martes, mayo 07, 2019

Trifón Abad - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Por necesidad. Cualquier otra respuesta se alejaría de la auténtica razón, que es esa.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Hace años podía ser más metódico y relacionaba la creatividad con ciertos rituales: música, espacio, etc. Ahora, con dos hijos y trabajando como autónomo, me limito a buscar huecos. Debo estar bien atento, pues de lo contrario esos momentos se van volviendo invisibles y la sensación de necesidad se vuelve amarga. Hay que saltarles a la yugular cuando asoman o se evaporan. Escribo a fogonazos, en esos ratos; puede ser en un descanso laboral, en el móvil mientras espero en el dentista o sacrificando las siestas familiares del fin de semana. Uso notas en el móvil o en libretas para raptar las ideas y después intento jugar con ellas, les pregunto si tienen algo que decir y espero a ver qué responden.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Hasta ahora me ha interesado principalmente trabajar en historias relacionadas con el aislamiento y la incomunicación. Creo que de forma natural me inclino a abordar las fricciones inherentes a toda relación humana, después las rodeo de elementos discordantes o extraños. Intento divertirme hablando de asuntos serios.

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Creer en la historia una vez me enfrento a ella. Confiar en ella y en la intuición. Si otras ideas han quedado en la cuneta y esa no, es porque debe esconder algo. Es mi responsabilidad trabajar para desenterrarlo. Si me canso, pues cavo más fuerte.

5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?

Depende. A veces el detonante es una resolución y todo pide desembocar ahí (esas creaciones son, en mi caso, las más sencillas), otras parten de una idea abstracta y hay que alzar todo un castillo para ella; o de una frase, de una palabra, de un invento que no existe, de una brecha en la pared... Cada historia es diferente.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Uno no deja nunca de descubrir autores, desde clásicos pendientes hasta autores extranjeros o locales (pienso que la salud literaria de los escritores murcianos en estos tiempos es digna de mención). Pero si te refieres a esos autores a los que vuelvo de forma recurrente, mencionaría a Rulfo, Bradbury, Cortázar, Carver, Borges, Cheever, Salinger, Chesterton... Soy un lector de cuentos, principalmente. Es el género que más disfruto, también cuando intento escribir.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.

Solo he publicado un libro de cuentos hasta la fecha, se titula Que la ciudad se acabe de pronto. He tenido la suerte de haber recibido críticas generosas, especialmente tras haber sido elegido finalista del Premio Setenil el año pasado, hecho que ayudó a que no pasara del todo desapercibido. Pero sobre todo, me ha brindado la oportunidad de contactar y/o conocer personalmente a un cierto número de autores interesantes, a quienes admiro y de quienes aprendo a diario (aunque quizá ellos no lo saben). Esa es la mayor recompensa que estoy obteniendo durante esta primera aventura literaria.

Respecto al próximo proyecto, intento robar tiempo a las obligaciones para avanzar en lo que tengo entre manos. Trato de madurarlo y disfrutarlo, sin demasiadas prisas.



Trifón Abad (Murcia, 1979). Es licenciado en Periodismo y en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. Ha ejercido como periodista y actualmente dirige una agencia de marketing digital. En 2018 publica su primer libro de relatos, Que la ciudad se acabe de pronto (finalista del Premio Setenil). Ha sido finalista del Premio de Relato Cosecha Eñe y ha ganado el Premio Nacional de Cuento Leopoldo Alas Clarín, entre otros reconocimientos menores. Ha colaborado con diversos medios y en la actualidad publica reseñas literarias en La Verdad.

domingo, mayo 05, 2019

GRACIAS A DIOS, de François Ozon



Hay películas que podríamos calificar como necesarias, en el sentido de que aportan una visión diferente a algo ya conocido o que denuncian una situación que, de otro modo, corre el riesgo de perderse en ese maremágnum que conforma la información actualmente. Cualquier telediario practica a la perfección el arte de informar desinformando, que ya tiene mérito. Uno ve pasar las noticias más relevantes a toda velocidad, sin matices, sin análisis, para luego detenerse en banalidades y absurdos. Es el arte de que uno crea que no se le oculta información cuando en realidad no le están contando nada de nada. Pero a veces, hay algo de esa ráfaga que llama la atención de algún modo, y eso hace que un espectador se ponga a buscar más, a indagar en la historia, a recomponer el puzzle que hay detrás de la anécdota.

En una rueda de prensa, al arzobispo de Lyon, Philippe Barbarin, para responder sobre la actuación que había tenido la iglesia respecto a las acusaciones de pederastia contra el sacerdote Bernard Preynat, se le escapó decir: "Gracias a Dios, los delitos han prescrito". Una frase desafortunada sin discusión, y que deja entrever cuál era la postura de dicho arzobispo respecto a la cuestión que le estaban planteando, de dicho arzobispo en particular y de la iglesia en general, ya que parece ser que el Papa Francisco no ha aceptado la dimisión de Barbarin a pesar de haber sido condenado a seis meses de prisión por encubrimiento. Y esto acaba de ocurrir ahora mismo, después de la famosa cumbre de la Iglesia en la que se trató el problema de la pederastia.
Supongo que esa frase tan desafortunada (por llamarla de algún modo) fue la chispa que impulsó a François Odon a planificar esta película, y el resultado es impresionante. Un film, pausado, respetuoso en todo momento pero que denuncia sobre todo ese silencio encubridor que no tiene ninguna justificación. Y lo hace desde el respeto y poniendo el foco en el lado humano del asunto.

La película comienza cuando Alexandre (Melvil Poupaud) se entera de que el cura que abusó de él en la infancia sigue dando misa. Decide entonces denunciarlo a las autoridades eclesiásticas, ya que Alexandre es católico. A partir de aquí, de un modo paulatino, pero insistente, vemos que el personaje está dándose de bruces contra un muro de silencio que va a ser muy difícil derribar. Con este inicio, la película irá poniendo el foco en otras víctimas del sacerdote Preynat, como si cambiara de protagonista o estuviera estructurada en varios capítulos que, no obstante, forman un todo compacto y eficaz para la narración. De esta forma, vemos cómo cada uno ha intentado superar las secuelas de un trauma de este tipo, cómo cada uno se enfrenta a la situación de un modo diferente y cómo, después de todo, serán capaces de ponerse de acuerdo para alcanzar un fin común.


Una película que no habla de culpas ni estigmas, sino de justicia y reparación, que no contrapone venganza con perdón, que no se ensaña con el culpable, consciente de su desviación, sino con quien decide encubrirlo y mirar hacia otro lado. Una película que estuvo a punto de no poder estrenarse debido a una denuncia presentada por la iglesia. Pero, ante todo, es una lección de buen cine.

martes, abril 30, 2019

Cristina Monteoliva - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Porque no puedo dejar de hacerlo. Durante un tiempo, tal vez un mes, puede que dos, sí; pero no mucho más. Mi cabeza está llena de historias dando vueltas continuamente y las ganas de coger un boli y una libreta o teclear en el ordenador son siempre mayores que las de hacer cualquier otra cosa.
No sé si escribir es lo que mejor se me da (seguro que alguno que lea esto dirá que NO), pero, sin duda, es algo que no puedo evitar.

2.     - ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

En un mundo ideal, yo podría escribir en silencio siempre que quisiera; pero como el mío dista mucho de serlo, normalmente escribo por las mañanas, cuando encuentro ese rato de silencio. Si hay ruido, me pongo auriculares con cierto tipo de música clásica. Y si el plazo de entrega del escrito en cuestión se acerca, me olvido de todos y escribo a cualquier hora, a pesar de que mi vista se resiente a veces.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

La verdad es que me preocupan tantos temas, que si me pongo a nombrarlos, nos podemos pasar aquí todo el día, como se suele decir. Por enumerar unos cuantos: las desigualdades en el mundo, el medio ambiente (en general; la falta de concienciación ambiental, en particular), las mentiras que todos nos contamos para poder seguir viviendo, el feminismo, la verdadera amistad, Granada, el amor por los animales, el terror, la ciencia ficción, la manera particular con la que cada uno ve el mundo...

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Si alguna vez lo he tenido, ahora mismo no lo recuerdo.
No soy quién para dar consejos, por otra parte. No recomiendo a nadie, eso sí, que sea tan desordenado como yo.

5.     - ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo tienen todo planificado desde el principio?

Actualmente estoy en el medio. Intento planificar cada vez más, pero no tengo paciencia para dejarlo todo bien atado antes de ponerme a escribir. Normalmente, en cuanto tengo unas cuantas ideas claras, me pongo con el ordenador. Los problemas de la trama los suelo ver mejor conforme voy escribiendo la historia.
Vuelvo a decir que no recomiendo mi forma de hacer las cosas. Pero no creo que consiga nunca ser una persona tan organizada.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Soy más de libros que de autores, aunque se puede decir que he seguido con especial atención a algunas autoras como Marian Keyes, María Zaragoza, Anna Gavalda y Siri Hustvedt. Con respecto a los libros, por decir unos pocos: Por los pelos, de Marian Keyes; Avenida de la Luz, de María Zaragoza; Juntos, nada más, de Anna Gavalda; Todo cuanto amé, de Siri Hustvedt; El cuento de la criada, de Margaret Atwood; Drácula, de Bram Stoker y Siempre hemos vivido en el castillo, de Shirley Jackson. De mis lecturas más recientes, mis libros favoritos son Lectura fácil, de Cristina Morales; El aliado, de Iván Repila y Lo que más me gusta son los monstruos, de Emil Ferris.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.

Mi última obra publicada acaba de salir a la venta justo hace unos días (el 2 de abril, para ser más concretos). Se llama Gatitos y es una novela corta contemporánea en la que trato varios temas de actualidad (temas que nos deberían preocupar siempre, de hecho, pero que no os comento por no destripar demasiado la historia).
Hace años comencé a escribir un relato que no llegué a terminar por no saber muy bien cómo resumir y concentrar en pocas páginas todo lo que quería decir. Años después, alguien me propuso escribir una novela corta y no se me ocurrió otra idea que retomar aquella historia. La editorial en la que iba a ser publicada esta novela cerró antes de la fecha prometida de publicación, por lo que tuve que volver a empezar de cero. En fin, no quiero aburrir a tus lectores con mis dramas (algunos ya me tienen que soportar en redes sociales). Solo quisiera apuntar que el año que he pasado buscando la manera de que mi obra pudiera publicarse me ha hecho sentirme un poco como los personajes de la misma.
Para terminar, os dejo aquí la sinopsis oficial de Gatitos:

Dylan es un niño de once años al que le gusta escribir sobre un superhéroe desastroso llamado Malapata, apenas ve a sus padres, unos científicos muy importantes y ocupados, y en vacaciones viaja siempre con su tía Margot a lugares increíbles. Al otro lado del mundo, en un pueblo en el que los padres de Dylan no querrían vivir, le espera Sveta, una niña muy despierta de su misma edad. Sveta tiene dos gatitos, uno de ellos enfermo, una familia en la que solo hay mujeres y todo un día con el que vivir aventuras junto a Dylan. Un día tras el que, al igual que los gatitos abandonados que recogió Sveta de la calle, ni Dylan ni Sveta volverán a ser los mismos.



Cristina Monteoliva. (1978, Almuñécar). Vive en Granada. Es licenciada en Ciencias Ambientales y escritora. Autora de los libros Elías y los ladrones de magia y Corazones en barbecho. Durante cinco años dirigió la web de recomendaciones literarias "La Biblioteca Imaginaria", desde julio de 2008 hasta junio de 2013. Actualmente coordina "La Orilla de las Letras", un espacio en el que entrevista a autores, ofrece relatos propios y reflexiones varias sobre el mundo de la escritura. Gatitos, es su última obra publicada.

viernes, abril 26, 2019

Raúl Ariza - Antes. Entonces. Nunca





He tenido la suerte de seguir la carrera literaria de Raúl Ariza desde sus inicios, desde los relatos de su blog hasta la novela Un viaje sólo para hombres (Versátil, 2017), pasando por sus libros de cuentos Elefantiasis (Policarbonados, 2010), La suave piel de la anaconda (Talentura, 2012) y Glóbulos versos (Talentura, 2014), este último combina relatos y poemas. Su trayectoria, su evolución como escritor, resulta muy interesante y, de momento, culmina con la publicación de su nueva novela Antes. Entonces. Nunca (Talentura, 2019), un libro que supone, en mi opinión, un reto respecto a todo lo que había escrito hasta ahora, un reto del que sale airoso; y no sólo eso, sino un golpe de autoridad, alejado de la literatura fácil o del estilo simplón, alejado de las ideas insulsas o del espíritu flower power, para retar al lector a sumergirse en una experiencia de la que saldrá transformado, una trama que le va a exigir toda su atención. Este no es un libro de entretenimiento, esto es alta literatura.

Encabeza el libro una cita de Narciso, de Germán Sánchez Espeso: "Esta historia podía haber sido limpia y bonita…" Todo un aviso para navegantes. Y Raúl Ariza rinde efectivamente homenaje a esa novela, que ganó el premio Nadal en 1978. Por ejemplo, la esposa del protagonista se llama Lía, como la amada del protagonista de Narciso.

La historia podría definirse como la radiografía de un personaje, la disección de un hombre que se ama a sí mismo por encima de cualquier otra cosa y que vivirá un particular descenso a los infiernos. Está estructurada en tres partes. "Lo que sucedió antes", la primera, narrada en primera persona y centrada en episodios del pasado del protagonista, nos habla de su infancia, de su éxito, de su historia de amor y del terrible suceso que trastoca toda su existencia. "Lo que sucedió entonces", la segunda, narrada en segunda persona y centrada en un momento concreto, nos muestra a un hombre atormentado por la culpa, inmerso en su particular infierno, pretendiendo quizá deshacerse de su humanidad. Y "Lo que nunca sucedió", la tercera, narrada en tercera persona y que parece situarse en un tiempo posterior a lo narrado anteriormente, aunque tal vez, lo que hace, es abrir nuevos interrogantes a una historia de por sí desasosegante. Después de todo, llegar al final, tal vez no sea más que volver al principio.

Antes. Entonces. Nunca, de Raúl Ariza, no se termina en una primera lectura. Es una obra llena de matices, de referencias a las que hay que estar atento para captar, siquiera por encima, toda la compleja estructura que sustenta el relato, pero también es la historia de un ser atormentado, de las consecuencias de una tragedia, de lo imprevisible que puede ser el destino. Una trama y un personaje que obligan a seguir leyendo, a seguir indagando en el alma de un protagonista consciente de su atractivo y su magnetismo hacia los demás.

jueves, abril 18, 2019

Campaña


Campaña de ocurrencias, de meteduras de pata, de todo a un euro y yo más barato, de paquetes en oferta, de regalos dos por uno y además, de promesas grandilocuentes, de cuentos de hadas que no se cumplirán y lo sabemos aunque finjamos ilusionarnos, compromisos con la mano en el pecho que serán olvidados al día siguiente, de impuestos que bajarán pero que nos constarán más caros, de donde dije digo digo diego, de reproches cruzados, de falsas acusaciones, medias sonrisas de pistoleros del oeste, de insultos, de odio, de abucheos, de cerrar filas y cerebros, de amenazas y sonrisas de hielo, de mentiras sin los dedos cruzados. Campaña decepcionante de seres mediocres sin capacidad de liderazgo, de gente triste que ya no puede creerse nada, que no tiene ilusiones, y lo mejor sería virgencita que me quede como estoy. Campaña donde los que más quieren hacer por el país son los que desean no pertenecer a él, donde la educación de los hijos es de vital importancia para que cada uno siembre sus ideas, por lo que la seguirán cambiando según quien gobierne. Campaña de enfrentamiento, no de dos Españas, sino de cien mil colectivos, de infinidad de sensibilidades esperando que alguien los ofenda para pedir cárcel aunque se pida libertad de expresión al mismo tiempo. Campaña de náusea que duele el alma, campaña que aflige, campaña de desencanto. Campaña que nos recuerda que habrá que hacer un esfuerzo sobrehumano para salir a la calle a votar, y que lo haremos con desdén, sin habernos creído nada de nadie.

lunes, abril 08, 2019

Pedro Ugarte - Lecturas pendientes



Supongo que puedo afirmar con rotundidad que la mayor tortura de un escritor son sus lecturas pendientes. Yo mismo, escribo ahora casi sepultado por montones de libros que esperan su turno para ser leídos. Mientras tanto, escribimos, a veces sólo unos apuntes, ideas dispersas que reunidas en un volumen son consideradas como un dietario, algo que no es un diario pero tampoco es un mero cuaderno de notas, algo más personal que se inscribe en un género que cuenta con grandes maestros como Jules Renard, Paul Léautaud, Josep Pla e incluso podríamos añadir a Fernando Pessoa, con su inmenso Libro del desasosiego. Se han publicado recientemente interesantes dietarios: El Dietario voluble de Vila-Matas, Los Diarios de Iñaki Uriarte, Una cierta edad de Marcos Ordoñez, por citar algunos, a los que hay que añadir este Lecturas pendientes, de Pedro Ugarte.

Pedro Ugarte es un escritor con una carrera sólida, autor de libros como Los cuerpos de las nadadoras, Pactos secretos, Casi inocentes, Perros en el camino, Guerras privadas, Mañana será otro día, El mundo de los Cabezas Vacías, Nuestra historia, etc. Y ha sido merecedor de numerosos premios y reconocimientos.

En estas páginas, ofrece una imagen de sí mismo que desborda sinceridad. Se nos muestra como un humanista, pero, ante todo, como una persona con un gran sentido común, además de jugar con un humor socarrón e irónico que convierten la lectura en un atractivo juego intelectual. Destacan especialmente las reflexiones en torno al mundillo literario (sí, digo "mundillo" con toda la intención), con sus miserias y vanidades, sus gestos grandilocuentes y su rebeldía de salón. La inconfesable vanidad de ser reconocido por un autor al que admira y la resignación de su pretendido conocimiento sobre el lugar que ocupa como escritor.

"Conviene no olvidar que los poetas más nihilistas no pretenden otra cosa, con estas terribles reflexiones, que ganar el próximo certamen de versos provincial".

"Un texto resucita cada vez que alguien lo lee".

"Cualquier escritor de este tiempo ya ni siquiera espera que un colega le diga que ha leído alguno de sus libros: le basta con que haga ver que conoce su nombre, que le suena de algo".

"La verdadera naturaleza del cuento no radica en la brevedad de la lectura, sino en la rigurosa atención que demanda".

"Lecturas pendientes. Hace tiempo me resigné: no es posible leer todo lo valioso que se ha escrito, pero lo que sí se puede es no leer absolutamente nada de lo otro".

Encontramos también reflexiones sobre la vida, sobre lo que significa envejecer, sobre el fracaso y el destino, la política y la memoria. Así, nos cuenta cómo fue el momento exacto en que sintió que estaba envejeciendo, o la amarga ironía de encontrarse en un restaurante, de celebración, justo enfrente de donde un asesino (como se supo más tarde) torturaba a su víctima, o algunos de los días más tristes por la muerte de un familiar o un amigo, o el reencuentro con personas de su pasado. Y citas que despiertan su curiosidad o hechos históricos por los que confiesa interés.

"Recuerdo las zapatillas de mi padre, deformes, adaptadas a la hinchada forma de sus pies, dispuestas al lado de su cama, cuando acababa de morir: aquellas zapatillas que ya no servían para nada y para nadie. Fue al verlas inútiles, vacías, cuando empecé a llorar".

"Todo el mundo prefiere imaginar que vive en un lugar y un tiempo en que la vida no le ofreció ninguna oportunidad".

"El fanatismo y la tolerancia no tienen tanto que ver con las ideas concretas que uno sostenga como con cierta disposición personal a respetar o no a los demás".

"Te has vuelto definitivamente viejo el día en que ya no esperas nada de un fin de semana".

"La historia no es el pasado, es la interpretación del pasado".

Los dietarios son libros para ser subrayados, para detenerse a cada momento y reflexionar sobre lo leído, para discutir con el autor o rendirse ante su clarividencia. Pedro Ugarte vuelca en estas páginas todo lo que le llama la atención, lo que le genera un conflicto o le sorprende por el motivo que sea.

En un mundo cada vez más políticamente correcto, donde casi no importa en qué cadena de televisión sintonices los noticiarios porque todos se muestran sospechosamente uniformes, resulta muy estimulante encontrar a alguien que nos señale las imbecilidades e incongruencias que nos salen al paso a cada momento y que, a no ser que estemos muy atentos, apenas solemos percibir.

Chispazos de inteligencia, pequeños golpes en la mejilla que te estimulan a mirar a tu alrededor, a reconocer en tu propia vida todas esas imperfecciones, curiosidades o paradojas que el autor te va desvelando desde la suya.

lunes, marzo 25, 2019

Luis Quiñones - Crónica del último invierno




Luis Quiñones es un escritor que va desarrollando una obra sólida y coherente que debería ser más conocida y valorada. Es autor, hasta el momento, de cuatro novelas: El retrato de Sophie Hoffman (2008), Los papeles de Madrid (2013), Un hombre detrás de la lluvia (2015) y la que voy a comentar en este texto, Crónica del último invierno (2018). También es autor del blog Autobiografía por escribir…

Crónica del último invierno es una novela narrada en tres voces. Cuenta la historia del periodista jubilado Miguel Suárez, a quien le encargan la misión de averiguar qué pasó con un muchacho llamado Enrique Muñoz, desaparecido en los años setenta, esta es la trama principal que vertebra todo el libro. Por otra parte, se intercalan capítulos de estilo periodístico, que narran cómo era la España de aquellos años, los años de la transición, con los coletazos de un régimen agonizante que todavía tenía poder, y sigue los pasos del muchacho desaparecido: el artículo que escribe el periodista sobre su investigación. Por último, también se alternan capítulos narrados en primera persona, con una prosa más poética, los recuerdos de alguien que rememora su vida en los años clave en los que se centra la trama. Tres puntos de vista de una misma historia que no llegará a contemplarse en toda su magnitud hasta el final, pero que se va ensamblando con precisión a lo largo de la lectura. Tres historias que bien podrían formar tres libros distintos sobre un mismo tema y que, integrados en la estructura de la novela, le dan una dimensión caleidoscópica que supone un auténtico tour de force del que sale Luis Quiñones, no sólo airoso, sino definitivamente reforzado para ser considerado uno de los autores actuales a tener más en cuenta.

El libro realiza una completa revisión de los años de la transición, años complicados en los que, como dice en estas páginas, las autoridades públicas "formaban la misma estructura política e institucional que funcionaba durante la dictadura". El asesinato de los abogados de Atocha, el problema de la droga en los años 70, el asesinato de la estudiante Yolanda González, las torturas en la Dirección General de Seguridad, la legalización del Partido Comunista… rastros de una historia convulsa que dotan de un escenario real a esta historia de pesquisas en blanco y negro, de novela negra de cigarrillos y citas clandestinas, reforzada también por reproducciones de artículos de prensa o documentos oficiales.

Los personajes están perfectamente definidos, a través de pequeños detalles, de gestos, de su forma de hablar, destacando quizá el de Rosa, la amiga descreída que parece no pensar las cosas dos veces antes de decirlas.

El estilo de Luis Quiñones es preciso. Sus dotes de narrador quedan sobradamente demostradas con el ejercicio que realiza al cambiar alternativamente el estilo literario correspondiente a cada uno de los enfoques de esta historia de odios y rencores, que reflejan la realidad de una España herida que no termina de reconciliarse consigo misma. El modo en que integra los diálogos en el texto lo dotan de una oralidad muy apropiada, y convierten la lectura en un ejercicio ágil y casi hipnótico.

No estaría mal que esta obra, después de tantos libros que han revisado la etapa de la guerra civil, inaugurase también una revisión de unos años, los de la transición, que estuvieron llenos de tensiones y de violencia, escenario perfecto para intrigas y pesquisas de una época que no carece de tintes tenebrosos, sin duda de gran interés para ambientar la mejor novela negra española, aquella que remueva las llamadas cloacas del estado.

Crónica del último invierno es un libro ameno, una historia detectivesca que se lee con avidez, pero es también una obra comprometida que no elude los pasajes incómodos y habla de asuntos que a menudo parecen querer olvidarse o, al menos, preservarse en una urna de cristal a prueba de grietas, y es, por encima de todo, un libro escrito con pulcritud y precisión, perfectamente planificado, un reto literario del que el autor sale airoso y demuestra sus dotes, su calidad. 
Luis Quiñones ha escrito un gran libro.



martes, marzo 19, 2019

Fallas 2019

Un año más os invito a ver algunos de los monumentos espectaculares que han invadido las calles de nuestra ciudad en estas fiestas de arte y ruido.

Convento Jerusalén - Matemático Marzal

L´Antiga de Campanar (1er premio) 

Plaza del Pilar (2º premio)

Almirante Cadarso - Conde Altea

Na Jordana

Reino de Valencia - Duque de Calabria

Sueca - Literato Azorín

Cuba - Literato Azorín

Plaza del Ayuntamiento

Plaza del Ayuntamiento

Plaza de la Merced

Marqués de Sotelo

Plaza del Dr. Collado

Falla infantil

Plaza de la Virgen tras la ofrenda de flores

lunes, marzo 11, 2019

Premios literarios


El Premio Biblioteca Breve, convocado por la editorial Seix Barral, es una referencia en el mundo literario. En su primera etapa lo ganaron nombres como Luis Goytisolo, García Hortelano, Juan Marsé, Vargas Llosa, Juan Benet… En su segunda etapa, encontramos nombres como Juan Bonilla, Clara Usón, Elena Poniatowska, Fernando Aramburu, Menéndez Salmón o Fernández Mallo.
La ganadora de este año ha sido la escritora Elvira Sastre por su novela Días sin ti.
Elvira Sastre es una joven poeta, que utiliza las nuevas tecnologías, es youtuber, y es instagramer, pero además, también es filóloga y traductora. Tiene muchos miles de seguidores, más de un millón al parecer. Perfecto.
Resulta evidente que la joven autora es un buen fichaje para cualquier editorial. De momento parece que se garantiza una importante venta de libros.
Pero al parecer no era suficiente, había que asegurar bien la jugada.
Al hacer esto, intentan vendernos a una autora joven, con su primera novela, como una autora de primera fila.
Y claro, estalla la polémica. La prosa simple y tópica que parece imperar en el libro es rápidamente criticada. Unos hablan del desprestigio de la literatura, del fango comercial que embarra las sacrosantas letras. Y otros nos dicen que tampoco es para tanto, que no seamos ingenuos, que ya sabíamos que los premios están dados y se planifican bajo una óptica estrictamente comercial. (Aunque, al menos, deberíamos poder pedir que se disimule un poco).
Los que se quejan son esas élites puristas que ya criticaron el Nobel a Bob Dylan, esos, entre los que parece que me encuentro yo, aunque nunca me consideré élite de nada y mucho menos un purista.
Sí, es cierto. Ya lo sabemos. No se debe confiar en los premios. Es una cosa que es bien conocida, hombre, ¿qué pensabas? El mundo funciona así, despierta que parece que estás en Babia.
La gente sigue participando en el juego, quizá soñando que tal vez algún entendido lea su libro y, aunque no gane el premio, porque ya sabemos que blablablá, a lo mejor le dé por recomendarlo, por hacer algo a favor de la buena literatura. Una quimera. Un sueño ingenuo. Olvídate y espabila.
Pero digo yo, si es algo que todo el mundo sabe, ¿no debería hacerse algo? ¿Hay que aceptar que las cosas sean sucias porque sí? Los premios están dados y los políticos son corruptos y si a alguien le das monedas de cambio de más se las va a quedar, ya se sabe todo esto, no hay que ser pardillos. ¿Tampoco hay que denunciarlo? ¿No tenemos derecho a pedir que no se juegue con las ilusiones de nadie y que no nos vendan una cosa por otra?
Qué pena ¿no?
A mí me parece muy triste resignarse a esto. Pero más triste aún es que si muestras tu discrepancia, te llamen purista o, directamente, tonto.
Miren, a mí me parece que lo mejor es que los premios no se convoquen: que se den directamente y ahorren a los cientos de tontos que se suelen presentar (unos 742 en la convocatoria que nos ocupa) el dinero de las fotocopias y del envío y, por supuesto, la consiguiente desilusión. 

Crítica en El Cultural.

Primeras páginas del libro.

Bases del Premio.

Entrevista a Elvira Sastre. (Lean la sexta pregunta, y respuesta, contando desde el final)

lunes, febrero 25, 2019

Premio Nobel de Literatura Alternativo 2018



Como todo el mundo sabe a estas alturas, en 2018 la Academia Sueca no concedió el Premio Nobel de Literatura, debido a que se vio envuelta en un monumental escándalo como consecuencia del cual dimitieron varios de sus miembros. El caso es que todo empezó con un artículo publicado en The Guardian en el que se acusaba a Jean-Claude Arnault, marido de la académica Katarina Frostenson, de violación y acoso sexual. También se decía que solía influir en la elección del premiado y que en ocasiones había filtrado el nombre del ganador antes de tiempo para influir en las casas de apuestas.

A la vista de este artículo, la secretaria perpetua de la Academia, Sara Denius, contrata un despacho de abogados, encarga una investigación interna y anuncia que en 2018 no se entregará en Premio Nobel de Literatura. Se desata un auténtico torbellino entre los académicos y se suceden las dimisiones. Al parecer, en este cruce de acusaciones no se salva nadie, incluso dimite la secretaria perpetua. Este es en líneas generales el panorama.

Ante esta situación, aparece una especie de Academia alternativa, constituida por libreros e intelectuales suecos. La iniciativa parece surgir de la periodista y escritora Alexandra Pascalidou. El sistema ha consistido en invitar a todos los bibliotecarios del país a elegir a sus autores favoritos, de cualquier parte del mundo, con el requisito de que deben haber escrito al menos dos libros y uno de ellos en los último diez años. De esa consulta se nominarían cuatro finalistas y un jurado tomaría la decisión final.

Entre los autores elegidos han estado Adichie Chimamanda, Cormac McCarthy, Paul Auster, Siri Hustvedt, Joyce Carol Oates, Jamaica Kincaid, Peter Stamm, Arundhati Roy, o incluso J. K. Rowling. (Supongo que ninguno de estos nombres escandalizará a nadie después de que se haya dado un Nobel de Literatura a BobDylan).

Pues bien, el 12 de octubre pasado se supo el nombre de la ganadora, que ha sido la para mí desconocida escritora Maryse Condé, natural de la caribeña isla de Guadalupe. Es autora al parecer de una veintena de libros y entre sus temas favoritos está el colonialismo y las señas de identidad, y plantea sus argumentos con una mezcla de realidad y magia. Actualmente reside en Francia. En España la editorial Impedimenta ha publicado su libro Corazón que ríe, corazón que llora. Antes ya había sido traducida por ediciones B y por el Fondo Editorial Casa de las Américas, aunque estas ediciones deben ser casi imposibles de encontrar.

El premio está dotado con unos cien mil euros. La ganadora se impuso a los también finalistas Neil Gaiman y Kim Thúy, después de que el cuarto seleccionado, Haruki Muracami (claro), solicitara expresamente ser eliminado de la lista.

Este año, en principio, la Academia sueca oficial otorgará dos Premios Nobel de Literatura, el de 2019 y el de 2018. Sería realmente curioso que uno de ellos se lo dieran a Maryse Condé.


Por si alguien quiere saber un poco más del tema, aquí os dejo algunos enlaces:








https://elpais.com/cultura/2019/02/20/actualidad/1550680348_630703.html (La foto de esta entrada es de Albert García y es la que ilustra este artículo).

lunes, febrero 04, 2019

Salón del Autor 360º

Los días 2 y 3 de febrero se celebró la segunda convocatoria del Salón del Autor 360º en Valencia, un Festival que espero que se consolide. Os aseguro que resulta una experiencia muy enriquecedora para cualquier aficionado a la literatura. Ha habido conferencias, talleres, mesas redondas, concursos, lecturas, firmas de libros... 
Os muestro algunas fotos.

Sergio del Molino en la inauguración del evento.

Mesa redonda sobre novela romántica, con Olivia Ardey, Yolanda Quiralte, Loles López, Ana Forner y Carla Crespo. (Foto de la web)


Mesa redonda sobre novela contemporánea en la que tuve la suerte de estar acompañado por Eva Monzón, Rosario Raro y Alberto Torres Blandina. (Fotos de la web)

Taller sobre pautas de corrección a cargo de Ángeles Pavía. (Foto de la web)

 Taller sobre el programa Scrivener, a cargo de José Luis Rodríguez.

Mesa redonda sobre relato y microrrelato, con Elena Casero, Vicente Marco y Óscar Hernández, moderados por Susana Gisbert.

Mesa redonda sobre Asociaciones de Escritores, a cargo de Juan Luis Bedins (CLAVE), Mila Villanueva (COCILYARTE) y José Manuel González (AEPC), moderados por Mauro Guillén.

El acto de clausura estuvo a cargo del escritor Santiago Posteguillo, último Premio Planeta, que dio una charla magistral.

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miércoles, enero 23, 2019

Marina Sanmartín - El jardín de los sospechosos



Marina Sanmartín se ha convertido en una de las voces más autorizadas para hablar de novela negra, así que no resulta extraño que, como escritora, practique el género. Es autora de las novelas, La clave está en Turgueniev, El amor que nos vuelve malvados e Informe sobre la víctima, además del libro de relatos La vida después.

El protagonista de su cuarto libro, El jardín de los sospechosos, es el fotógrafo Martín Guidú, que se ve en la situación de tener que asistir a una jornada de padres en el colegio de sus sobrinos para hablar de su trabajo. La acción se sitúa en la ciudad de Caivelan (anagrama de Valencia, de donde es natural la autora y que ya utilizaba este juego en su anterior libro). De un modo pausado nos va presentando a los personajes. La jornada transcurre con tranquilidad hasta que aparece el cadáver de una de las niñas y la historia se acelera al ritmo de una investigación policial al estilo de las clásicas historias de detectives. El policía Lorenzo Barriuso, un poco sordo y con apariencia de estar pensando en otras cosas, la profesora Natalia Holden y el propio Martín irán desentrañando los secretos que encierra el terrible suceso. El desenlace nos remite a las novelas de Agatha Christie.

El jardín de los sospechosos también es una novela de personajes, de conflictos internos, de seres solitarios que se necesitan aunque sus pasados les atormenten.

Un libro de prosa muy cuidada que se lee con agrado y que consigue mantener el interés, incluso en los capítulos en los que parece que no pasa nada. Se aprecia en todo momento el cuidado que pone la autora en los detalles, y, en alguna ocasión, nos encontramos con su delicado sentido del humor, contrapunteando una descripción, como de pasada.

En resumen, el libro me ha resultado extraño y desasosegante. Los pensamientos del protagonista remarcan toda la acción y colocan al lector no sólo junto al personaje principal, sino literalmente dentro de su cabeza, viendo e interpretando todo lo que ocurre desde su punto de vista. Una novela cuya lectura engancha.