jueves, junio 15, 2006

El asesinato de Richard Nixon


No tenía ninguna referencia sobre esta película cuando entré en el cine, a excepción de la frase del cartel, en la que se afirmaba que la interpretación de Sean Penn era soberbia. Esto no es ninguna novedad, cualquiera sabe que Sean Penn es uno de los mejores actores que hay ahora mismo en la industria del cine.

A los diez minutos estaba entusiasmado. Me sentía como la vez en que fui a ver "Taxi driver", película con la que tiene muchos puntos en común. Y pensé: ésta puede ser la gran película de nuestro siglo. Las referencias al mundo de las ventas, a los libros de autoayuda, a la familia desestructurada, a la soledad, a la inadaptación... Todo encajaba perfectamente. Sin embargo, me dio la impresión de que perdía fuelle en su parte central, que lo relacionado con la conversación que mantiene con su hermano, sobraba. Y luego, de repente, todo se aceleraba, en un final que también me recordó a "Taxi driver", un final violento e impactante que contrastaba con todo lo visto hasta entonces y que te dejaba más bien pegado al asiento.

Samuel J. Bicke es un hombre que se siente fuera de lugar, un inadaptado que odia lo que le rodea, odia que la gente tenga que mentir para ganarse la vida, odia que todo tenga que girar alrededor del dinero. Trabaja en una tienda de muebles y su jefe intenta instruirle dándole los más obvios consejos para convertirse en un buen vendedor. En un momento dado, le dice: ¿Sabes quién es el mejor vendedor? Richard Nixon, porque supo venderse dos veces con la misma mentira, diciendo que iba a acabar con la guerra de Vietnam. Así que, cuando quiera vengarse del mundo, su mente ideará un plan para acabar con Nixon: secuestrar un avión de pasajeros y estrellarlo contra la Casa Blanca. Sí, así es, en 1974, veintisiete años antes de los atentados a las Torres Gemelas de Nueva York, un americano ya tuvo esta idea, porque la historia de Samuel Bicke es real.

Hay momentos brillantes, destellos en una cinta que, por poco, no consigue la perfección a la hora de reflejar el proceso de degradación de un hombre. El momento en que el personaje encarnado por Sean Penn abraza al hijo de su amigo resulta muy emotivo y demuestra sobradamente las dotes de este actor. Especialmente significativo resulta el detalle de esa fotografía que intenta hacer a sus hijos cuando de pronto aparace la madre y los llama para cenar. Más tarde veremos en la casa del protagonista esa foto en la que sus hijos prácticamente le están dando la espalda. Tampoco tiene desperdicio la conversación con los Panteras Negras o con el director del banco al que intenta convencer para conseguir un crédito.

La pelicula ha sido dirigida por Niels Mueller, se trata de su primer largometraje y se ha rodeado de muy buenos actores, como Naomi Watts, Don Cheadle, y el australiano Jack Thompson, aunque el peso de la pelicula recae especialmente sobre Sean Penn, a quien creo que le ha perjudicado el doblaje. Cuando salga en DVD volveré a verla, pero en versión original.

1 comentario:

El Miope Muñoz dijo...

Puede que no sea (por lo que dicen) una película perfecta pero situarla en los tumultosos setenta la hacen un film interesantísimo.

¡Un saludo!