones que ha vertido en un artículo sobre un influyente magnate. Mientras espera el momento de cumplir la sentencia, recibe una propuesta de Henrik Vanger (Sven-Bertil Taube): Debe instalarse en la pequeña isla en la que reside la mayor parte de la familia Vanger, a la que sólo se puede acceder por un largo puente, y una vez allí investigar la desaparición, cuarenta años atrás, de la joven Harriet Vanger (Ewa Fröling), desaparición que tuvo lugar en un momento en el que se había reunido toda la familia. Desde entonces, alguien envía a Henrik, periódicamente, una flor seca y enmarcada como las que hacía Harriet. El viejo Henrik está convencido de que la asesinó un miembro de la familia y que dicho asesino es quien le envía esas flores para torturarlo, así que quiere ver si Mikael puede averiguar lo que ocurrió. Antes de contactar con Blomkvist, Henrik Vanger contrató a una agencia para que investigara sobre él. En dicha agencia trabaja una peculiar investigadora llamada Lisbeth Salander (Noomi Rapace), de aspecto un tanto andrógino y algo gore, con piercings y tatuajes, silenciosa y distante, que se ha metido en el ordenador del periodista y va siendo testigo de sus pesquisas hasta que, en un momento dado, decide intervenir.


Desde luego, el personaje de Lisbeth Salander resulta muy atractivo. Es sin duda una de las mejores bazas de la historia. Nos parece incomprensible en muchos momentos y eso incrementa nuestro interés. La interpretación de la actriz Noomi Rapace es muy eficaz, aunque supongo que habrá mucha gente que no la verá como la encarnación de la heroína que ellos han imaginado. Para mí, que aún no he leído ninguno de los libros, aunque debo admitir que la película ha acrecentado mi interés hacia ellos, Salander tendrá ya siempre las facciones de Rapace. He leído hace poco que el referente para muchos lectores, antes de aparecer la película, era la cantante P. J. Harvey. La versión inglesa de este libro aparece con el título “The girl with the dragon tattoo”, lo que me parece un dato elocuente sobre la importancia de dicho personaje.
Stieg Larsson, en la única entrevista que llegó a realizar, dijo: Tomé a Pippi Langstrump. Pensé: “¿Qué aspecto tendría actualmente? ¿Qué tipo de adulta sería? ¿Cómo la calificarían? ¿Una sociópata? ¿Una autista? Tiene una visión de la sociedad distinta de la de los demás. (O, visto de otro modo, no observa la sociedad del mismo modo que el resto de la gente.)”. La convertí en Lisbeth Salander, de veinticinco años, una chica que se siente como una extraterrestre entre la gente. No conoce a nadie ni tiene capacidades sociales en absoluto.


También el personaje Mikael Blomkvist, periodista de investigación, concienzudo y tenaz, que se enfrenta al caso como quien se dispone a resolver un acertijo, posee el magnetismo de los clásicos detectives, aunque con claras diferencias. En una carta a su editora, Larsson escribió: He intentado crear personajes principales que se distingan, desde el punto de vista dramático, de los arquetipos policíacos al uso. Así, Mikael Blomkvist no tiene ni úlcera de estómago, ni problemas con el alcohol, ni ansiedad. No escucha ópera ni se dedica a ningún entretenimiento raro, como construir maquetas de aviones o algo parecido.
Otro aspecto destacable es el aire de novela clásica de detectives que posee la trama, al más puro estilo Agatha Christie y que, a medida que avanza la investigación, se va convirtiendo en una historia más actual, con asesino en serie incluido. Un argumento escabroso, salpicado de datos inquietantes, como el pasado nazi de algunos miembros de la familia Vanger, que conducen la historia por un camino retorcido en el que no sabemos qué podrá aparecer detrás de cada curva.
Larsson era un gran amante del género policíaco: He leído historias de detectives toda mi vida. (…)Hice una lista de las cinco mejores novelas negras hasta entonces. Entre las que destaqué estaban Sara Paretsky, Val McDermid, Elizabeth George, Minette Walters. Casi todos los escritores de novela negra que he encontrado destacables son, por extraño que parezca, escritoras. Sé qué tipo de cosas me han sacado de mis casillas en historias de detectives. A menudo tienen que ver con una o dos personas, pero no suelen describir la sociedad que las rodea.

Larsson estaba muy concienciado en contra de la violencia de género y la marginación de la mujer. También le preocupaban los grupos extremistas, sobre los que investigó profundamente. Se dice que era un hombre que pasaba dieciséis horas delante del ordenador. Fumaba unos tres paquetes de tabaco diarios, bebía mucho café, se alimentaba de comida basura, no hacía ejercicio, escribía por las noches y dormía apenas cuatro horas diarias.
Ante este fenómeno, uno es testigo de la campaña mediática en torno a la aparición del tercer volumen de la serie, y no puede evitar pensar que debe ser un poco raro por no participar de esa desesperada voracidad. Nunca he sentido la necesidad de hacer cola ante las puertas de una librería para adquirir un libro en el momento exacto de su puesta en circulación. Ni Harry Potter, ni las novelas de Mankell, ni este Millenium. Parece que el aspecto consumista que rodea al asunto poco tiene que ver con el asunto literario, lo cual pronto es utilizado para descalificar los libros, tildarlos de literatura de consumo, acusarlos de baja calidad estilística, etc. No estoy de acuerdo con esa asociación de ideas. Así que, pese a todo, insisto en que me han entrado ganas de leer a Larsson.

Por otra parte, todo esto me ha llevado a descubrir al interesante autor de las ilustraciones de la edición española de los libros: Gino Rubert (México, 1969).

domingo, junio 14, 2009

Feria del Libro 2009


Este año he pasado por la Feria del Libro de Madrid muy fugazmente, apenas un vistazo. Las circunstancias se aliaron en mi contra desde el principio, qué se le va a hacer.

La Feria del Libro de este año, 68º edición, ha sido dedicada a la literatura francesa, aunque no tengo noticia de que haya contado con la presencia del último premio Nóbel, J. M. LeClezio, pese a que en algunos medios se dijo que pasaría por allí, ni del autor Jonathan Littell que tanto revuelo armó con su “Las benévolas”, escrita en francés pese a que el autor es norteamericano, ni de los mediáticos Amèlie Nothomb, Michel Houellebecq, Patrick Modiano o Yasmina Reza, por nombrar algunos de los más conocidos. Ni siquiera el último premio Goncourt, el franco-afgano Atiq Rahimi, que sí estuvo hace poco en el Hay Festival de Granada, se ha dejado ver por el Retiro madrileño. Pocos autores franceses se han acercado a este evento al parecer. Sólo he escuchado los nombres de Mathias Enard, Eric-Emmanuel Schmitt y el dibujante Jean Jacques Sempé. Una lástima. Al menos por proximidad podía haber sido una Feria plagada de actividades centradas en un panorama literario tan interesante como el francés.

Cuando estuve, pocos autores tenían admiradores haciendo cola para conseguir una firma. Quizá quien más me llamó la atención fue Federico Moccia, un escritor que ha sido presentado como un fenómeno editorial en Italia. Su primera novela, “A tres metros sobre el cielo” se la autopublicó al no conseguir que ninguna editorial se interesara por ella. Firmaba su libro “Tengo ganas de ti”.

En una de las casetas estaban Ángel Zapata y Medardo Fraile, dos escritores de referencia. Firmaban toda su obra, aunque quiero destacar de nuevo las memorias de Fraile, que acaban de aparecer en Pre-Textos con el titulo “El cuento de siempre acabar”.



Estuvo Javier Cercas, con motivo de la publicación de su libro sobre el 23-F, “Anatomía de un instante”, con el que debuta en la editorial Mondadori.


También Ángela Becerra, flamante Premio Casa de América con su novela “Ella, que todo lo tuvo”.



Vicente Verdú, un autor que me interesa desde hace tiempo, desde que seguía fielmente sus breves relatos (o articuentos) en “El País Semanal”. Es sociólogo y ha escrito ensayos como “El éxito y el fracaso”, “China superstar”, “El estilo del mundo”, “El fútbol, ritos, mitos y símbolos”, “Señoras y señores”, “Días sin fumar”, “El planeta americano”, etc. Ha recibido numerosos premios, entre ellos el Anagrama de ensayo, el Julio Camba de periodismo, el premio Espasa, etc. También es autor de los libros de relatos “Héroes y vecinos” y “Cuentos de matrimonios”. Y no he citado, ni de lejos, toda la producción de este escritor. Su último libro publicado es “El capitalismo funeral”.



Me sorprendió ver por allí a Mercedes Salisachs, con un aspecto estupendo. Esta mujer no sólo continúa escribiendo a sus más de noventa años, sino que acaba de ganar el IX Premio de Novela Histórica Alfonso X El Sabio, con un libro titulado “Goodbye, España”, centrado en la figura de la reina Victoria Eugenia. En 2007 había publicado “Entre la sombra y la luz”.


También estaban por allí Manuel Rivas, Maruja Torres, último premio Planeta, Antonio Gala, Andrés Trapiello…


En una de las casetas anunciaban la presencia de David González, el poeta asturiano que acaba de publicar “Loser” en Bartleby editores. Pero no pude esperar a que llegara, pues quería asistir a la entrega de los Premios Tormenta que, en su tercera edición se llevó a cabo en la Casa del Libro de la calle Fuencarral, 119. Fue una velada francamente grata que finalizó con una comida en un restaurante mexicano, del que salimos tan tarde que llegué a temer que los empleados se hubieran ido de allí dejándonos encerrados.


miércoles, junio 03, 2009

De Libros

Pronto iré a la Feria del Libro de Madrid, a perderme entre las más de trescientas cincuenta casetas, a pasar un calor inhumano, a caminar durante horas, impulsado por la curiosidad, y con la excitación que me produce sumergirme entre libros, buscando y descubriendo propuestas interesantes y acercándome a autores que firmarán sus obras. Así que voy preparando una lista de títulos que me interesan.

En primer lugar, acaba de aparecer la autobiografía de Medardo Fraile, con el título “El cuento de siempre acabar”, en la editorial Pre-Textos. Un acontecimiento literario de primer orden, teniendo en cuenta que se trata de uno de los más importantes escritores de este país, miembro de la llamada generación del medio siglo junto con Aldecoa, Ferlosio, Sánchez Santos o Lauro Olmo, por citar tan sólo unos cuantos nombres cuyas obras, tanto por temática como por estilo, deberían tener mayor presencia en el panorama actual. Además, el propio Medardo Fraile estará el próximo sábado 6 de Junio, de 12:00 a 14:00 horas firmando ejemplares de su obra en la caseta que la librería Tres Rosas Amarillas tiene en la Feria (caseta nº 54).



En el mismo sitio y a la misma hora estará también Ángel Zapata, por lo que si alguien no tiene todavía alguno de sus libros de cuentos éste es el momento de lanzarse a por ellos sin titubeos.










Otro libro que tengo que conseguir son los “Cuentos reunidos”, de Sherwood Anderson, editados en Lumen. También esta edición me parece digna de bombo y platillo. Sherwood Anderson es uno de los narradores norteamericanos más influyentes, precursor de esa estirpe de cuentistas que abarca desde Hemingway a Carver, Ford o Wolff. Que yo sepa, el único libro suyo que podía encontrarse hasta ahora era “Winnesburg, Ohio”, que lo editó Alianza Editorial hace ya bastante tiempo y desconozco si ha sido objeto de alguna reedición.



También acaba de publicarse el segundo libro de cuentos de Miguel Ángel Muñoz, cuyo título es “Quédate donde estás”. Un volumen muy esperado, después del interesante debut que tuvo con “El síndrome Chéjov”, nombre con el que también bautizó su magnífico blog, referencia obligada para todos los amantes del relato.







Otro libro que despierta mi curiosidad es “El miedo”, de Gabriel Chevalier, publicado por El Acantilado. Se trata de un relato antibelicista ambientado en la Primera Guerra Mundial del que he escuchado hablar maravillas y que, al parecer, motivó que el autor fuera duramente criticado en Francia y acusado de antipatriota.




También hay que tener en cuenta que este sábado se entregan los premios Tormenta en La Casa del Libro sita en la calle Fuencarral. Los ganadores de este año han sido:


Premio Tormenta al mejor libro publicado en castellano en 2008: “Todos los cuentos”, de Cristina Fernández Cubas (editorial Tusquets).







Premio Tormenta al mejor nuevo autor en castellano: “Rosas, restos de alas”, de Pablo Gutiérrez (editorial La Fábrica).







Premio Tormenta al mejor libro traducido al castellano en 2008: “Lo infraordinario”, de Georges Perec (editorial Impedimenta).

domingo, mayo 31, 2009

Barcelona



Hasta ahora, pensaba que las presentaciones eran una manera eficaz de asegurar que los libros llegaran a las librerías, al menos a aquellas en las que se llevaba a cabo dicho acto. Sin embargo, cuando estaba entrando en Barcelona, sumergido en pleno atasco, me comunicaron que mis libros no estaban en la librería Bertrand. Un problema con la distribución. Intentar conseguirlos en otra librería de la ciudad también era inútil. Sencillamente, el libro no se había distribuido en Barcelona.
Pese a todo, acudí a la cita. El personal de la librería pidió excusas, lo hizo incluso al principio de la presentación, asegurando que los libros estarían allí el martes o miércoles sin falta. Agradezco de verdad el modo en que la responsable de la librería gestionó el problema. La sala en la que se llevó a cabo la presentación era magnífica, acorde con una librería verdaderamente monumental, un paraíso para cualquier amante de la lectura.



Care Santos me presentó, explicando por qué le había gustado "Anónimos" y leyendo incluso un pequeño fragmento. Yo hablé de distintas interacciones que pueden surgir entre ficción y realidad. Francesc Miralles presentó a Hilario, incidiendo en los sorprendentes datos que uno va descubriendo en su libro "Mapa mudo" sobre los escritores y el lugar en el que se sienten cómodos para escribir. Jordi Cantavella leyó un texto de Hilario. Y el propio Hilario habló de su afición por fotografiar libros, y de una sociedad secreta que se dedica a buscar lugares en los que de modo irremediable surge el impulso de escribir, y, en definitiva, de la importancia de la literatura en su vida.



El tiempo se nos echó encima y casi nos tuvieron que sacar de allí porque tenían que cerrar las puertas. El ambiente fue amigable y distendido. Tuve la suerte de saludar personalmente a amigos de este blog como Antonia Romero, Rosa Ribas o Francisco Machuca. También sé que hubo algunos amigos más a los que no tuve oportunidad de saludar, y bien que lo siento.



Reseña

Dsdmona es una de las personas que estuvo en la presentación, pero tuvo que ausentarse antes de que terminara. En su blog acaba de publicar un texto sobre “Anónimos”. Pueden leerlo aquí.
También Lludria narra su experiencia en la presentación y publica algunas fotos en su blog "ancoras-e-bretemas". Pueden verlo aquí y aquí.
También Antonia Romero estuvo en la presentación y la comenta en su blog, así como su opinión del libro. Pueden leerlo aquí.

jueves, mayo 21, 2009

Fredric Brown y la gorra roja


Fredric Brown era un escritor de ciencia ficción con una imaginación portentosa. Autor de títulos clásicos como “Marciano, vete a casa” o “Universo de locos”. También cultivó el género policíaco, con títulos como “La noche a través del espejo”, “La trampa fabulosa” o “La bestia dormida”, por poner sólo unos ejemplos. Pero yo prefiero los relatos, siempre imaginativos, sorprendentes, con un tono burlón muy apropiado para el fin que persigue en ellos: retorcer el punto de vista del lector.

La última selección de relatos que realizó él mismo, se tituló “Paradoja perdida”. Un libro que editó en España “Martínez Roca” y al que guardo un afecto especial. En él hay un prólogo escrito por Elizabeth Brown, su segunda mujer. Es muy breve, apenas un par de páginas, pero lo he leído una y otra vez porque me parece magistral el modo en que describe la rutina y las manías del escritor.

Comienza con una frase que ya daría para llenar muchas páginas: Fred odiaba escribir. Pero adoraba haber escrito.

Habla de cómo postergaba el momento de sentarse a trabajar haciendo cualquier otra cosa. O de sus viajes en autobús de línea, por la noche, buscando la concentración necesaria para solucionar un argumento.
Elizabeth nos confiesa incluso que ella misma no es una apasionada del género de la ciencia ficción, porque la mayoría de las obras de este género le parecen excesivamente técnicas. Pero no ocurre así con las obras de Fredric Brown, que suelen ser muy amenas.

Y uno de los episodios que más me gusta de este prólogo es el de la gorra roja, así que lo transcribo literalmente:

Fred caminaba de una habitación a otra cuando urdía el argumento. Puesto que los dos estábamos en casa buena parte del tiempo, tuvimos el problema de que yo le hablaba mientras caminaba, y así interrumpía el hilo de sus pensamientos. No le gustaba. Después de probar varias soluciones que no dieron resultado, le aconsejé que se pusiera su gorra de algodón rojo cuando no quería ser molestado. Poco después, le miraba automáticamente la cabeza antes de abrir la boca.



Reseñas

Blanca Vázquez ha publicado una reseña del libro "Anónimos" y una entrevista, en su blog "El gusanillo de los libros". Pueden leerlo aquí.

Dichos textos también han salido en la revista digital "La república cultural", donde se puede encontrar una interesante entrevista con Hilario J. Rodríguez. Aquí.

Petrusdom narra en su blog "Montañas de silencio y profundos ríos de palabras", sus impresiones sobre el libro "Anónimos". Aquí.

domingo, mayo 17, 2009

Ya lo dijo Casimiro Parker















Acudí a la presentación de los dos libros que acaba de sacar la editorial “Ya lo dijo Casimiro Parker”. Anteriormente había publicado “Canción de cuna para un héroe”, de Oscar Aguado y “Si Dios me pide un bloody mary”, de Carlos Salem. Ahora aparecen “Tic tac, toc toc”, de Isabel García Mellado y “No hay camino al paraíso”, que reúne dos poemarios: de Javier Das y José Ángel Barrueco respectivamente.

Ante eventos así, se hace evidente que hay mucha gente luchando por sacar adelante proyectos literarios que merecen ser tenidos en cuenta. La presentación estuvo a cargo de los autores y el editor. El poemarío de Isabel García Mellado es intimista y destila sinceridad. Leyó algunos de sus poemas, con una voz dulce que contrastaba con la crudeza de su mirada. Por otra parte, los de Javier Das y José Ángel Barrueco, como explicó éste último, se complementan en el sentido de que uno habla sobre la ausencia del padre y el otro sobre una presencia del padre que es observada con dureza y llega a resultar asfixiante.
Libros de poemas. Poemas narrativos, cortantes, de los que producen esa raza de poetas que sangran versos y los lanzan como cuchillos.
Los libros tienen un formato muy atractivo y están editados de un modo impecable.



Me alegré de poder saludar a José Ángel Barrueco, autor de un blog muy interesante llamado “Escrito en el viento”. Sabía que era un buen narrador, pero es ahora cuando descrubro sus contundentes poemas.

No sé lo que dijo Casimiro Parker, pero sin duda merece ser escuchado.



Agradecimiento


Quiero agradecer el amable texto que Conde-Duque me dedica en su blog "Los evangelios de la risa absoluta".
Pueden leerlo aquí.

martes, mayo 12, 2009

Aniversario

Este blog cumple tres años.
He de reconocer que sigo sintiendo una especie de vértigo cada vez que le doy a la tecla “publicar”.

Lo verdaderamente importante son los visitantes del blog. La relación de afecto y complicidad que traspasa la barrera cibernética para convertirse en algo tangible, real.
Muchas gracias a todos por esta ahí.

Y como veo que no suele haber mucha música en este espacio, he decidido celebrar el aniversario con unos videos que espero les gusten.

En primer lugar, el pianista Keith Jarret:




Ahora, La Musica Notturna Delle Strade Di Madrid No. 6, OP. 30, de Boccherini




Una canción de Manolo Tena




Y el grupo Lighthouse Family





Un fuerte abrazo.


Apuntes

-Carmen Fernández Etreros comenta en su blog "Un universo de cosas mínimas" la presentación de "Anónimos" y "Mapa mudo" en Madrid.
Pueden leerlo aquí.

-Pepe Cervera también ha comentado el libro "Anónimos" en su blog "El tacto de un billete falso". Aquí.

-Elèna Casero, en su blog "Ad libitum", habla de la presentación en Valencia. Aquí.

domingo, mayo 10, 2009

Valencia-Madrid-Zaragoza

Esta semana fue intensa. Los libros "Mapa mudo" y "Anónimos" continúan su periplo.

En Valencia estuve arropado por familiares y amigos. Se notaba que estaba en casa. Tuve la oportunidad de conocer personalmente a Elena Casero. También estuvo Daniel Gascó, el dueño del mejor videoclub de la ciudad: Strómboli. Y Pepe Cervera, y ese grupo con el que terminamos cenando en una terraza de la Avenida Blasco Ibáñez. Y todos los que se acercaron a acompañarnos en un momento tan especial.



En Madrid me presentó Oscar Esquivias, que repasó nuestra relación y se mostró muy generoso conmigo. Fue un auténtico lujo contar con un escritor de su categoría en un momento como este. A Hilario J. Rodríguez lo presentó Fernando Rodríguez Lafuente.

Fue una gran alegría contar con la presencia de Medardo Fraile, que vino con su mujer; y con la de Angelina Lamelas. También pude saludar a Conde-Duque, a Carmen Fernández Etreros, a Miguel Ángel Zapata, y a otras personas que no menciono por no alargar estas letras pero cuyo encuentro me resultó muy feliz. El local “La buena vida” estuvo lleno de gente y el acto resultó, espero, ameno y entretenido.


En Zaragoza, visitamos primero la exposición de las ilustraciones de los libros de la colección Vagamundos, en la CAI. Fue una sensación extraña y gratificante ver mi nombre y mis dibujos en aquella sala.


Por último, la presentación en Zaragoza fue en la librería “Antígona”, donde nos recibieron sus dueños Julia y Pepe con una amabilidad y un cariño muy de agradecer. Ramón Acín presentó a Hilario y a mí me presentó Rodolfo Notivol, a quien no conocía. Rodolfo Notivol leyó un texto muy ameno y preciso. Es autor de un libro titulado “Autos de choque”, editado por Xordica, en cuya lectura me encuentro inmerso. Se trata de un gran libro.

Me encantó conocer personalmente a Mónica Gutiérrez y a Carlos Manzano.


Nos queda Barcelona, en la librería Bertrand, el día 29 de este mes, a las 20:00 horas.


Nueva reseña

Miguel Ángel Muñoz ha publicado una reseña de “Anónimos” en su blog “El síndrome Chéjov”.
Pueden leerla aquí.

sábado, mayo 02, 2009

Calendario de presentaciones

Las fechas de las próximas presentaciones de los libros de la colección Vagamundos de la editorial Traspiés: “Anónimos” y “Mapa mudo” son las siguientes:


MURCIA – 5 de Mayo
Foro Artístico. 21:30 horas
C/. Mesegueres, 6-bajo
Presenta Antonio J. Ubero e Hilario J. Rodríguez
En esta ocasión no podré asistir por cuestiones laborales, y bien que lo siento.


VALENCIA – 6 de Mayo
Casa del libro. Hora: 19:30 horas
Passeig Russafa, 11
Presentan autores y editor

MADRID – 7 de Mayo
La buena Vida. Hora: 20:00 horas
Calle Vergara, nº 10
Presentan Fernando Rodríguez Lafuente y Oscar Esquivias. Autores y editor


ZARAGOZA – 8 de Mayo
Librería Antígona. 20:00 horas
C/. Pedro Cerbuna, 25
Presentan Rodolfo Notivol, Ramón Acín, autores y editor.

Además, en Zaragoza se expondrán las ilustraciones y fotografías que acompañan los textos de los cuatro primeros títulos de la colección “Vagamundos”:

Exposición en Zaragoza – Del 4 al 16 de Mayo
Textos cautivos
Entrada libre. Horario de exposición: Inauguración a las 19:00 h. Resto delos días de lunes a viernes de 18:00 a 21:00 h. y sábados de 11:00 a 13:30y de 18:00 a 21:00
CAI. Centro Joaquín Roncal de la CAI. San Braulio 5-7, Zaragoza.

BARCELONA – 29 de Mayo
Librería Bertrand. 20:00 horas
Rambla de Catalunya, 37
Presentan Care Santos, Francesc Miralles y autores.

No vayan a pensar que yo he publicado un libro para tener una excusa con la que irme de viaje. Lo cierto es que está siendo una experiencia muy enriquecedora, que me está permitiendo poner cara a no pocos amigos de este blog.
Espero que muchos de vosotros podáis asistir.






Nueva Reseña

Francisco Ortiz comenta mi libro “Anónimos” en su recomendable blog: “Novela negra y cine negro”, lo cual le agradezco.

Pueden leer su texto aquí.

martes, abril 28, 2009

Novelas de quiosco


Hace unos días falleció Corín Tellado, una autora con una legión de lectores que siempre se quejó de no haber recibido ningún reconocimiento literario. Era una autora de novelas populares, de las que ahora identificamos con el término “pulp”, que es como se las conoce en Estados Unidos. Una literatura ligera, que se lee con facilidad, capaz de conmover a millares de personas, y que no tenía el cuidado estilístico como una de sus prioridades. Estas obras son también conocidas como “libros de consumo”, “novelas de quiosco”, “bolsilibros”, etc. Se trataba de obras que, por su destino comercial, tenían que ajustarse a una serie de condiciones entre las que no se encontraban precisamente la prosa elaborada o la profundidad psicológica de sus personajes. Las novelas de quioscos debían ajustarse a todos los tópicos del género en que se inscribiese cada título y derrochar acción y un estilo sencillo que se leyera con rapidez. Era corriente cambiar en los propios quioscos unas novelas por otras, sin tener en cuenta los títulos en muchos casos, pues todos prometían lo mismo a sus lectores: unas horas de evasión y emoción. Constituyeron un importante entretenimiento durante muchos años. Y tras ellas pueden encontrarse algunos escritores que dieron muestra de grandes aptitudes. Corín Tellado era todo un referente. También lo era José Mallorquí, creador de “El Coyote”. E incluso Marcial Lafuente Estefanía, un nombre indispensable en el género del western.

Se le debe reconocer a esa literatura de batalla el mérito de impulsar el hábito de la lectura, y ayudar a mucha gente a acercarse a obras de mayor calidad. Por otra parte, no me parece tarea fácil la de escribir una novela a la semana, y supongo que sólo la práctica y el oficio pueden ayudar a conseguir algo así. Algunos de los escritores que se dedicaban a esta tarea eran personas de amplia cultura y, seguramente, con posibilidad de abrirse camino cultivando otro tipo de literatura, si las circunstancias hubieran sido otras.

Unos autores que trabajaron la escritura de novelas con esfuerzo, con plazos de entrega abusivos, con la dedicación de un obrero, y que aún así supieron urdir tramas capaces de enganchar al lector. Muchos de estos escritores utilizaban pseudónimos que sonaban a nombres extranjeros, pues la editorial que publicaba dichas novelas tenía fundadas razones para pensar que un hombre llamado Silver Kane vendería más que Francisco González Ledesma, pese a que se trate de un autor cuya profesionalidad y valía está fuera de toda duda y que ahora, libre ya del esclavizador pseudónimo, sigue demostrando que es un escritor de probada solvencia, especialmente en el terreno de la novela negra. Incluso fue ganador del premio Planeta en 1984. Sobre este oficio escribe en su libro autobiográfico “Historia de mis calles”, unas amargas palabras: Luego comprendí, al cabo de los años, que con aquel trabajo había estado sometido a un aprendizaje de perro, y que le debo gratitud, porque me enseñó a narrar con una cierta facilidad, a buscar efectos, a dosificar las emociones y a crear personajes con alma. Me enseñó también a sufrir, porque pocos trabajos causan tanto sufrimiento como los del escritor vendido.

Pascual Enguídanos, considerado un clásico de la ciencia ficción española gracias, entre otras muchas obras, a su saga de los Aznar, utilizó también un pseudónimo: George H. White.
Otro de aquellos autores era Curtis Garland, nombre tras el que se encontraba el escritor Juan Gallardo Muñoz y cuyas memorias se acaban de publicar ahora bajo el título “Yo, Curtis Garland” (editorial Morsa). Este hombre había quedado finalista en un concurso literario con su novela “Mañana es demasiado tarde”, novela que posteriormente mutiló y convirtió en una más de sus historias de quiosco titulándola “Sin tiempo que perder”. En el artículo en el que encuentro este dato leo también una frase que me parece acertada: renunció a la literatura para hacerse escritor.

A. Thorkent era el pseudónimo de Ángel Torres Quesada, que sigue publicando libros con su verdadero nombre y tiene un merecido prestigio entre los entendidos en ciencia-ficción.
También era muy popular Clark Carrados, que se llamaba en realidad Luis García Lecha, autor de más de dos mil novelas, que falleció en 2005. Una de sus novelas fue llevada al cine en 1968 con el título “El secreto del capitán O’Hara”.

O Keith Luger, cuyo verdadero nombre era Miguel Oliveros Tovar. O Alf. Regaldie, pseudónimo de Alfonso Arizmendi Regaldie. O tantos otros.
Yo recuerdo que me gustaban mucho las historias que venían firmadas por J. Chandley, un nombre bajo el que se encontraba, según encuentro en una interesante web, una mujer llamada María Luisa Vidal Alfonso. También recuerdo los nombres de Kelltom McIntire (José León Domínguez Martínez), o Joseph Berna (José Luis Bernabéu López). Nombres desconocidos cuya carrera parece haberse diluido tras sus pseudónimos, escritores de pico y pala, sin tiempo para pulir sus textos pero con la imaginación suficiente para conseguir que mucha gente soñara, en una época en la que no era fácil hacerlo.
Si alguien está interesado en este tema, recomiendo la lectura de la página personal de José Carlos Canalda.



Agradecimiento.
En este aparte, quiero agradecer el texto que Diarios de Rayuela le dedica en su blog a mi libro "Anónimos". Pueden leerlo aquí.